-¡Mamá, ya estoy en casa! -gritó Mauricio en la entrada y se dirigió de frente a la sala, tiro su mochila en el piso y él se sentó en el sofá.
No obtuvo respuesta alguna así que supuso que había salido pero él no sabía que había alguien mirando sus movimientos desde el marco de la puerta. Hasta que ella hizo su aparición haciendo que su hijo diera un salto sobre el sofá del susto.
-¿Recuperaste tu billetera?... -dijo su madre con voz macabra. Lo peor era su ropa, parecía que acabara de matar a alguien, tenía el mandil manchado con algo que parecía sangre al igual que sus manos. Mauri asintió temeroso y más rápido que Flash el ambiente tétrico cambió a uno rosa. - ¡Que bien! Te estaba preparando carne asada, perdona las fachas -dijo sonriendo su madre mientras volvía a la cocina.
Mauricio aún un poco descolocado por lo que había pasado hace unos segundos con su madre subió las escaleras hacía la segunda planta, entró a su habitación y se cambió para ir a ayudar a su madre con la cocina. Se fue directamente a la cocina y vio como su madre cortaba la carne como si lo disfrutará.
El chico cogió una manzana y sentó en el comedor el cual tenía buena vista hacía la cocina. Si, él observaba a su mamá cocinar y eso para él era ayudarla pero no había quejas de su madre así que seguía haciendo eso desde que tenía memoria.
-Si vas a hacer ensalada no le pongas zanahorias por favor -miró las zanahorias sobre la mesa al lado de su madre y ella lo miró de reojo sonriendo mientras metía las zanahorias en un tazón para lavarlas. Mauricio rodó los ojos.
-¿Tu billetera te esperó en la puerta del bus a por tu llegada? -dijo la mujer mientras seguía cocinando- ¿o es que acaso una alma caritativa se apiadó de ti?
-Un chico me lo dio..... Y se burló de mí -murmuró esto último.
-Oh, que bien. ¿Sabes su nombre?, ¿Lo conoces?, ¿Es de tu escuela?, ¿Qué edad tiene? - y así continuaron las preguntas cosa el menor ignoro hasta que escucho lo último lo cual no era una pregunta, era una petición- Tienes que invitarlo a cenar, ya sabes, para agradecerle por devolverle la billetera a alguien que no se lo merece y estoy mirando-ella abrió sus ojos lo más que pudo y miró a su hijo de manera acusatoria.
-Si, claro, por supuesto que lo haré -dijo sarcástico mientras terminaba su manzana y colocaba el residuo en el tacho de basura- Mamá, ni siquiera se su nombre, con eso te digo todo.
-Lo invitaras - insistió con una gran sonrisa.
* * *
Y ahí estaba Mauricio, sin saber si acercarse al universitario sentado en la parte de adelante del autobús. Pero tenía que hacerlo o algo muy feo le esperaría en casa: su madre enojada.
Ya decidido, dejo su asiento y fue hacía adelanté cogiéndose de los barandales para evitar caerse por el movimiento del bus. Se colocó al lado del asiento del joven desconocido y espero a que notara su presencia. No sucedió. El universitario estaba metido en un grueso libro el cual era difícil saber cual era para Mauricio.
-Hey -llamó su atención el menor pero el otro no hizo caso. Por lo tanto toco su hombro levemente y acerco un poco su rostro- hey~ .
El joven volteó bruscamente para observar a quien lo llamaba. El rostro de ambos se encontraba considerablemente cerca, ambos se miraron unos segundos y luego el mayor rió.
-¿Vas a besarme o qué? -dijo socarrón espantando a Mauri quien ahora lo miraba disgustado.
-Ja ja, que gracioso -inquirió con sarcasmo el menor, respiró hondo- ¿me puedo sentar? -continuó calmado. El mayor se hizo a un lado permitiendo que Mauri se sentara junto a él- esto debe ser repentino, pero no tengo otra opción -Mauricio soltó un gran suspiró para prepararse- toma, debes ir hoy en la noche o mañana me veras en las noticias con el titular de: "adolescente muerto" -le entregó un pequeño papel en donde estaba su dirección y su número de celular.
-Ni siquiera sabes mi nom... -no termino su diálogo y vio como el escolar maldecía mientras se paraba rápidamente dirigiéndose a la puerta posterior para bajar.
-¡Si no puedes ir, ahí esta mi número, me avisas! -gritó escandalosamente al igual que el día en que perdió su billetera y bajó del bus con prisa.
Una vez más los pasajeros criticaban el escándalo del escolar y miraban acusatoriamente con quien minutos antes se había sentado. El mayor le restó importancia y preparó sus cosas para bajar en el próximo paradero.