Nuestro escolar iba caminando al paradero tranquilamente porque había salido temprano de casa, su mamá lo despertó antes porque estaba muy enojada con él.
¿Por qué? Pues....
**Flashback**
-¿¡Cómo es posible que se te haya caído la billetera!? -gritaba totalmente histérica la madre de Mauricio- ¡Se supone que solo debes sacarla para utilizar la tarjeta y luego guardarla en tu mochila nuevamente! ¿¡Sabes cuanto tiempo y dinero me costara sacarte otro documento de identidad!?
-Pero mamá, a sido un accidente, a cualquiera le puede pasar -reclamó Mauri sin faltarle el respeto a su madre.
-¡A cualquiera pero tu eres mi hijo! -gritó nuevamente la mujer- Oh Dios mío... Solo espero que una alma bondadosa y caritativa que haya encontrado tu billetera la devuelva. Aunque no te lo mereces por irresponsable -terminó de decir la mamá del escolar con un gestó de molestia mal actuada. Dió media vuelta y se fue.
-Si fueras actriz seríamos millonarios -murmuró Mauricio dando un gran suspiró.
**Fin del flashback**
Mauri llegó al paradero y al ver que no había ningún bus de la Linea A a la vista se sentó en una de las bancas que había en el paradero, se puso sus audífonos y se hundió en su propio mundo.
Minutos después el joven algunos años mayor que nuestro escolar llegó también al paradero pero no se dio cuenta del menor ya que él estaba sumergido en su maravilloso mundo de los libros.
La Linea A ya estaba llegando al paradero y ambos se dieron cuenta al instante, subieron por la puerta posterior colocando su tarjeta en la base de pago. Menos mal que la madre de Mauricio se había compadecido de él y le cedió su tarjeta. Ambos aún no notaban la presencia del otro. El escolar como siempre paso a sentarse en la parte de atrás del bus.
Ya a mitad del aburrido viaje de Mauricio siente la voz de alguien muy cerca de donde él se encontraba.
-Oye, niño -pronunció el universitario parado frente a él. Mauri lo miró unos segundos y luego miró a los lados buscando a algún niño hasta que cayó en cuenta de que se referían a él.
-¿Me estas hablando a mí? -no espero a que el joven continuara y prosiguió - si es así, déjame decirte que no soy un niño, este es mi último año en la escuela -definitivamente él más joven de ambos estaba un poco irritado, odiaba que lo llamarán niño y además pensó que la primera vez que hablara con el mayor sería algo muy interesante y alegre, pero resultó ser un poco agrio.
El mayor rió al escuchar el tono defensivo que había utilizado el escolar.
-Entonces me quedaré con esto "Mauri" -canturreo el mayor mientras jugaba con la billetera extraviada de quien ahora estaba con los ojos abiertos y con un notable nerviosismo. El universitario se sentó a su lado y le sonrió socarrón- no te importa, ¿verdad?
En un instante la actitud del menor cambió radicalmente al recordar la horrible cara de su madre al estar enojada en la mañana.
-Devuélvemela, por favor -dijo sumisamente y agachó la mirada un poco como un perro arrepentido.
-Buen chico -siguió con su sonrisa socarrona, dio unas cuantas palmaditas en su cabeza y procedió a darle su billetera- oh, por cierto, linda foto la de tu carnet de identidad -se siguió burlando el mayor.
Esto irritó más al menor. Es que ¿¡Quién salía bien en su carnet de identidad!? ¡Que levante la mano el que salé bien en su carnet de identidad! ...... ¡Nadie! ¿¡Lo ven!? . Pensó el menor al borde de la desesperación.
Mauricio recibió la billetera de mala gana y revisó que no le faltara nada en frente del otro. Luego la guardó en su mochila tal y como dijo su madre. En un segundo, se percató que su paradero estaba cerca y se paro para tocar el timbre. El universitario tenía fija su mirada en el menor aun con una sonrisa burlona.
-Oye, gracias. Evitaste una muerte -agradeció Mauri antes de bajar.