C A P I T U L O 6
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Mansion Pearlford – 22:00 p.m.
Joe Pearlford
El dolor de cabeza era realmente insoportable, no se por cuanto tiempo he estado dormido, sentía el cuerpo totalmente pesado y fatigado, como si hubiese dormido por unos cuantos días y sin poder abrir los ojos. Abrí los ojos y mi visión se notaba borrosa por un momento, me traté de levantar del piso con las pocas fuerzas que me quedaban, visualicé todo a mi alrededor y pude determinar que estaba en la bodega de la mansión.
¿Qué estoy haciendo aquí abajo?
Me pregunte a mi mismo mientras trataba de desatarme de las cuerdas que tenia alrededor de mi cuerpo impidiéndome movilidad. La puerta se abrió dejando ver a…
Esto debe ser una maldita broma, ¿Es…?
—Hola Joe, a mí también me alegra verte otra vez —Me dice con arrogancia viéndome desde arriba. Ha caído tan bajo.
—No podría decir lo mismo. —Fue lo único que dije mientras lo miraba con total desprecio
—Que lastima por que de verdad me alegra verte, aunque me hubiese gustado más si estuvieras muerto —Se ríe y yo solo gruño molesto por lo que acaba de decir
—¿Qué carajos quieres?, ¿No ves que estoy ocupado?
—¿Ocupado durmiendo o intentando escapar? —Inquiere burlándose
—¿Qué te parece intentando escapar para patear tu trasero? —Digo en su mismo tono de burla
—Quisiera ver que lo intentaras, pero vine para escuchar tus tonterías.
Lo veo acercarse con una navaja y yo me alarmo hasta que me desata con esta, me levanto con rapidez, intento escapar, pero el sonido de una maldita bala resuena justo al lado de mi cuerpo lo que hace que me congele y me voltee con lentitud hasta quedar cara a cara con él.
—¿Pensabas que te irías, así como si nada? —Chasquea la lengua —. Te equivocas viejo.
Esa afirmación no me gusto para nada. Acto seguido, mis ojos fueron cubiertos por una clase de venda y todo se volvió negro en ese momento dejándome con menos un sentido mientras que los demás estaban en modo alerta para tratar de descifrar lo que estaba pasando. Un pinchazo se hizo presente en mi cuello y el efecto de aquella “droga” que el maldito me inyecto, provocando así que mi cuerpo me pesara y quedara inconsciente en cuestión de segundos.
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Hospital Psiquiátrico de Egon – 23:00 p.m.
Austin Pearlford
Estaba sentado en la silla del doctor Price esperando que hiciera presencia mientras mantenía mis pies sobre su escritorio y en mi mano derecha acariciaba con devoción mi querida Nancy. Mi arma que mas muerte ha causado desde el primer asesinato que cometí.
El recuerdo de ese día llega a mi mente como aire fresco haciendo que mi animo se levante de forma inmediata. Los llantos, los gritos, la sangre… fue un espectáculo digno de ver en 3D, que lastima que solo lo vieron los noticiarios, pero bueno, no todo se puede en esta vida.
La puerta de la oficina se abrió dejando ver a un doctor recién follado con la camisa por fuera y la bata en su mano acompañado de una sonrisa de poder que tan solo me irrita y me hace arrepentirme de que lo tenga que usar para mi plan maestro.
—¿Disfrutando el placer de follar sin compromisos, Dr. Price? —Inquiero curioso mientras el frena en seco y queda paralizado en su lugar mirándome con total seriedad
—¿Eres Craig, cierto? —Deja escapar una risa ridícula de sus labios que están manchados de labial —. En los informes del antiguo doctor mencionaba a un tal Craig Williams, es un honor para mi poder conocerlo al fin, Sr. Williams
Empezamos bien. Le muestro una sonrisa que raya a una sonrisa falsa pero mis intenciones no son para nada amables.
—Me agradas Richard, eres gracioso, pero créeme que esa gracia no te ayudara de nada ahora —Le apunto con mi arma al mismo tiempo que mi viejo amigo llega con una bolsa negra en la que había un cuerpo. El cuerpo de Joe
En la mirada de Price puedo apreciar el verdadero miedo de ver un cuerpo en su propia oficina tan solo con ver de quien se trata. Fija sus ojos en mi amigo y yo, yo solo le doy una sonrisa siniestra y habla:
—¿Qué clase de broma es esta?
—No es ninguna broma querido amigo, considéralo, el pago de un favor que te hice —Me inclino hacia atrás dejando mis manos en mi nuca recostando mi cuerpo sobre la silla
—Yo no te he pedido favores a ti —Eso me hace reír
—Yo creo que si —Me levanto con mi arma en mano, me siento en el escritorio mientras juego un poco con mi arma llevándola de un lado a otra captando la atención de Price —. Veras, cuando los detectives de Carolina estaban respirándote en la nuca esta mañana por la muerte de una de tus queridas pacientes de este maldito manicomio, yo evite que Spencer lograra ver el video de seguridad en donde tu y la jefa de las enfermeras follaban sin pudor en tu propia oficina, como has estado haciendo también con las demás enfermeras desde que llegaste a aquí gracias a mí. Mi amigo aquí presente fue quien logro borrar los videos después de que te llevaron a la central de policía, tiene una copia ahora mismo. Tu eliges.