Aquel amor que casi me llegó a matar (en edición )

42

Hablar de una emancipación o de una catarsis siempre es un tema fácil, lo difícil realmente es empezar con ella.

Ya han pasado algunas semanas desde aquella noche donde se supone que marcaria un punto final a todo, pero parece que no fue así, parece que solo regrese a mi punto de inicio.

Renuncie a mi trabajo, me aleje de todos incluido Bobby por que siento que nadie me quiere de verdad, siempre habrá alguien mejor que yo, siempre será la que está ahí, pero nadie ve.

¿Pero que tengo que hacer para poder sanar? ¿Dónde debo empezar? ¿Qué camino debo tomar?

En este punto solo me siento patética, me siento miserable y solo me queda reír ante las estúpidas decisiones que tome que me han llevado aquí, casi a todas horas, pero mas en la noche cuando la luz del Sol se ha ido y solo me queda el frio de la noche me pregunto ¿Qué puede haber hecho diferente? ¿Qué problema tengo que todo el mundo se va? ¿Si soy tan buena por que todo el mundo me lastima?

Pero también sé que esas preguntas nadie, ni siquiera yo misma las puedo responder.

Siempre pensé que mi corazón era demasiado bueno para este mundo y a pesar de las barreras que yo misma creaba, a pesar de todos los mecanismos de defensa que yo creaba, yo si quería encontrar algo de amor, algo que fuera real.

Ahora no se si mi corazón es lo suficiente para este mundo, si lo suficiente para poder recibir amor ¿Habrá alguien ahí afuera para poder amarme de verdad?

No sé si sea algo posible, quizás si exista algo más ahí afuera, pero me da tanto miedo ir a buscarlo, ir a entregarme una vez más.

Quizás existe algo más ahí afuera pero ya no me queda fuerza para ir por él.

Decidí salir a correr solo acompañada de mis audífonos porque sentía que era en lo único que podía confiar ahora.

Corría con mucha fuerza, como si quisiera escapar de algo cuando de lo que quería escapar era de los pensamientos que tenia en mi cabeza.

Corría con toda la fuerza del mundo, corría con la intención que se me arrancaran mis piernas, que mi cuerpo se cansara para ya no sentir ese vacío en el pecho, y ese nudo en la garganta.

Corría con tan tal fuerza para que mis lagrimas no salieran más, que mis ojos no sintieran más esa agua que hace sangrar mi interior.

Corría y corría, pero aquella imagen que vi en el parque me dejo helada.

Un ramo tirado justo en frente de mis pies, un velo en los arbustos y un corazón roto en la banqueta.

Me acerque lentamente, pero era como si me pudiera ver a un espejo, como si pudiera verme hace algunos meses atrás.

—¿Estás bien amiga? —pregunte con todo el miedo del mundo.

—No—me susurro aquel corazón roto.

Me senté junto a ella no sabia que hacer pero quizás no se tiene que decir mucho cuando alguien tiene el alma destrozada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.