C A P I T U L O 12
"Desenmascarado"
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Hospital Psiquiátrico de Egon - 11:00 p.m.
Heather Brooks
Esto no puede ser peor, ver como mi hermana se desvaneció frente a todos, revolvió algo en mí, los recuerdos de aquellos desmayos me indicaban que él estaba aqui, en alguna parte, vigilándonos de cerca. Mire a mi alrededor, no encontraba su rostro en ninguna parte, pero estaba segura de que mi hermana lo había visto. Corrí hacia Thomas, quien tenía a Hannah sobre sus brazos desvanecida y pálida como si hubiera visto a un fantasma. Mi padre se la llevo al hospital, Fletcher me aseguro que se encargaría de todo mientras yo me ocupaba de Hannah, no sabe nuestro parentesco, pero quiere que averigüe todo lo que pueda sobre el supuesto asesino que anda suelto.
Asiento a su petición, inspecciono el lugar antes de salir, quiero saber en donde se metió Michelle luego de todo el tumulto que se desató por ese imbécil que se supone está muerto. Llegamos al hospital, mi padre llama desesperado a las enfermeras para que atiendan a Hannah lo antes posible, traen una camilla y le informan a Price. El doctor llega minutos después a la habitación donde la pusieron, en una de las habitaciones privadas que tienen para los que son de la familia Pearlford.
Revisa su pulso, está bien; su respiración, estable; sus ojos, dilatados; su temperatura, baja.
—¿Va a despertar, cierto? —pregunta mi padre temeroso de algún efecto colateral que causen los desmayos de Hannah.
—Tranquilo, despertará en unos minutos —asegura Price, mirándome fijamente.
Íbamos a dejar a mi padre solo en la habitación, pero Hannah despertó antes de tiempo. Price trata de evitar que levante con brusquedad, yo tranquilizo a papa mientras ella se recupera poco a poco del dolor de cabeza provocado por su forma de despertar de su inconsciencia. Nos observa, sus ojos verdes brillas con intensidad, con mucho miedo en ellos.
—¿Que pasó? —pregunta confundida.
—Tuviste un ataque de pánico, otra vez —puntualizo.
—Hannah... —mi padre aclama su nombre —, ¿lo viste?
Se quedó pensativa unos segundos tratando de recordar lo que sucedió antes de desmayarse en la ceremonia.
—Sí, estaba en el segundo piso de la mansión —detalla.
—¿Estaba con alguien? —cuestione.
Niega, su cuerpo tiembla por el recuerdo de aquel rostro del pasado que tanto queríamos enterrar años atrás y que ahora nos está volviendo a atormentar.
—Será mejor dejarla que descanse, debe estar agotada —sugiere Price.
Nos retiramos de la habitación, me llevo a mi padre a las malas para que dejemos a Hannah a solas un rato. Lo dejo en los asientos de espera, le doy un poco de agua, Price me lleva a su oficina que está al frente del pasillo. Entramos a este y gruñe frustrado, me mira enojado.
—¿En serio elegiste a Fletcher? —reclama, voleo los ojos porque ya tengo suficientes problemas como para tener que lidiar con el ahora.
—Sí, lo necesito para llamar la atención de Lee —explico.
—Solo quieres llamar la atención que todo este escándalo —insinúa.
—¿Y si es así que? No te metas en mis decisiones, Price.
—¿Acaso ese imbécil te folla mejor que yo, Heather? —pregunta acercándose a mí.
Estamos tan cerca que siento como me moje con solo sostenerle la mirada. Su rabia me prende y él lo nota.
—¿Quieres que enseñe quien es mejor? —me susurra al oído.
Estoy a punto a de hablar, pero escuchamos unos gritos. Salimos corriendo de la oficina, llegamos a la habitación de mi hermana y ella está acurrucada en los brazos de mi padre llorando y respondiendo las preguntas que mi padre le hace.
—¿Que sucede? —pregunto.
—Hay que mejorar la seguridad del hospital mientras que Hannah este aqui —exige Thomas.
—Señor, le aseguro que su hija estará bien vigilada aqui —Price intenta apaciguar el enojo de papá.
—El anillo de vigilancia va a ser redoblado mientras mi hija esté aquí por tiempo indefinido —vocifera mi padre —, no voy a dejar que ese malnacido de Lee siga atormentando a mi hija.
Lo que diga un Williams es ley y se lo hago saber a Price con un asentimiento de cabeza.
—Papá, ya entendió la exigencia, ahora ocúpate de Hannah —Trato de defender a Price —, nosotros nos encargaremos del resto.
—Busca a Michelle.
—De acuerdo —paso el trago amargo de tener que lidiar con mi otra hermana, quien en estos momentos debe estar odiándome por muchas razones.
Salimos de la habitación, Price me toma del brazo para estamparme contra la pared y morder mi hombro. Me cubre la boca, el placer que me causa es indescriptible, podría estar así toda la noche y aun así estaría dispuesta a volver a follar con este hijo de puta que sabe como hacer las cosas.