Hubo un lejano tiempo en que la paz reinaba entre los hombres, no había corazones mancillados por la semilla de la maldad
Vivían todos bajo un mismo cielo y unían sus voces al entonar un himno excelso con el lenguaje del amor
No existían murallas que separasen a las naciones eran libres todos como las aves que remontan el vuelo
Nadie era superior o inferior, los rayos del sol los cubrían con su resplandeciente luz
Los níveos lirios de los valles florecían bañados por el rocío, la esmeralda de los robles danzaba con el viento
Pero un día se nubló el cielo y enfrió a los vivientes
Surgió desde lo más profundo de un páramo umbrío, el odio y se extendió como una plaga.
Y se olvidaron de las épocas pretéritas enfrentándose unos con otros
Espada contra espada
Saeta con saeta
Destruyeron su paradisíaca morada y se tiñeron los campos de rojo
Se dejó de escuchar el cantar armónico, se perdieron los versos buscando ser encontrados entre las ruinas.