Narrador omnisciente
Pasaron unos cuantos días, ya no había lluvia solo un inmenso sol deslumbrando y acalorando a las personas, parecía como si nunca hubiese llovido.
El grupo entero se unió. Sobretodo Dean y Clary, que eran inseparables. Los demás notaron eso y a veces hacían bromas sobre ello.
Luego de que Dean le contara su historia, casi no hubo secretos entre ellos. Dean sabia la mayor parte de la vida de Clary, solo no sabia que tantos golpes había sufrido y que tantas cicatrices tenía, pero lo que si sabia es que eran muchos.
Y Clary ya sabía la época más oscura de Dean. La confianza que Dean le tenia solo la hacia quererlo más y disfrutaba a tope cada vez que estaba con él.
Habían ocaciones en que aparecían los celos, podían negarlo, pero Bruno, Lina y Sara notaban lo que les pasaba a sus amigos. No podían hacer mucho, pero se empeñaban en molestarlo para ver si así se confesaban.
Deseaba verlos juntos.
Los cinco estaban comiendo tranquilamente, reían por algún comentario de Bruno o un mal chiste de Dean, todos estaban felices. Pero algo opaco esa felicidad.
- Chicos Nelson esta mirando hacia acá- dijo Sara
Todos la miraron pero no se giraron, ellos también podían sentir esa mirada.
- ¿Creen que se acerque?- pregunto Lina
- No creo. Esta con Tania- dijo Bruno
Dean voltio a mirar, y Clary desvío la mirada desde Dean hasta su plato. Pensó que se había volteado a ver a Tania.
Dean, cuando giró, pude ver a Nelson unas mesas más allá con Tania en su regazo. La chica movía exageradamente su pelo y discretamente lo miraba. Estaba todo muy claro. Tania quería llamar la atención de Dean, ponerlo celoso, pero fue todo lo contrario. El pelinegro soltó una gran carcajada y se voltio a ver a sus amigos que lo miraban confundidos, a excepción de Clary que seguía mirando su plato.
- No se acercará si valora su vida- dijo él muy serio
Todos lo miraron sorprendidos y Clary levanto lentamente la mirada hacia él.
Clary había notado ya lo protector y posesivo que Dean era con sus amigos, pero no notaba que con ella lo era el doble. Era algo divertido, curioso, pero le dejaba un sentimiento cálido en el pecho.
Aquella bestia que conoció hace unos días ya no se reprimía como lo había hecho desde que se conocieron, y eso, dejaba más que un zoológico en el estómago de la chica.
Todo iba bien, nadie podía imaginar que las cosas cambiarían en solo unas cuantas horas.
Al término de clases, todos conversaban animados en la salida de la escuela, hasta que a Dean le llego un mensaje de su mamá.
- Chicos me tengo que ir, mi mamá quiere que compre algunas cosas para la comida- dice él
Todos asienten y comienzan a despedirse, cuando llego el turno de Clary algo andaba mal.
Entre ellos había una vibra extraña, no un problema, sino más bien como un presentimiento. Un mal presentimiento.
Luego de unos minutos de que Dean se marchara, Clary decidió también irse a su casa. Tenia que hacer unos trabajos de la escuela y quisas mas tarde leería un poco.
En el camino, pensó bastante en todo lo ocurrido. Recordó lo que sintió cuando Dean se presento el primer día. El chico si resulto ser una tormenta, ella misma lo podía confirmar. Había revuelto su vida como nadie, y como nadie, él la ayudo.
Al llegar a casa, la inquietud volvió al cuerpo de Clary, todo estaba sumido en un extraño silencio. Con sus llaves abrió la puerta cautelosamente.
Su madre estaba en el sillón, mirando a la nada, perdida totalmente. De su padre no había señales pero había un fuerte olor a alcohol que la asqueó de inmediato.
- Hola mamá- dijo Clary
- Llegas tarde- respondió la mujer luego de unos segundos- ¿Que tanto hacías?
- Solo me quede hablando un rato con unos amigos- dijo nerviosa
La mujer se levanto del sillón y se acerco a ella, Clary tembló. Cuando estuvieron frente a frente, la mujer la agarro por los hombros.
- Todo es tu culpa. Tu destruiste mi vida- le dijo con la voz como hielo
Clary pudo notar más odio que de costumbre, y eso significaba una cosa. Su madre estaba a punto de tener una crisis.
- Todo es tu maldita culpa!- le grito y la sacudió bruscamente
- No! Yo no hice nada!- dijo la chica al borde de las lágrimas
- Si solo te hubiera abortado cuando tuve la oportunidad esto no me estaría pasando- le decía su madre- mi vida seria feliz
La castaña no quería seguir escuchando, se soltó como pudo de los brazos que la tenían prisionera y corrió a las escaleras. Su madre le seguía gritando cosas, cosas horribles.
"¿Como una madre puede tratar así a su propia hija?, pensó Clary.
Subió a su cuarto rápidamente, pero al cerrar su puerta su mamá la comenzó a golpear fuertemente gritando todo insulto que se puede decir.
La chica se deslizo por su puerta, pero los gritos no dejaban de sonar. Tenia que salir de ahí, las lagrimas ya no podía contenerlas, la situación la estaba sobrepasando.
Se levanto y abrió la puerta, corrió nuevamente a las escaleras, mientras lo hacía solo un nombre pasaba por su cabeza.