Arduo

Capítulo 4

Nadie más feliz aquel quince de abril que aquel hombre que caminaba como si se hubiese ganado la lotería, o al menos eso pensaría querido lector si no fuese porque ese hombre caminaba por los pasillos del hospital llevando a su esposa que respiraba profundamente, la sentó en una silla de ruedas y auxiliado de una enfermera fue llevado junto a su esposa a la sala de partos, prepararon todo y la mujer estuvo algunas horas en labor hasta que una linda niña nació, una linda niña que lloraba al salir del mejor lugar para descansar, la pequeña a pesar de estar en brazos de su madre, su llanto solo se calmó un poco, no fue hasta que su padre la cargo que la pequeña dejo de llorar totalmente.

-Oh pequeña- dijo su madre con ternura

-Pequeña Azusa, serás una gran niña- la nombro su padre

Azusa sería el nombre de aquella niña, una niña tierna y dulce conforme crecía, con el amor de su padre y de su madre, pero la vida es cruel y dura, una madre que se volvió adicta al trabajo, su padre, que al no poder estar con su esposa, también se volvió adicto al trabajo, ambos querían lo mejor para su hija, pero lo mejor no siempre consiste en lo material, igual que la espalda no puede ser rascada por uno mismo, existen cosas que lo material no alcanza por más alto que sea esto.
Y el padre de Azusa cayó en esto, no podía no darle amor a su hija, este era necesario para ella, es así como este decidió tomarse unas largas vacaciones, pasaba mucho tiempo con su hija, cosa que puso celosa a su madre, esta no dejaría que su esposo le quitara el amor de su hija, historia de divorcio que afecto a Azusa de gran manera, un padre al que le quitaron al custodia de su amada hija sin piedad alguna, una madre que lo único que hacía era pasar el día entero en el trabajo, una niña que creció sola, a diario pensando porque es que su madre le había quitado a su padre, algo sin respuesta comprensible para esa inocente y dulce niña, oh querido lector, lo único que se escuchaba noche tras noche después de ese día eran llantos desconsolados de Azusa la cual solo quería ver a su padre una sola vez más.

Azusa estaba en tercero de secundaria, ya había hecho su examen para la preparatoria, ya había quedado, faltaba solo un trámite, y se encontraba buscando el único documento faltante, entre muchos papeles encontró un sobre un poco gastado, como remitente tenía el nombre de su padre, y como destinatario tenía su nombre, abrió el sobre y noto unas curvas un poco débiles y muy suaves, como si el bolígrafo no fuera más que un lápiz de punta muy gastada.

Para mi pequeña:

Es la primera vez que me atrevo a escribir una carta, espero que la puedas leer, desde ya hace dos años que tu madre nos separó, ella me impide acercarme a ti, lo intente una vez y fui golpeado por los policías, entonces conocí a una gran mujer, una gran mujer de la cual me enamore como me enamore de tu madre hace ya muchos años, se llama Beatriz y en el sobre esta su dirección, donde es muy probable que yo este, ya que es tu derecho saber que es mi prometida y pronto mi esposa, pero nada me haría más feliz que volver a verte aunque sea una vez más, solo una vez, espero que mi deseo sea concedido, sin más, me despido.

Te quiere, tu padre.

Azusa lloraba, por dos cosas el contenido de la carta y la longevidad de esta, hace más de ocho años que no ha vuelto a ver a su padre, entonces la carta tenía por lo menos seis años, Azusa se levantó y dejo de lado la búsqueda de aquel documento, tomo la carta y la regreso al sobre, tomo este al igual que su celular, su monedero y sus llaves para salir de casa rápidamente, tomo el autobús y en pocos minutos se encontraba a solo unas cuadras de la dirección marcada en el sobre, camino y llego a una casa grande, estaba por tocar la puerta cuando una mujer tomada de la mano de una pequeña niña la abrió.

-Buenas tardes señora Beatriz, soy…-

-Azusa- la interrumpió la mujer y cargo a la niña- mira Edicia, es tu hermana mayor-

-Hola Azusa- dijo la niña saludando a Azusa

-Pasa, pasa, te hemos esperado desde hace años- dijo la mujer entrando nuevamente a la casa, Azusa le siguió y las dos se sentaron en la sala- vamos Edicia, puedes jugar otro rato más-

-¿Mi hermana jugará conmigo?- pregunto la niña con dulzura

-Primero hablaré con ella, después le puedes preguntar-

-Genial- dijo la niña con alegría y fue a una habitación a un lado de la sala

-¿Quieres algo de tomar?, ¿Té, agua, café, jugo, refresco?, te ofrecería alcohol, pero aún eres menor de edad-

-No se moleste, solo quería hablar con mi padre y conocerla a usted por supuesto, es un placer que me reciba-

-Es un placer para mí el conocerte y me alegra que conozcas a tu pequeña hermana, ella estaba muy emocionada por conocerte-

-También me da gusto enterarme de que tengo una media hermana menor, ahora no me sentiré tan sola-

-Respecto a tu padre, es complicado…- dijo la mujer y entrelazo sus manos- él… él murió hace seis años, un año después que Edicia naciese-

Las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Azusa cuál cascada, no podía poner otra cara que no fuese de asombro, un sentimiento de tristeza se apoderaba de ella, un sentimiento de la misma intensidad que la furia de Rose, Beatriz se levantó y se sentó a un lado de Azusa, extendió los brazos y Azusa, que apenas concia a esa mujer, cayo rendida ante estos llorando las dos juntas, la pequeña Edicia miraba desde lejos y después fue corriendo a abrazar a Azusa.

Azusa, llena de tristeza y rencor hacia su madre, decidió empezar a vivir por su cuenta, demando a su madre y obtuvo una pensión de ella, consiguió una pequeña casa que fue abandonada hace años, la consiguió rentar a un bajo precio, y curiosamente, por el mismo camino vive Milos, por casi un semestre estuvieron los dos caminando uno detrás de otro sin siquiera hablarse, hasta que un día, alguien toco a la puerta de Azusa.



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En el texto hay: futuro, guerra, bélico

Editado: 16.11.2021

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