08/07/2017 10:41 am
Punto De Vista Dan Cross:
No sé cómo demonios había llegado aquí… Recuerdo vagamente que algo me había pateado, algo me había hecho volar hasta el interior de un lugar oscuro. Mire a los alrededores, era de noche, parecía un campo donde estaría un casa de aspecto humilde pintada de azul y rosado con un techo de lamina soportados por vigas.
Un sudor frio recorrió mi espalda cuando me di cuenta de que era el orfanato donde había despertado hace ya varios años, parecía normal, con el sonar de los grillos en el campo daba un poco de tranquilidad. Por alguna razón sentía que me ardía el corazón y el estomago.
Por instinto puse mi mano encima para apoyarme, jadeos como perros se liberaron de mi mientras sentía que el ardor se volvía dolor. Escuches leves pasos a mi derecha y no pude evitar mirar.
Era yo… pero pequeño, estaba descalzo, un short que me llegaba hasta las rodillas, una camiseta muy sucia lleno de agujeros en los bordes, un cabello blanco que lo único pulcro de este era el color, tenía sangre y cenizas alrededor de todo el cuerpo, pero más que todo en el rostro y sus ojos parecía estar llenos de lagrimas mientras miraban al vacio con si no estuvieran vidas.
Escuches un fogonazo y mira nuevamente al lugar, estaba en llamas, lleno de cadáveres y cuerpos ardiendo. Aparte la vista de inmediato y salí corriendo, pude sentir como mi corazón latía mil por hora. Sabia lo perfectamente que era este recuerdo y no quería vivirlo nunca más.
Corriendo por todo el campo, pasando por parques para niño llenos de fuego y figuras humanoides negras que no reconocía, las ignore, solo quería salir de ese lugar. Sentí como el miedo y la ansiedad se apoderaba de mí, poco tarde para caerme en el suelo por no mirar bien por donde corría.
Intente levantarme para seguir huyendo, fue cuando ese momento algo me sujeta de las piernas y me arrastra en dirección hasta las llamas, intento enterrad mis dedos en la tierra para evitar que me lleven al mismo tiempo giro mi vista solo para encontrarme miles de esqueletos pequeños en llamas con ojos rojos y la boca abierta susurrando palabra sin sentido… o quizás tenga sentido y yo solo estaba tan asustado que no entendía bien.
Patalee con fuerza hasta zafarme del agarre de aquellas esqueléticas y ardientes manos y arrastrarme por todo el pasto lleno de sangre cuando de la nada todo el suelo comienza a desaparecer y siento como mi cuerpo cae directo en el vacio infinito.
Estaba temblando, el estrés y la ansiedad no me dejaban en paz, me puse en posición fetal y cerré los ojos con fuerza mientras caía, no quería saber más nada de ese espantoso recuerdo que me había atormentado por 4 años.
Sentí un una calidez en mi estomago y mi pecho, no era ardiente ni doloroso, era agradable y reconfortante, pasaría la eternidad sintiendo aquel dulce calor. Abrí los ojos de golpe y tenía la vista tan borrosa que temí que podía a ver quedado ciego.
Tarde bastante para que mis ojos se adaptaran y recuperara mi vista. Mire una figura blanca y con toques dorados, instintivamente toque aquella figura con mis manos y lo sentí escamoso, como si fuera un reptil.
Mis ojos terminaron de adaptarse y pude ver claramente una figura, una especie de reptil de aspecto amigable, ojos azules tan hermosos como el cielo, me recordaron vagamente a Sky. Me sentía débil, cansado, desorientado y asustado. Sentí un peso donde debería estar mi grave herida, pero solo estaba una pata de escamas blancas y símbolos dorados brillando a su alrededor y sintiendo como mi estado mejoraba poco a poco.
Suspiro — No te muevas, tenía algo maligno carcomiendo tu cuerpo… Tiene suerte de que estuviera cerca joven cruzados — Su voz era reconfortante.
Aquella voz era femenina, dulce, sutil, amable y seductora con aquel tono. Resistí el impulso de alejarme, recosté mi cabeza en el frio suelo otra vez mientras dejaba que ella hiciera lo que tenía que hacer.
— No sé quién eres… pero muchas gracias…— dije con tono apagado mientras perdía mi mirada en el techo rocoso.
El lugar estaba muy oscuro, llenos de estalactitas, y entre ellos un enorme circunferencia que daba paso a algo más… de alguna forma siento que debí caer por ese lugar. Sentí como mi fuerza regresaba poco a poco y finalmente ella aparto su pata mientras se alejaba, mire sus alas, esperaba que fuera de murciélagos como en los cuentos, pero eran blancas y de aves, casi como si fueran de ángeles.
Me levante y lo primero que hice fue revisar mi herida, no había nada, ni cicatriz ni agujeros abierta, solo estaba mi franela rasgada y llena de mi sangre. Estaba sorprendido, estaba seguro que yo acabaría muerto.
Me mantuve en silencio, frente a mi pude ver claramente las grandes puertas de piedras, median casi 10 metros de altura y parecían tan gruesa que ni un misil nuclear lograría atravesarla. La dragona se encontraba sentada reposando en frente de está.
Camine con dificulta gracias al mareo y la debilidad, pero a comparación de antes estaba mejor que nunca, me puse a su lado mientras también miraba aquellas puertas. Luego posiciones mi atención en ella, la estudie con cuidado mientras no apartaba la mirada de aquellas puertas.
Aparte de sus hermosas escamas blancas, y el cabello de mismo color que caía de su cabeza hasta el dorso donde estaban las dulces alas. Portaba cuernos de carnero, pero de un tono dorado brilloso y casi parecía como formaran una corona alrededor de su cabeza. Por todo el cuerpo brillaban símbolos, alguna supe que eran runas, pero no sabía el cómo, las otras no tenía idea de que eran. Una cola de reptil casi tan larga como su cuerpo y al final de esta ardían una llama blanca que iluminaba a duras penas.