Capítulo 5

Milos caminaba a casa con cierta tranquilidad, pisando los charcos de agua y disfrutando del sonido que se originaba de pisar el pasto mojado y también del que se genera al estrellarse las gotas de lluvia en el paraguas, y el olor de la tierra húmeda no era para menos, camino solo unos minutos y llego a su casa, saco sus llaves de su bolso y abrió la puerta, entro y cerro el paraguas para dejarlo en un tipo de jarrón para que no se mojara el suelo.

-Padre, Madre, he llegado- dijo y nadie respondió

Milos camino a su habitación, una habitación muy curiosa, ya que no tenía cuatro paredes como todas las habitaciones, sino que tenía seis, en una estaba la puerta, en la siguiente, un librero muy grande totalmente lleno de libros excepto por un espacio, este en cambio, tenía fotos, una de Azusa, otra de Rose, otra de una pareja que eran sus padres, y una última de él cuándo era más niño, en la siguiente pared estaba su guardarropa, en la siguiente pared justo enfrente de la puerta, su cama, en la siguiente pared, una mesa con una computadora de escritorio, y en la última pared, un porta abrigos del cual colgaba un saco y una chamarra, Milos se dirigió al guardarropa y saco una muda de ropa, la puso dentro de una pequeña mochila y salió de su cuarto, reviso algunas cosas extras y camino de regreso a casa de Azusa.

-Mañana regreso- dijo Milos y nuevamente nadie respondió

Milos tomo el paraguas, salió de casa, cerró la puerta detrás de él y después le puso los seguros y cerro la cerradura, abrió el paraguas y comenzó a caminar, disfrutando de los pequeños sonidos y aromas que la lluvia deja consigo, después de caminar unos minutos llego a casa de Azusa, entro y noto a Rose cepillando el cabello de Azusa mientras hablaban.

-Ya llegué- anuncio Milos

-Bienvenido- dijeron las dos juntas con alegría

-Las pizzas llegarán en unos minutos, te da tiempo de ducharte-

-Me parece estupendo, felicidades por ya llevarse bien- dijo Milos y se quitó los zapatos para ponerse unas sandalias

Milos entro al baño se desnudó y entro al chorro de agua fría, tardo al menos cinco minutos en la regadera y siete secando su cuerpo y poniéndose su ropa, salió y noto a Azusa recibiendo y pagando las pizzas.

-Ya terminaste, justo a tiempo- dijo Azusa cerrando la puerta

-Perfecto, ¿Quieren ver una película?- pregunto Milos saliendo del baño

-Claro, ¿Por qué no?- dijo Rose ayudando a Azusa

-Perfecto, la pondré ahora mismo- dijo Milos y camino a la pantalla

Milos encendió el reproductor de video y busco entre tantas películas que estaban alrededor del reproductor, escogió una de estas y la puso en el reproductor, se fue a sentar en el sillón, a su lado se sentó Rose y a un lado de esta se sentó Azusa la cual traía en platos las rebanas de pizza, le dio uno a Rose y otro a Milos, así las tres se sentaron a disfrutar de la película.

Las horas pasaron y la película finalizo, Milos les pregunto si querían ver otra y las chicas contestaron afirmativamente, Milos se levantó y puso otra, las horas pasaron y las tres se estaban divirtiendo, aún era temprano cuando comieron las pizzas, y después de jugar y platicar por muchas horas, el hambre se hizo presente nuevamente.

-¿Qué hora es?- pregunto Rose estirándose

-Alrededor de las nueve- contesto Azusa- tengo hambre

-Sí, yo también- dijo Rose sentándose nuevamente

-Cocinaré- dijo Milos poniéndose de pie

-¿De verdad?, gracias…- dijo Rose con vergüenza

-No importa, de todas maneras, Rose, tienes que tomarte las pastillas y comer bien- dijo Milos caminando a la cocina- la verdad, estoy muy feliz de que estemos los tres juntos, espero que esto dure mucho-

-Yo también- dijo Rose muy feliz

Milos se puso el mandil y saco del refrigerador algunos tomates, haría arroz blanco y una salsa de tomate para acompañar, si en algo era bueno Milos, era en la cocina y en los negocios, sus padres eran dueños de una de las farmacéuticas más importantes de México y tal vez el mundo, farmacéutica que quedo a cargo de Milos, pero eso es el siguiente capítulo…