Aprendiendo a ser femenina

capitulo treinta y dos

Mi mamá se alegra cuando me ve.

Yo también lo hago, por eso corro hasta donde están para darles un abrazo. Solo fueron siete días de sobrevivir, con la inestabilidad de Gus. Sin las quejas de mi madre y en realidad lo había echado de menos.  Generalmente, nunca se iban solos por tanto tiempo.

Irse.

En la puerta de mi casa los recibimos, también a mis hermanitas y a mi padre. 

—¿Qué tal fue?  —Pregunta Wendy, sus ojos grandes se fijan en Gus que lo siento detrás de mí.  Esbozo una sonrisa burlona y me cruzo de brazos antes de responder.

—Te comportas  mil veces mejor. 

—¡Hey! —Escuché las quejas de August, que terminó ignorando para acercarme a abrazar a Wendy.

—¿Que? Si no dije mentiras.

Gus me da una mirada fulminante y voltea sus ojos para darnos espacio niego sonriente cuando siento que Becky se acerca a mi.

—Es muy guapo  ¿Es tu novio? —Algo en mi rostro parece expresar la respuesta porque ella lo entiende perfectamente. — Ah lo siento, que lastima que sea mayor.

—Cállate  —Advierto en un murmuro, Becky asiente muy sonriente cuando Drake se acerca a nosotros.

—Extrañaba  tener a alguien con quien discutir, nadie está a la altura. —Dijo Drake despeinado el cabello de Becky, causando que está prácticamente chillara. 

—Sí quizás sea mejor que yo. —Se burló Gus de lejos.  —Nosotros ya nos estamos por ir, no queremos robarles más tiempo.

Miró a Every con agradecimiento, mamá sonríe y ella es quien lo dice en voz alta.  No quiero despedirme de Gus pero tengo que hacerlo,  me estaba empezando a acostumbrar a tenerlo todos los días aunque más me gustaba pelear y hacerlo enojar. Quizás nunca sea capaz de decirle en voz alta que me gustaba tenerlo cerca, más o menos sabiendo como es Gus...Si, no es muy buena idea.

Cuando están por irse, el teléfono de mi mamá suena y todos la miramos porque somos una familia de chismosos. Ella atiende  y no parece muy contenta por lo que la otra persona le dice, del otro lado de la línea.

—No puede ser, no entiendo… creí  que le gustaría la idea, es una increíble oportunidad. —Mamá, suelta un suspiro de frustración. —  ¿Y ahora qué haremos?  Estamos en un gran problema.

—¿Susan? —Pregunta mi padre, mirando confundido a mi mamá como todo el mundo.

—Estaré ahí en unos minutos, no te preocupes.

Mamá  cuelga la llamada y enseguida voltea a ver a mi padre, niega en señal de que  algo va  mal.

—Tengo que ir a la empresa, Clara cariño me gustaría que me acompañes. Hay algo de lo que tenemos que hablar.

Oh oh.

Ese tono de mi madre no me gustó para nada, así que no me quedó otra opción que asentir en silencio y seguirla sin hacer preguntas en el camino. Se notaba que el ambiente estaba tenso pero no tenía ni idea de que era aquello que había salido mal, creo que ni siquiera lo podía imaginar.

Mamá  bajó primero del auto, tenía un aspecto cansado y parecía hasta triste. Aún así no quería hacer suposiciones, pero lo primero que pensé es que me correrían de la empresa por algo, quizás.  Creí haber estado mejorando sin embargo ahora lo dudaba.

No intento protegerme del frío  como de costumbre,  esta vez me permito sentirlo.  Mamá me da una mirada como si se hubiese acordado de que estaba ahí yo también y supongo que también noto que la situación me estaba poniendo nerviosa porque puso una mano en mi hombro.

—No tienes  nada de qué preocuparte.

Preferí creerle aunque el sudor en mis manos por los nervios seguía estando, jugué con mis dedos impaciente hasta llegar a la oficina de Kate. Me llevé una sorpresa cuando al abrir la puerta, terminé encontrándome con no solo Kate si no también Ana y Liam.

Todos muy, muy serios.

—Ella no está interesada en el contrato.— le explica  Susan a mi mamá, y por ella supongo que se refiere a Ana. La pelirroja se encoge de hombros, como si no le importara.

—No tengo planes de irme de aquí, en realidad.

—Estamos hablando de que nos representes en Boston,  te lo confiamos a ti porque eres la que más experiencia tiene. —Habla Kate, muy pausadamente. —  Pensamos que te gustaría esta oportunidad.

Ana parecía molesta.

—Pues pensaron mal, yo no quiero irme a ningún lado.

No parecía molesta, lo estaba. Los ojos de Kate pasaron directamente a Liam quien se encontraba de brazos cruzados  sentado en la silla del escritorio. ¿Se veía increíble? Se veía increíble, pero seguía siendo un imbécil.

De pronto, las miradas se pararon en mi.

Kate habló.

—Eres nuestra segunda opción, Clara. 

—No habíamos quedado en eso, dijimos que esperaríamos más tiempo. —Interrumpió mi mamá.

—No tenemos más tiempo, Susan. Los desfiles comienzan la semana que viene, y hay muchas marcas esperando por su publicidad. No puedo seguir dejándolos en espera. Es una cuestión de ser profesional.

—¡Te olvidas de que es mi hija, y quieres que tome esa responsabilidad y alejarla de aquí por quien sabe cuanto tiempo!

El enojo, ahora también podría reflejarse en mi madre. Yo estaba de piedra ¿Irme lejos?  Bueno, a Boston en teoría. A representar la empresa. Yo, porque Ana no quiso.

—Serán cuatro años, sin embargo puedo proponer algo. Ella va por un mes a probar, y si le gusta puede quedarse de lo contrario regresará aquí.

Liam interrumpió.

—Kate, eso es estúpido. No puedes comparar la experiencia de Ana con la de Clara. 

Lo ignore.

Ana no.

—Tú eres estupido.

—No quiero que mi hija esté metida en esto, de verdad Kate pensé que las cosas serían distintas.  No estoy de acuerdo.

—Ni yo. —Opino Liam.

Gire  a mi madre, y traté de hablar en el tono más suave que pudo salirme.

—Mamá  ¿Te olvidas que soy mayor de edad?

Ella tardó en responder.

—¿Qué?

Mientras ellos discutían, yo por mi parte había tomado  una decisión.  Estaba casi segura de que era lo que quería.



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En el texto hay: drama, romance, humor

Editado: 30.12.2021

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