Antes de que sean las Doce

Capítulo 12

Al llegar a casa subí a Carolina cargada hasta a mí habitación, dejándola acostada en mi cama. Preocupado, verifique que todavía respiraba colocándole el dedo índice en la nariz y por suerte, sentí como de ella salía aire caliente. Me calmé un instante hasta que escuche el sonido del auto de mamá.

— Rayos — Fue la expresión que solté al analizar que mamá había llegado y yo me encontraba solo con Carolina en casa, cosa que estaban en contra las reglas de mamá y que de seguro me llevaría un gran castigo.

Salí de la habitación cerrando la puerta y bajé las escaleras para recibir a mamá como de costumbre.

— Mamá

— Luis — agregó mamá — Ayúdame con las compras — continuo ella estirando su mano donde tenía las bolsas de las compras — Y organízalas por favor.

— ¡Está bien! — Respondí. 
Mamá subió las escaleras y mi corazón empezó a acelerarse por miedo a que entrara en mi habitación y viera a Carolina en mi cama así que empecé a rezarle a todos los santos y energías existentes para que no entrara.

— Luis… ¿Sacaste la ropa sucia de tu cuarto?

— Mier*da ¡La ropa! — Fue mi expresión — No mamá, ya la saco.— Terminé de responder.

— No, no te preocupes. Yo la saco junto con la mía.

Entré en estado de shock al escuchar esas palabras que al mismo tiempo se repetían una y otra vez en mi cabeza. Mi corazón se aceleró nuevamente pero esta vez con más fuerza, empecé a sentir los latinos hasta el grado de que pensé que en algún momento se detendría y moriría a causa de un infarto por lo que acababa de escuchar. Dejé todo lo que estaba haciendo y salí a toda velocidad hacia mi habitación a intervenir en que mamá no entrara a mi habitación. Pero cuando llegué vi la puerta de mi habitación abierta, había llegado tarde… Mamá estaba dentro de la habitación.

Cuando ingresé intenté explicar lo que estaba pasando, pero me quedé pasmado en la entrada de la habitación al ver que Carolina no estaba en la cama acostada, ni siquiera estaba en la habitación, al parecer se había ido por la ventana pero… ¿A dónde? Si se suponía que estaba inconsciente o al menos eso creí yo. Mamá terminó de recoger mi ropa sucia y salió de la habitación. Cuando salió me dirigí hacia la cama tomando asiento y pensé que había pasado con Carolina, mientras pensaba bajé la mirada hacia el suelo y pude notar como unos dedos se empezaban a asomar debajo de la cama, los dedos salían y salían, convirtiéndose así en una mano completo que tomó mi pie. El susto que sentí en ese momento fue grande pero intenté no gritar para que mamá no se percatara de que estaba sucediendo en ese momento. Me armé de valor y tomé la mano que me agarraba el pie y saqué el cuerpo al que está estaba pegado, era Carolina muerta de la risa quien daba unas fuertes carcajadas. Tuve que taparle la boca con mi mano para que dejarás de hacer ruido.

— Hubieses visto tu cara de susto — añadió ella entre risas.

— Me asustaste — añadí entre risas también — ¿Porqué no me dijiste nada? ¿ Cuando despertaste?.

— Desperté cuando escuché a tu mamá decir lo de ropa sucia por cierto, esa ropa apestaba. Pero el punto es que cuando escuché a tu mamá me desperté y me escondí debajo de cama, creo que 6 años de amistad es suficiente para saber las reglas de tu casa. Además también sé que tú madre no quiere ser abuela por estos momentos, así que esa es una manera de evitarlo.

— ¡Claro! — Contesté.

En medio de nuestra conversación aparece de la nada una voz conocida que nos interrumpe. Era la voz de — ¿Iván? — pregunté mirando a Carolina. Sí , efectivamente era Iván que habla desde el reflejo del espejo del baño pero que en ése momento no pudimos entender lo que decía así que nos dirigimos hacia él.

— No pueden exponerse, las criaturas de la noche los conocen y no pueden estar solos en ningún momento — Dice Iván al momento en que llegamos al baño.

— ¿Porqué? — Preguntó Carolina.

— Porque ellos quieren hacer su misión, que es llevar el alma de Alex a las tinieblas, así como mi misión es llevar el alma de Alex al lugar celestial. Esto es una batalla entre criaturas celestiales y criaturas infernales, solo ganará el mejor.

— ¿Y que tenemos que ver nosotros?

— Pregunté está vez yo.

— Fácilmente, ustedes hacen parte de mi misión ya que con su ayuda podemos liberar a Alex y si cumplimos nosotros la misión, ellos vuelven al infierno, mientras que Alex y yo ascenderemos al cielo, lo que quiere decir que ellos harán todo lo posible porque yo pierda la misión y ellos la ganen para que se puedan quedar más tiempo aquí en este mundo y créanme que pueden llegar a lo que sean con tal de ganar. En pocas palabras, los pueden matar por salirse con las suyas, así que mucho cuidado.

Pasó un minuto de silencio mientras que intentábamos procesar lo que acabamos de escuchar. ¡Estábamos en peligro! — Pero no se preocupen — Iván interrumpió el silencio abrumador que teníamos al ver nuestras de preocupación — Para eso estoy aquí.

— Y… ¿Cómo se supone que nos ayudarás si solo te reflejas en los espejos? — Pregunté confundido.

— Veo que no tienen nada claro. Soy un Espíritu y puedo manejar los cuerpos humanos, me es todavía difícil porque nunca tuve, pero como dicen por ahí ‘La práctica hace al maestro'. Cómo bien saben, Carolina tiene una runa en su hombro. Esa runa es la encargada de que yo esté dentro de su cuerpo y lo pueda controlar, pero también hay otra forma que es la que no he puesto en práctica todos éstos tres mil años que llevo luchando con las criaturas de la noche y es simplemente tomar sangre humana, esto me ayudara a convertirme físicamente como un humano de verdad pero con poderes angelicales.

— ¿Y por qué no lo haces? Digo… Que tiene de malo. — Pregunté 
— Simplemente no conozco a la primera persona que se deje morder por algún espíritu sin importar que sea bueno o malo, al fin y al cabo, soy un Espíritu que asusta a las personas son ser esa mi intención.



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En el texto hay: amor, sex, criaturas oscuras

Editado: 02.02.2021

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