C A P I TU L O 6
"Delicias"
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13 de noviembre de 2021
Hospital Psiquiátrico de Egon - 8:00 a.m.
Michelle Dixon
—Doctora Dixon —pronuncia la recepcionista cuando me encuentro dentro del edificio, mirando con cuidado cada uno de los movimientos de los demás enfermeros que entran y salen de las habitaciones que hay para los pacientes que están más locos que nunca.
—Vengo a ver al Doctor Price.
Sin pensarlo demasiado, llama a Price informándole que necesitaba hablar con él en su oficina. Me dirijo a esta y entro como si se tratara de mi propia oficina. Me recibe con una sonrisa parecida a él, algo que me causo demasiada lástima, por qué él jamás será como Craig Williams. Nadie puede ser más cruel y despiadado que ese hombre.
—Doctora —habla la copia barata de Craig Williams que tengo frente a mis ojos —, ¿a qué debo esta grata sorpresa?
—Ahórrate el formalismo Price —me siento en el sillón de cuero que hay en el ala este de la oficina —, necesitamos hablar seriamente.
—No sé si lo notaste, pero me encuentro un tanto ocupado —se excusa.
—Price, te conozco y sé que si me escuchas vas a dejar de estar ocupado —lo persuado.
Su expresión cambia a una de total intriga.
—¿Qué quieres?
—Se trata de Pearlford —suelto —, necesito que le saques toda la información que puedas sobre sus inversionistas y socios internacionales. Quiero toda esa información.
—¿Y qué ganaría yo con eso? —voleo los ojos para mirarlo que con ojos sarcásticos.
—No te hagas el imbécil, ambos sabemos que lo que vas a ganar con esto será más que placentero que nunca —soy franca con el para que deje de tomarme del pelo.
—El dinero ya no me complace, ahora quisiera algo más... —mira mi anatomía de arriba abajo.
Está loco si piensa que va a obtener ese "algo más" de mi parte. Me levanto de la silla para dirigirme a su lugar, me acerco lentamente sin quitarle los ojos de encima. Me inclino para estar cara a cara y le empiezo a susurrar algo bastante explicito en su oído.
—Acepto —dice sin más.
—Fue un placer hacer negocios contigo —me levanto del sofá.
Salgo de la oficina con una sonrisa maliciosa que me caracteriza como parte de la familia Williams. Me dirijo a la cafetería para tomar un café antes de irme. La cocinera me entrega un poco de café, tomo un sorbo y en segundos me arrepiento de haberlo hecho.
—Iugh —hago una muela de disgusto —. Qué porquería.
Me deshago del café rancio, antes de irme veo la figura de cierta persona a la que llevaba un tiempo sin ver. Está yéndose de la cafetería, lo llevan a un pasillo para luego subirlo a unas escaleras. Lo sigo con cuidado, subo las escaleras hasta llegar a lo que parece ser el sector 3, el lugar de los más locos del pueblo. Lo llevan a una habitación con los números 666, me acerco a una distancia prudencial a la puerta.
Lo veo detalladamente, cada día está más sexy que antes a pesar de sus desvaríos mentales producidos por nosotros. Sus ojos se encuentran con los míos y es ahí donde empieza a enloquecer en cuestión de minutos mientras le muestro una sonrisa maliciosa, le hago una seña de que se calle, sonrío y me voy antes de que la enfermera me vea.
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Central de la Policía de Egon - 11:50 a.m.
Heather Brooks
Estoy acomodando unas cosas de los expedientes de esos chicos que están desapareciendo, algunos son de la escuela y hay otros que eran del psiquiátrico, por lo tanto, necesito saber más de sus estados mentales para saber más de la situación si quiero hacer ver que estoy haciendo bien mi trabajo.
—Heather —Larry entra a mi oficina —. Vamos, debemos ir al psiquiátrico ahora mismo.
—¿Por qué?
—Órdenes de Fletcher —volteo los ojos.
—Odio recibir órdenes —reprocho.
Salimos de la oficina, bajamos las escaleras de la parte trasera que nos lleva al estacionamiento, subimos a su auto y nos dirigimos al psiquiátrico. Unos cinco minutos más tarde, llegamos al edificio desde donde se lograban escuchar los gritos frenéticos de los pacientes del sector 3. Unos locos sin remedio, claro.
Vamos a la oficina de Price, quien cerraba sospechosamente una puerta con llave. Al verme lo primero que hizo fue ofrecerme un asiento a lo que rechace con respeto.
—Dr. Price —Larry le extiende la mano —. Imagino que me recuerda, ¿cierto?
—Como olvidarlo, el buen amigo del viejo detective Pearlford —dice con ironía —. ¿Cómo está él, por cierto?
—No vinimos a hablar de él. Necesitamos hacerle unas preguntas.
—Dejemos de fingir, ambos sabemos que ese teatro los está matando —alguien pro fin lo dijo —. ¿Tienes novio?
—¿Perdón?
—Te pregunté sí...
—Ya la escucho, y no, no tiene y mucho menos tendrá —responde mi padre por mí.
—¿Celoso? —se burla Price.
—Es mi...
—Soy como una hija para él, por eso me cuida tanto, ¿cierto, Larry? —digo entre dientes para que deje de ser tan boca floja y se concentre.