Apocalipsis Z No Memories

Capítulo 6: Caída.

No recuerdo muy bien como volví a casa ni mucho menos como hice para traer la comida. Todo había sucedido muy rápido luego de haber acabado con aquella mujer que de alguna manera, logró sentir y oler mi sangre a metros. Para cuando volví a mi refugio, puse el sofá de nuevo en la entrada y luego me quedé parado allí observando la puerta y el sofá como si estuviera esperando que algo sucediera. No sucedió nada. 

A continuación, arrastré el carrito de compras hasta la cocina y empecé a organizar la comida para después, en recipientes más grandes, recoger bastante agua. Mi instinto me pedía a gritos que debía hacerlo ya que si las cosas seguían decayendo como lo estaban haciendo, entonces muchos de los servicios públicos como la electricidad, el agua y el gas terminarían siendo cortados en toda la ciudad. 

Una vez terminé, me fui hasta el comedor, agarré una libreta y comencé a calcular en base a comida y agua cuánto podría durarme; calculé unos seis a siete meses si tan solo comía una vez por día. Las cifras no eran agradables, pero así tenía que ser. Me dirigí a mi habitación, descargué el revólver sobre la mesita de noche y retiré los casquillos vacíos que habían quedado en la recamara del cilindro. Para mi mala suerte —si se podría llamar así— contaba nada más con cuatro proyectiles más los cuales ahora debía aprender a usar de forma inteligente. Además, esa situación solo me decía que no tenía más opción que batallar con esas cosas cuerpo a cuerpo. 

De nuevo, me quité la chaqueta de Thommy y la coloqué sobre la cama. Sentí algo de tristeza con solo verla y un vacío se apoderó de mi de la nada. Muchas sensaciones desbordaban mi mente a razón de los recientes acontecimientos y no me sentía para nada bien. Tenía miedo de morir e igualmente de lo que le pudiera pasar a él. No era para nada agradable pensar que el mundo se estaba yendo a la mierda cayéndose en pedazos mientras que él y yo... separados por miles de kilómetros. 

Mientras permanecía sentado en la cama observando la foto que tenía con Thommy, escuché un grito provenir de la casa que se encontraba enseguida a la nuestra. Levanté la mirada y salté de mi cama sobresaltado hasta llegar a la sala. Me acerqué a la pared que dividía ambos lugares y me preparé para escuchar. 

—¡No lo hagas! — exclamó una mujer mayor, reconocí esa voz, se trataba de mi vecina la cual vivía con su hija y su nieta. —¡Angie! 

Seguido de aquel último llamado, escuché un fuerte gruñido y un grito de dolor que provino directamente de la madre de Angie, luego se escuchó un fuerte estruendo, como si la madre hubiera empujado a su hija directo contra la cocina. Escuché varios pasos, también el sonido de una puerta abriéndose y finalmente esta misma cerrándose de forma rápida. 

Volví a mi habitación a toda velocidad y me asomé por la ventana que daba directo a la calle solo para percatarme de mi vecina caminar en la fachada de su casa sosteniendo su cuello el cual emanaba chorros de sangre como una llave abierta. Sentí una fuete necesidad de ayudarla, pero no quería salir. La señora, con los ojos empapados de lágrimas, cayó arrodillada sobre el pavimento y cayó de frente sobre este... el suelo se manchó de sangre rápidamente. Tragué saliva y no pude evitar sentir el terror de tener a una de esas cosas encerradas en la casa de al lado golpeando la puerta de salida con tanta fuerza que parecía venirse abajo. 

Volví a la cama, agarré el teléfono y marqué al número de Thommy intentando buscar una forma de distraer mi mente de esa situación que acababa de vivir. Crucé los dedos con fuerza como si de ello dependiera que el fuera a contestar, pero solo escuché tres pitidos que me decían que la línea seguía caída o, en el peor de los casos, que Thommy ya no tenía señal ni su móvil cerca. Sentí tanta impotencia, miedo, rabia, desconsuelo que lo único que hice fue tomar el celular y aventarlo contra la pared con todas mis fuerzas; se escuchó un pequeño estruendo y por el suelo quedó el móvil hecho añicos. Ya no iba a volver a funcionar. 

Horas más tarde, se me ocurrió una de mis peores ideas, pero que, en parte, podría dar un buen resultado si conseguía hacer todo a la perfección. Volví a la cocina a paso largo y busqué con la mirada algo que me pudiera servir para  poder defenderme. Me acerqué un poco más al mesón y entonces pude encontrar lo que estaba buscando. Había un martillo de cierto tamaño que me podría servir por si las cosas se salían de control. Una vez que lo tenía entre mis manos, volví a la habitación y tomé el revólver el cual me lleve directo hasta la cintura. 

Mi plan consistía en escabullirme en su casa para poder verificar qué era lo que realmente había sucedido, aunque por mi mente ya se me cruzaban los hechos, pero igual necesitaba ir para ver qué podría hacer. A paso decidido, subí por las escaleras hasta que llegué a la terraza de mi casa, una leve brisa me invadió por completo en ese momento, el aire estaba frío, el cielo gris y todo indicaba a que dentro de poco se iba a desatar una fuerte tormenta. Con cuidado, me subí al delgado techo y comencé a arrastrarme a gatas por allí mismo, algo de temor me invadió por completo debido a que yo no era muy liviano y lo único que me separaba de un inminente accidente era un tejado de yeso que apenas si llegaba a los dos centímetros de grosor. 

Llegué a la frontera que separaba la casa de mi vecina de la nuestra, subí un poco más dado a que esta era un poco más alta y luego seguí arrastrándome temiendo lo peor. El tejado crujía bajo mis rodillas y palmas de la mano, generándome un fuerte terror y un aumento generalizado de desconfianza. Hasta donde podía ver, su techo no estaba en tan buen estado como lo estaba el mío, lo pude intuir gracias al color que este tenía que, era más bien un verde oscuro. Seguí arrastrándome, pero entonces la peor de mis pesadillas se hizo realidad en ese momento; el tejado se comenzó agrietar de forma abrupta generando ruidos estremecedores por todas partes y cuando menos lo pensé, este se rompió. Sentí un vacío que me invadió por completo el estómago, el vértigo se hizo presente y unos segundos más tarde pude sentir como mi cuerpo impactaba a cierta velocidad con la baldosa de la otra casa. El estruendo fue tan tremendo que supuse que este había roto el silencio de la ciudad. No recuerdo mucho más de lo que sucedió, mi cabeza golpeó algo con fuerza que no ocasionó que quedara inconsciente, pero si me dejo bastante aturdido. 



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En el texto hay: zombies, ciencia ficcion, terror

Editado: 25.06.2021

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