-¡Christopher! – grité y me abalancé hacia él para abrazarlo.
-¿Cómo has estado niña? – sonrió y nos separamos
-Extrañándote – sonreí
-Así que Christopher – dijo Jackson
-Jackson – dijo Christopher
-¿Se conocen? – los miré
-Claro que nos conocemos – dice Jackson
-No lo hagas – dijo mirándolo y apretando su puño
-Que más da – dijo Clarke saliendo de la cocina con un trozo de pay – Esto está delicioso
-Tu querido Jackson es – me miró – Un arcángel.
-Eso debe ser una broma – reí y miré a Christopher – Dile que es broma… ¿Christopher?... dime que bromea
-No lo es – me mira – No es broma
-Lindo arcángel – dice Clarke tomando su camisa con una mano y rompiéndola – Muestra tus alas
-Christopher… – murmuré
Él solo me miró y de sus costados se asomaron unas enormes alas negras, las plumas se movían gracias al viento que se filtraba por la ventana.
Sin pensarlo caí al suelo y las lágrimas comenzaron a salir sin parar.
Conocía a Christopher toda la vida, asistimos juntos al kínder y la primaria.
No podía ser verdad esto.
Christopher era mi primo, era mi familia, además de Meg, era el único que sabía todo de mí, confiaba en él más que en mi misma.
-Arella… – dijo Christopher
-Ven acá – dijo Jackson levantándome.
Me acerqué a Christopher y le proporcioné una bofetada en su mejilla derecha, haciendo que su rostro gire hacia el otro lado.
Me sentía decepcionada.
Subí las escaleras corriendo y entré a mi habitación.
Christopher no era más que un primo lejano, pero era parte de la familia, o al menos eso creía.
Si es arcángel, quiere decir que lo adoptaron porque sus padres eran 100% humanos, era imposible que sucediera esto.
Toda mi vida viví engañada.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por unos leves golpes en la puerta.
-Ella… – dijo un chico
-Aléjate Christopher
-Por favor… necesitamos hablar
-No tenemos nada de que hablar – me acosté dándole la espalda a la puerta.
-Debes saber todo – dijo
Escuché la puerta abrirse y me di la vuelta, viendo a Christopher parado junto a mi cama.
-Jamás te mentí
-Eres un arcángel…
-No lo supe hasta que tenía 12 –se sentó en mi cama
-Justo cuando te fuiste – sequé mis lagrimas mientras me sentaba.
-Exacto Ella – acarició mi mejilla –Debía saber lo que era… soy – tomó mi mano – Esto es lo que soy.
-¿Entonces no eres mi familia?
-Siempre lo seré – me sonrió-. Quizá no de sangre, pero sí de corazón
-Te quiero – dije abrazándolo
-Yo más Ella – me abrazó
-Entonces… –me separé – Si eres arcángel… ¿Quiere decir que tienes tu propio reino?
-Si… – tomó mi mano
-Uno de los siete – dije y me miró
-¿Cómo sabes?
-Es una larga historia – reí nerviosa
No podía contar sobre mi visita hacia el reino de Azael.
Como él dijo, existían siete reinos, y atacaron el de Azael, pero justo llegó Christopher, después de cuatro años separados, no podía decirle lo que ha pasado.
-Alguien ha llegado – dijo y salió rápido de la habitación.
Yo corrí hacia el primer piso y Clarke me hizo una seña, la espada estaba debajo del sillón, al ver a Christopher, debí haberla tirado.
La metí más sin que viera Christopher y Jackson abrió la puerta.
Era Alexander.
Mi primo se abalanzó hacia él de inmediato.
-¡No! – grité y traté de separarlos, pero Christopher me empujó y Jackson vino al rescate.
Los logró separar con tanta facilidad.
-Arella – dijo Alexander abrazándome – estaba tan preocupado por ti.
-¡Aléjate de ella! – dijo Christopher – Es tu culpa que esté en peligro
-Cierra la boca Chris – dije y él me miró – Las cosas ya están hechas – miré a Alexander – Debo hablar contigo.
Miré a los demás y parecieron entender la indirecta.
-Tienes suerte de que las tiendas no hayan cerrado – dijo Clarke – Necesito ropa
Tomó el brazo de Jackson y miró a Christopher
-Tienes suerte de ser lindo – tocó su cabello castaño – Ven con nosotros
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Editado: 03.04.2021