Las nueve redenciones de Morganna:

Esta es la historia de mi amiga Morganna:

Morganna era una chica que estaba destrozada, llena de heridas y cicatrices invisibles que solo ella podía ver. Y a su pesar, esos daños le dejaron la maldición de viajar al pasado para volver a ver cómo era dañada una y otra vez o eso es lo que me contó. al parecer Morganna se había acostumbrado al dolor y es que, a ella la habían abandonado cuando fue la primera en acompañar.

Me dijo que necesitaba respuestas y le pregunté cuáles eran las respuestas que buscaba y de quién. Aquellas consultas provocaron que cambiara su expresión; antes tenía la mirada perdida y ahora además tenía los labios temblorosos, como si estuviera a punto de llorar.

Me contó por primera vez de las nueve luces que había conocido y que creyó que las primeras tres que llegaron serían las únicas en provocar un daño permanente en ella. Sin embargo, era porque no sabía que las otras seis serían las que más le dolerían y dejarían huella en su corazón y alma.

Me relató como ella se encontraba flotando en la oscuridad de un interminable vacío. Encontrándose completamente desnuda y sola. En ese lugar dormía para no sentir nada. A veces ella quería compañía y otra veces no, porqué así no decepcionaría ni haría nada por nadie. No obstante, aparecieron ante ella tres luces que se acercaban hacía donde estaba, aunque no se acercaron por completo y Morganna no sabía porque. Sin embargo, a pesar de todo, su corazón se sentía feliz y las consideró sus amigas porque la acompañaron por años y pensó que estarían junto a ella para siempre.

Nunca se acercó mucho porque si lo hacía ellas se alejaban y para mantenerlas ahí, debía mantenerse siempre en el mismo lugar. Empero, llegó el momento en que aquellas tres luces se empezaron a alejar lentamente de ella. Morganna no se percató de aquello y cuando lo hizo, fue corriendo hacía ellas para detenerlas, pero sus pies empezaron a retroceder de manera lenta sin importar qué tanta fuerza y ganas le pusiera. No fue capaz de alcanzarlas y al final, desaparecieron del todo sin despedirse, sin siquiera explicarle el porque decidieron dejarla.

Después de eso, volvió a estar sola en la oscuridad y pensó que quizás ella no estaba sola por completo ya que siempre el vacío la acompañaba, aunque quería saber, verdaderamente, porque la expulsaron y esa pregunta era la que hacia que su corazón doliera. Estuvieron esas luces con ella, y la hicieron feliz por cuatro años y luego la dejaron sufriendo para siempre.

Y ahí fue cuando le recordé que poseía el poder de viajar al pasado, pero me respondió que tenía miedo de viajar sola y de saber realmente, el porque la dejaron, a pesar de que ella solo quería saberlo. Ella pensaba que quizás la dejaron porque había hecho algo malo. Entonces lo comprendí y me ofrecí a acompañarla. Me analizó por unos instantes y aceptó. Me explicó que para que yo viajará con ella debía de agarrarle la mano y lo hice sin dudarlo, y apenas mis manos hicieron contacto con las suyas, todo nuestro alrededor empezó a desaparecer y a distorsionarse. Todo pasaba tan rápido y luego aparecieron breves recuerdos en grande de Morganna, observé toda su vida pasar.

En los primeros recuerdos se le veía disfrutando con su familia, amigas, amigos y novios. Momentos en los que sonreía como si la maldad no existiera en el mundo. Vi también una de las partes más íntimas y fue de cuando tuvo su primera vez con el chico que tanto le gustaba, aunque terminó dejándola por otra chica. También vi los problemas familiares que tenía, escuchaba gritos, llantos y a una Morganna pequeña y luego adolescente que no sabia porqué la trataban como si fuera basura. Sin embargo, apenas comenzó el primer mal recuerdo, nunca más aparecieron los buenos, solo los tristes y desagradables.

Podía ver recuerdos en donde Morganna se encontraba en su ventana, mirando sin ver, realmente, nada y podía sentir de alguna u otra forma su dolor y eso hizo que casi me soltara de su mano. Ella se dió cuenta y me sujetó más fuerte. Al recuperarme, la observé y vi como sus ojos se ponían vidriosos cuando miraba aquellos recuerdos. Después, de a poco todo se puso gris y luego, oscuro alrededor nuestro y dijo:

—Llegamos —mirando hacia una pequeña mancha blanca—. Este es el "vacío" y la mancha de ahí —dijo apuntando hacia abajo— soy yo.

"¿Era ella? Imposible. En ese lugar hacia demasiado frío y no se veía nada más aparte de Morganna. No obstante, ella estaba brillando. ¿Porqué decía qué solo había oscuridad?" Pensé. Era increíble como brillaba y su luz llegaba a iluminar hasta donde estábamos flotando.

Morganna era una verdadera luz, que parecía una estrella entre tanta oscuridad y pensaba decirle eso, aunque no alcancé, porque vi como tres "luces" se acercaban a ella. Miré a mi amiga, su rostro se puso pálido y su mano estaba empezando a temblar. No sabía porque, pero tenía la ligera sensación de que Morganna jamás había viajado hasta este momento, a verlas de nuevo. Que quizás solo se quedaba hasta la mitad de sus recuerdos, donde era feliz.

Pensé que ella siempre viajaba a ver los momentos malos porque siempre estaba triste, pero quizás, solo quizás, ella se sentía triste por los buenos recuerdos que tenía y esos eran los que más veía y repetía. Ahí me percaté que a veces lo que más te hace feliz es lo que más te duele al final.

Sin embargo, no duré mucho buscando conclusiones cuando su expresión cambió de tristeza a decepción, después de ver lo siguiente; aquellas tres "luces" realmente no lo eran. Morganna desde un inicio fue cegada por su deslumbrante brillo y belleza haciéndole imposible darse cuenta que ellas eran fuego. Y que realmente ella era la verdadera luz. Ellas se marcharon porque se dieron cuenta (muy tarde) que Morganna no era como ellas y que por esa razón la abandonaron sin decir adiós. Vi también como mi amiga corría tras ellas penosamente sin lograrlo tal y como me había contado. Luego sentenció: