Adrián
-No va a pasar nada, no te preocupes, más bien date prisa que tengo una sorpresa-
Termino la llamada, mirando los documentos frente a mí, se que se molestará, posiblemente me deje en timeout una semana, pero espero que acepte… los dejo a un lado, al sentir vibrar mi teléfono.
-Sáenz-
-Ahh Jefecito, pero quien no te conozca, que te compre- resoplo ante el comentario de José.
-Es mi manera habitual de contestar, ¿qué haces llamando desde ese número?- pregunto mirando el numero desconocido en la pantalla -¿y con código internacional? ¿estás en Rusia?-
-Ahh Jefecito, en mi defensa me han secuestrado en serio, yo estaba muy tranquila así, lalala- explica cantando una melodía desconocida -cuando ¡Zaz! que un espécimen en peligro de extinción, me susurra sensualmente al oído, eres mío y pues hizo lo que todo ser humano haría en esos casos- escucho una risa del otro lado y ya sospecho de quien es.
-¿Qué hiciste?- inquiero, porque conociendo seguro quiere hacerse el inocente.
-Pues le respondí “hasta con la cartilla de nacimiento papi” – murmura y la risa se hace más fuerte del otro lado -y pues aquí estoy en San Petersburgo-
-¿Así y ya?, por arte de magia- respondo de manera irónica.
-Claro que no, la magia sólo existe en tu corazón jefecito, obvio que en avión, porque ni modo que me viniera a pie-
-Dios mío, se supone que te harías cargo de la empresa mientras estoy aquí José-
-Jefecito, pero es fin de semana, además Doña Conchita es muy eficiente en su trabajo, se quedo pendiente por si surge algo-
-JOSÉ, DOÑA CONCHITA TIENE 76 AÑOS Y ES TU VECINA, NI SIQUIERA TRABAJA EN LA EMPRESA-
-Porque… usted no ha querido, además…-
-Pásame al traidor- exijo cortando su explicación.
-No se lo puedo pasar, porque estamos en una llama…- lanzo un gruñido, aprendido por cortesía de Mateo y funcionan a la perfección, nota mental, enviarle croquetas a mi seudonieto, para agradecer al papá.
Dejo mis pensamiento a un lado cuando escucho la risa más cerca y toma el teléfono.
-Se puede saber, ¿por qué insistes en robarme a mi asistente?- pregunto directamente -¿es qué en tu país no hay? ¿la taza de desempleo es nula?-
-Hola Sasha, ¿cómo estás? Yo muy bien gracias ¿cómo ha estado el clima? Normal frío para ti, fresco para mí, lo típico-
-¡Aish! deja de decir ridiculez y responde mis preguntas-
-¡Wow! Eso fue una mezcla exacta entre la hermosa Cata y el pedante de Mateo- ruedo los ojos.
-Quiero agregar otra pregunta ¿cuándo vas a superar que un pedante te gano?- ahora es mi turno de reír.
-El día que superes que tengo asistente nuevo- abro los ojos y no emito ninguna palabra, ante su comentario.
-¡Ahh! ¿es qué no lo sabía?, sí Adrián… estamos justo hablando sobre su nuevo salario y las ventajas de trabajar conmigo-
Veo a Lana entrar al apartamento, hermosa como siempre, me acerco a ella besándola, olvidándome por un momento la conversación con los dos traidores, hasta que un gemido de ambos hace que mi interlocutor grite.
-LANA ALEJATE, ES EN SERIO- gritas cosas en ruso, que ni me interesan saber.
-Sabes Sasha- digo guiñándole un ojo a Lana, que me mira señalándome el teléfono -en estos momentos me voy a ocupar, ustedes me producen mucho estrés y ya se como desestresarme- Lana arquea una ceja y se acerca susurrando al teléfono.
-Esta superficie no la hemos bautizado, ¿qué tal si aprovechamos, busco unas cuerdas, una fusta y nos grabamos?-
Me separo el teléfono, porque los gritos en ruso de Sasha, se escuchan como si estuviese en altavoz y en máximo volumen.
-Ahh sí, Adrián así, Ahh- comienza a gemir lo que me provoca un ataque de risa, pero ella me tapa la boca, mientras Sasha seguramente quedará afónico.
-Ahh ADRIÁN COMEME LA C…- grita terminando la llamada, comenzamos a reír juntos.
-¿Crees qué exagere?-
-Para nada, que sufra el traidor de tu hermano se llevo a José y seguro le esta ofreciendo un contrato con fines de semana en spa incluidos- la tomo por la cintura, haciéndonos sentar en el sofá.
-Así que…- inquiere colocándose a horcada -el te roba el asistente y tu haces cosas muy buenas con su hermana-
-Exactamente- respondo besándola nuevamente, pero sin interrupciones -te extrañe mocosa-
-Y- responde entre besos -yo… a ti… vejestorio… y… yo… a… ti-
-Te quiero mocosa- confieso al separarnos. Ella hace lo mismo que siempre, me mira a los ojos como buscando una señal de algo y sonríe.
-Entonces…- cambio la tónica, porque se que se incomoda cada vez -¿quieres hablar de Catalina o te puedo mostrar mi sorpresa?- al ver sus intenciones de responder, me adelanto besándola nuevamente, haciéndola callar.
-Antes de que decidas, posiblemente la sorpresa no te guste, me insultes, me mandes por un tubo, me leas la cartilla y demás, pero quiero que sepas que, es algo muy importante para mí y me gustaría que lo pensarás, con calma-
-Si me vas a pedir matrimonio, mi respuesta en no y es definitivo- sonrío y al ver su cara seria, trato de componerme -esto es serio, no te burles-
-No me burlo, es que- trato de suprimir la risa -es que de todo lo que puede ser tu piensas en matrimonio, mm, Lana ¿lo has pensado?- su cara se enrojece haciéndola ver más adorable -de ser así, creo que deberíamos definir nuestra no relación primero ¿no lo crees?-
-Sí definitivamente eres el padre de Cata- comenta rodando los ojos -y no, no he pensado en nada, sólo comento lo obvio-
-¿Y qué es lo obvio según esa cabecita tuya?- me acerco colocando un mechón suelto detrás de su oreja.
-Pues…- esta nerviosa y me encanta -pues, Catalina sospecha que mantienes una relación amorosa con tu terapeuta y piensa que la harás su madrastra-
-Vaya así que… estas celosa de Deborah-
-¡Qué!- exclama golpeando mi mano y levantándose del sofá -¡claro que no!, pshh, por favor, tantas horas en avión te están afectando o es un síntomas de alguna enfermedad degenerativa por la edad-