Se lo que en este momento piensas: "Este tipo seguirá con su típica tristeza disfrazada de sarcasmo y revolcándose como un gusano en su propia miseria y en su propio excremento" pero no es así. No todo es tristeza y dolor, no todo son quejas y penurias. El siguiente antipoema no es para ti, apreciable lector. Es para muchos, mas no para ti. Puedes leerlo igual pero no va dirigido al que lee esto, sino al que causa daño, al que no es capaz de vivir por estar al tanto de la vida del prójimo y no en el buen sentido.
Adelante.
No te gusta lo que hago, no te gusta mi estilo ni mi forma de ser,
y te entiendo, a veces ni yo me caigo bien.
A veces me aborrezco y me autocastigo.
A veces me causo dolor y me limito; me corto las alas a mi mismo.
Porque, ¿quién demonios quiere volar cuando viento no hay? tienes piernas, pero ¿quién demonios quiere caminar cuando no hay tierra?
Suma a eso que mis piernas las cortó una bestia allá por el bosque cuando del pantano decidí salir.
Cuando decidí caminar.
Cuando me quité las ponzoñas de la cara y el veneno me corroía, pero no morí.
Desprolija situación tengo siempre como para que tú y tu cara de estómago estreñido quieran decirme que hacer,
¿qué esperas sino más que estar así y envejecer?
Estás en la tierra, la tierra está en el sistema solar, el sistema solar está en uno de los brazos de la vía láctea pero no te quiero ahí.
Ve un poco más lejos hasta abandonarla, hay una galaxia vecina demasiado gigante para que en ella mores, para que allá odies,
o para que allá te enamores.
¡Vete a la Andrómeda!
No te gusta verme felíz, puedes hablar hasta cansarte de mí, hijo de tu bendita madre, porque casi todas las madres lo son.
Deséame el mal que quieras porque para ti sólo tengo una bendición.
Tengo un saludo y una sonrisa.
Tengo una mano y una pluma escurridiza.
Tengo un estornudo que crea brisas.
Tengo un pantalón y una camisa.
Tengo un saludo y tal vez sonría.
Tengo una mano y una pluma vacía.
Tengo un estornudo que tal vez brisee.
Tengo un pantalón roto y una desgarrada camisa.
Tengo una mano que si no saluda con dos dedos lo hará con uno, el dedo medio.
Ya sólo vete,
¡Vete a la Andrómeda!