Lana
-¿En serio?- pregunto arqueando una ceja -¿no existía otro lugar?-
-¿Por qué?, ¿qué tiene de malo?- inquiere dándome paso, al abrir la puerta del local.
-Bienvenidos a Dolce Gelatto, ¿en qué puedo ayudarles?- comenta una mujer que no deja de ver Adrián, como si fuese el último helado del mundo, haciéndome rodar los ojos.
-Lo que sea- contesto cortante y arrastro al vejestorio hasta el lateral.
-Por eso- señalo la pared al fondo de la heladería.
-Ahh mira es mi hija- dice con orgullo al ver la gigantografía de Cata y Don Bip, que todavía no entiendo, como no la han mandado a quitar.
-Pero… ¿cómo?- me pregunta al tomar asiento.
-Larga historia, pero en resumen… Don Bip le regalo esta heladería a Cata-
-¡Ohh!- exclama asombrado mirando la gigantografía -cada día me agrada más ese muchacho-
-¿Muchacho?, ¿en serio?, se que el Alzheimer es fuerte, pero sólo le llevas diez años, no es como mucho tampoco.
-Bueno, pero es el esposo de papel de mi hija, así que…-
-Jajajajajaja, claro de papel…- continúo riendo, mientras levanto la mano a la chica del mostrador.
-Así es porque…- se queda pensativo por uno segundo y luego abre los ojos mirándome fijamente -lo mato, no espera… ya en dos oportunidades lo asuste y me cae bien así que-
Sube ambos hombros, restándole importancia, comienzo a reír recordando, la primera vez que el vejestorio, enfrento a Don Bip, por “meterse con su princesa”.
-Paul fue el que disfruto más- reconozco -hasta stickers envío al grupo de la cara de Don Bip, jajajaja épico-
-¿Qué somos?- interrumpe, borrando cualquier rastro de sonrisa.
-¿Qué quieres decir?-
-Lana, ¿qué somos?- me toma ambas manos, sobre la mesa -¿qué seremos de ahora en adelante?-
-Adrián no creo…-
-Sabes lo que siento por ti, estos meses, lo único que hicieron fue reafirmar mis sentimientos y…-
-¿Por qué no respondías mis llamadas o mis mensajes?- contrataco a su pregunta, por otra, porque ya quiere volver a etiquetarnos.
-Porque estaba dolido… dijiste cosas que dolieron Mocosa, era la primera vez, que le decía a una mujer lo que sentía y… me trataste como trapeador…-
-Adrián yo no…- levanta una de sus manos, lo que hace que me detenga.
-Ya no importa- trato de negar, pero él hace media sonrisa negando -en serio, ya paso, pero quiero que le des una respuesta a mi pregunta… es la única manera de saber… ¿qué quieres que seamos Mocosa?-
Rayos, todavía no lo he pensado, es más ni siquiera me creo lo de ayer y ya me lanza esa pregunta, que me hace tragar grueso… Me sigue mirando expectante y cuando pretendo responder la misma mujer, que miraba Adrián como comestible, nos trae los helados.
-Gracias- agradece con una sonrisa al ver su Banana Split.
-Deseas algo adicional- comenta de manera sugerente y estoy por creer que soy transparente, por la muy lagartona ni me registra.
-Tu carta de renuncia… tal vez-
Respondo de manera cortante, lo que la hace mirarme y chequeo su nombre en su camisa, introduciéndolo en la base de datos del personal, que obviamente tengo acceso.
-¡¿Disculpa?!-
-Oh no estas disculpada Jazmín Rodríguez- se sorprende al llamarla por su nombre ya que el gafete dice Rose, pero en la data aparece su nombre completo.
-Jazmín- la llama Adrián -si alguien… como yo te pidiera ser su novia, ¿qué responderías?-
-¡Obviamente que sí!- exclama emocionada.
-No te emociones, es sólo un ejemplo- responde antes de que empiece a nombrar a sus futuros hijos.
-Ehh si, es sólo un ejemplo- Adrián se excusa, borrando automáticamente la sonrisa de tarada de cargaba
-No lo tome a mal, pero no creo que a su esposo e hijo, le agrade la idea que este con otra persona- dice tomando una cucharada grande de su helado, reviso la data y efectivamente, dice que es casada y un hijo.
-¿Qué respondería de manera objetiva?- repite la pregunta, mirándome y guiñándome un ojo.
-Yo… mmm, creo que… tengo que atender otras mesas… permiso-
-¿Cómo sabías esa información?-
-Al ver que estabas a punto de atacar su yugular, en tu arrasque de celos y verte con el teléfono imagine, que investigarías a la chica-
-Yo no…- me justifico negando con las manos, pero solo causa que sonría -como sea, pero ¿cómo sabias eso?, la lagartona, se fue pálida y gasta asustada-
-Fácil- responde subiendo sus hombros
-La marca en su dedo anular, indica que usa un anillo, que posiblemente lo retire, por sanidad del local; en su hombro izquierdo hay un pequeña mancha blanca, posiblemente, por el arrullo de un bebé, después de comer, esta difuminada, por lo que asumo, lo hizo antes de llegar al trabajo y por cuestión de tiempo, sólo tomo un paño y lo froto… así que casada y con hijo o hija de menos de 7 meses- explica mientras se come su Banana Split, dejándome sin habla.
-¡Wow!, yo no… rayos eso fue genial ¿cómo?- señala anonadada.
-Digamos que antes de trabajar en la empresa, trabaje como fiscal y mi deber era saber la verdad oculta, por así decirlo-
-¡Wow!, insisto impresionante, lástima que con el imbécil del ex de Cata no te funciono-
-Pshh, ni me lo recuerdes, que me provoca hacerle visita en la cárcel y reiniciarle el sistema-
-El abuelo aprendiendo jerga actualizada- río, palmeando su cabeza -te mereces un premio-
-Ahh ¿sí?- corre su silla, quedando a mi lado muy juntos -¿cómo cuál?- pregunta sugerente, me acerco tomando helado acercándolo a mis labios.
-Que tal si…-
Justo cuando pretendía lamer la cuchara, siento un tiro que me hace caer de espalda al suelo, la cuchara queda en mi frente y toda mi cara llena de helado, super molesta iba a reclamar al idiota del vejestorio, el ¿por qué me lanzo?, cualquier mi sangre se congela.
-¿Papá?... papito, eres tu ¿qué haces aquí y solito?-