Antes del Alba

XXI

"And I'm damned if I do and I'm damned if I don't..."


Mis gritos retumban por todo el salón y me arrastro por el suelo.

—¡Siéntate sobre sus caderas, colócate encima de ella! ¡YA!—grita Calixto y Eric obedece, se sienta sobre mí y me toma de los hombros mientras me sigo moviendo bruscamente, sin embargo, me es imposible escapar de su agarre, ya que su fuerza es notablemente superior a la mía.

Calixto se arrodilla a mi lado derecho y comienza a observar la quemadura, acerca sus dedos con delicadeza y a unos milímetros de tocar su piel con la mía, aullo de dolor, siento como si hubiera presionado el área con mucha fuerza.

—Esto ya lo he visto...—habla el señor de manera introspectiva, se pone de pie y camina unos cuantos pasos. Vuelvo a gritar y Eric libera mi brazo izquierdo para tomar mi mandíbula entre sus dedos, obligándome a mirarlo fijamente y es cuando él empieza a tratar de tranquilizarme mediante sus palabras susurradas, con el propósito de distraerme del dolor. Lo peor es que no pierdo la consciencia, sé absolutamente todo lo que está pasando, lo que estoy sintiendo y lo que estoy haciendo, no obstante, no lo puedo evitar, no puedo parar, porque el dolor no cede —. ¡Ya sé en dónde lo vi!

Calixto exclama y sale disparado al salón  continuo para volver a entrar a la biblioteca segundos después con un libro grande pero delgado. Lo abre y lo hojea rápidamente.

—Lo que te provocó eso no es humano, pero no se sabe con certeza si es bueno o es malo. ¿La tocó por más de cinco segundos?—se dirige a Eric y él voltea alterado a mí para saber la respuesta, consigo asentir muy despacio.

—Sí.

—Bien—Calixto vuelve a salir de la biblioteca y regresa no más de tres segundos después—. Actuaré rápido, chico, se va a mover mucho, procura que sea lo menos posible, ignora todo lo que ella te diga, obedeceme nada más a mí.

Eric asiente desesperado y afirma su agarre en mí. Calixto vierte algo viscoso y ardiente sobre mi antebrazo, vuelvo a aullar del dolor, dice unas palabras que no entiendo y por último, vierte agua helada sobre mi antebrazo. Mi respiración es errática, no dejo de gritar insultos y palabras altisonantes, me duele la garganta y estoy muy mareada. El dolor agudo continúa por unos segundos más y poco a poco, casi de manera imperceptible, comienza a disminuir el ardor.

Pasan los minutos, Calixto espera con paciencia en silencio, está sentado con las piernas en moño a mi lado derecho y Eric sigue sobre mí,con sus manos alrededor de la parte superior de mis brazos. Cuando por fin dejo de moverme como si fuera una posesa, él busca mis ojos y nos observamos por unos segundos. Mi respiración es pesada y va muy rápido, puedo escuchar mis jadeos por todos lados. Eric quita lentamente sus manos de mis brazos y las coloca sobre el suelo, a cada lado de mi cabeza, esto hace que estén más cerca nuestros rostros, conforme el tiempo pasa, mi respiración se va acompasando con la de Eric, hasta que vuelve a la normalidad y ya no se escuchan mis jadeos. Él acaricia mi mejilla con una ternura infinita, mientras lleva sus dedos por el resto de mi rostro.

—¿Sigue presente el dolor?—interviene de golpe la voz de Calixto. Volteo hacia donde se encuentra y contesto con un débil y ronco 'no'. Mi garganta está seca, me duele todo y estoy demasiado cansada, para no omitir que también estoy muy asustada. Eric se retira de mí y se sienta cerca en el suelo, como lo está Calixto; yo intento sentarme también pero cuando lo consigo, unas nauseas terribles me asaltan, Calixto reacciona rápido y pone frente a mí el contenedor en donde trajo el agua, no lo pienso dos veces y lo tomo para así, expulsar todo lo que había en mi estómago. Siento cómo frotan delicadamente mi espalda y recogen mi cabello.

A pesar de todo lo que ha pasado, no puedo evitar pensar que tal vez en una realidad alterna, esto hubiera pasado en alguna fiesta en la que me hubiera descontrolado con el consumo de alcohol, en serio que no puedo luchar para reprimir una pequeña risa. Ya me siento mejor, ya puedo pensar tonterías.

Volteo a ver a Eric, se encuentra cerca y detrás de mí con el ceño fruncido, y los ojos ensombrecidos. Lo sigo viendo directamente hasta que siente mis insistentes ojos sobre él y se fija en ellos. Le sonrío y sus facciones se suavizan sólo un poco, pero no logro el efecto deseado, sé que está en extremo preocupado, pero tenemos que salir adelante como sea y honestamente, sería mucho mejor hacerlo con buena cara y con la mejor actitud que tengamos o que consigamos tener.

  — Chico, ¿a ti también te tocó?— le pregunta Calixto a Eric, que mantiene esa aura oscura. Puede que esté pensando negativamente, pero creo que está harto de todo esto. Al ver que pasan los minutos y no contesta, decido hacerlo yo. 




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