C A P Í T U L O 1
"Egon, Pueblo de psicópatas"
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Detective Spencer
Martes, 3 de marzo de 2020 (Carolina del Norte – USA)
Recibí una llamada de una mujer de la tercera edad. Su voz estaba agitada y asustada, no entendía que el por qué tanta conmoción hasta que me menciono las palabras "cadáver" y "muerto".
Llame enseguida a mis dos colegas, la detective Hicks y el detective Mcoy —ambos son mis compañeros de casos de homicidios —, nos dirigimos al lugar en donde se encontraba el cadáver que había mencionado la mujer y la escena fue algo espantosa, perturbadora y enfermiza.
Logramos llegar con el equipo de investigación y los asistentes del forense. La mujer estaba llorando a cantaros agitando la cabeza una y otra vez, como si nunca hubiese visto un cadáver antes. Pobre mujer. Me acerque a ella y este alzó la cabeza para mirarme. Tiene los ojos rojos de tanto haber llorado, su piel es pálida y su cabello canoso le da ese aire de vejez y vulnerabilidad.
—¿Se encuentra bien? —Pregunte.
—¿Es policía? —Me pregunta con su voz ronca
—Soy el detective Spencer para servirle —Respondo al instante que me arrodillo para estar a su altura—. ¿Se encuentra bien?
Asiente. Volteo a ver a mis compañeros y estos se encuentran revisando la escena del crimen con los demás asistentes.
—¿Qué sucedió? —Le pregunté volviendo mi mirada hacia la mujer.
—Venía de hacer unas compras en el supermercado, pase por esta calle ya que es un atajo hasta mi casa. —me explico con calma tratando de recordar —Había un olor muy raro en el aire, como el olor de rata muerta, no le di importancia hasta que vi unos pies, pensé que alguien estaba herido pero era solo un pie. Había sido amputado y el otro pie estaba en el otro lado, me di cuenta de que habían dedos también y un montón de ratas estaban sobre un cuerpo. La imagen era espantosa.
La mujer quebró en llanto al recordar dicha imagen. No la culpo, yo también hubiese hecho lo mismo pero yo fui entrenado para mantener la compostura y no me afecten este tipo de cosas que, aunque se vean espantosas, son soportables cuando trabajas en esto toda tu vida.
Deje a la mujer en su sitio para que se desahogara y me dirigí hacia mis compañeros. Vi que los asistentes tenían bolsas de plástico con ADN, dedos amputados y sangre en frascos de vidrio como evidencia para llevar a la comisaría.
—¿Cómo está? ¿Te dijo algo? —Pregunto Mcoy.
—Parece que se topó con el cuerpo de camino a casa, pensó que había alguien herido justo aquí pero, para su mala suerte, se encontró el cuerpo mutilado —Les explique.
—Pobre mujer, presenció un cadáver mutilado —dijo Hicks con su mirada puesta en el cadáver
—Esta algo traumada, necesitará ayuda de Michelle —Murmure, fijamos nuestras miradas en la mujer y seguía en el mismo estado de paranoia—. Tenemos que hacerle unas preguntas en la comisaría.
—No podemos decirle eso así como así, no es una jovencita, es una mujer de la tercera edad, Ryan —Espeto Mcoy
—Mcoy tiene razón Ryan, no podemos hacer eso, al menos dale unos dias, la tendremos en la comisaria solo para que Michelle se encargue de ayudarla a procesar esto, luego la tendrás en unos días en la sala de interrogatorios pero por ahora solo haremos eso, ¿de acuerdo? —Propuso Hicks. Vacile con la propuesta pero luego asentí con mi semblante serio.
Volvimos a la comisaría. Michelle se encargó de ayudar a la mujer, mientras que Mcoy, Hicks y yo nos reuníamos confidencialmente en mi oficina para estudiar más a fondo el caso. Este ha sido el tercer homicidio en esta semana que hemos encontrado hasta ahora. No quiero imaginar lo que nos dirá el capitán cuando le entreguemos el reporte del homicidio.
—Este es el tercer homicidio en la semana —Gruñe Mcoy —. El que esté haciendo esto quiere acabar con la población misma.
—Todavía no han encontrado el ADN del asesino en el cadáver —Informa Hicks —, pero si pueden tratar de identificar el cuerpo. En una hora nos entregaran el informe.
—Este debe ser el mismo asesino que estábamos siguiendo hace tres días —Opino —, hizo exactamente lo mismo que los asesinatos anteriores.
—Cierto, pero creo que deberíamos esperar el reporte del forense —Opina Mcoy. Suspira —. Bueno. Nos vemos después.
—Si, adiós —Respondo a la despedida y Hicks sale luego de Mcoy.
Es el tercer homicidio esta semana y aún no he dado con el asesino y eso me está estresando. El hecho de no poder atrapar a ese malnacido me está volviendo loco, no he podido dormir, no he comido estos días y eso me está matando también. Cerré los ojos e incliné la cabeza hacia atrás. Me dejé caer en el trance del sueño por un momento. El rayo de sol entraba desde la ventana.
Estaba en casa con mi madre y mi padre en la cocina teniendo una cena "familiar" como le gusta llamarla mi madre.
Era de esas típicas madres que les gusta ser amas de casa y que su familia se mantenga unida a pesar de tener muchas diferencias.
Mi padre estaba en la silla frente a mí. Yo tenía 15 años en ese momento. Tenía la cabeza baja, un golpe en el ojo derecho que mi padre miraba con desprecio. En ese momento, yo carecía de músculos, era un chico nerd por así decirlo. Mi padre quería llevarme academia militar pero yo me negué cada que podía para evitar que me exiliara.
—¿Otra vez te volvieron a molestar en la escuela? —Pregunta mi padre mientras come el espagueti de mi madre. Yo a penas si puedo, estaba algo desanimado. Asentí respondiendo a su pregunta —¿No hiciste nada?.
—Intente defenderme pero...—Me detuve conteniendo la ira que emanaba mi voz —. Ellos eran muchos, no pude aguantar mucho.