(Al día siguiente)
- Tracey... - le hablé a mi amiga quien al parecer parecía ignorarme. - ¡Tracey escúchame! - tomé su mano.
- ¿Que es lo que quieres? - me miró de mala manera. - ¿De qué te sirvió fingir ser la chica buena con todos? Si a final de cuentas estás de su lado.
- No tuve otra opción, escucha, Bellatrix me hizo esto de niña, no la tenía antes porque se supone que me aparecería hasta antes de que fuera mi cumpleaños. Tu más que nadie sabe que jamás dejaría que esto pasara y que mucho menos me uniría a él.
- Me cuesta trabajo creerte.
- Es la verdad Tracey, yo tampoco podía creerlo al principio, pero la misma Bellatrix lo admitió frente a su padre. - interfirió Draco. Trayce me miró com tristeza.
- ¿Te uniras a él? - asentí con la cabeza con decepción. - ¿Que pasará con los Weasley? ¿Que pasará conmigo?
- Ten por seguro amiga, que el hecho de que esté de su lado no significa que les haré daño, ustedes siempre serán lo más importante para mi. - la abracé.
Estaba bastante asustada, el hecho de que los Weasley estuvieran de parte de la orden del fénix hacia que pensara lo peor, mi padre era capaz de hacerles daño y no quería eso.
Decidí calmarme, mientras mi padre no estuviera pensando en algun ataque a Harry aún podía ir a la tienda de sacrilegios a ver a los gemelos.
Hoy era el último día en hogwarts antes de las vacaciones de navidad. Draco había recibido una carta de su madre diciendo que no podía venir a recogernos a la estación pero que nos veía en la mansión.
Estábamos en el tren buscando lugar Trayce y yo. Encontramos una cabina sola y nos sentamos ahí. Mi amiga aún parecía estar asustada por lo que había pasado. Intente calmarla y le dejé en claro que no haría algo para perjudicar a nadie.
Hablé con Draco sobre ir a la tienda de Fred y George, la idea no le agradó mucho pero aceptó acompañarme. Llegamos a la estación y ambos nos dirigimos al callejón Diagon.
- No entiendo porque acepte venir si aquí está Fred Weasley. - habló Draco molesto.
- No te pongas celoso huroncito, solo quiero saludarlos. - tomé su mano y nos metimos a la tienda.
- Miren quién llegó, la pequeña delfín. - se acercó George. - Que gusto verte. - me abrazó.
- Lo mismo digo Georgie, ¿Que tal todo?
- Muy bien, solo que Fred está algo triste porque no pasaremos tu cumpleaños contigo.
- ¿Y donde está?
- En la bodega, inspeccionando todos los productos. Se toma el trabajo en serio. Por cierto hola. - se dirigió a Draco y este movió la cabeza regresandole el saludo.
- ¿Te espero afuera si? - me dijo Malfoy.
- Ok. - le besé la mejilla. Lo vi salir de la tienda. - Está celoso. - le aclaré a George. - Veo que siguen teniendo la tienda llena de gente, eso es bueno.
- Si, nos ha venido bien. ¿Por qué no saludas a Fred en lo que yo atiendo a los clientes? La primera puerta a mano derecha. - me indicó.
- Bien, gracias. - le sonreí.
Camine por donde me indicó y entré silenciosa. Al parecer estaba muy concentrado contando cajas y me acerqué más silenciosa teniéndolo de espaldas. Me levanté de puntas y tape sus ojos.
- Buena jugada Ginny. - habló.
- No soy Ginny. - destape sus ojos y dio media vuelta.
- ¡_______! - me abrazó.
- Hola Freddie, también me pone feliz verte. - correspondí su abrazo. - George me contó que has estado triste...
- Es que me da sentimiento pensar que a lo mejor no festejarás tu cumpleaños y es algo que debe celebrarse.
- Ay Fred, como me gustaría repetir lo que el año pasado pero son órdenes de papá estar con los Malfoy.
- Escapate, veremos que inventar.
- No puedo si por alguna razón mi padre se llega enterar, me buscará y les hará daño a ustedes y no quiero eso.
- Convence a Draco de no decir nada.
- No es tanto eso, mi padre está llendo de visita con los Malfoy y siempre quiere verme, sabe que soy novia de Draco y probablemente le haga algo a él también. ¿Para qué arriesgar a las personas que tanto quiero? - acaricie su cabello.
- Recuerda que nuestra chimenea siempre está disponible para cuando quieras llegar, solo debes decir "Madriguera Weasley" y te llevará a nuestra casa. Siempre serás bienvenida. - lo abracé.
- Gracias Fred. - le di un beso en la mejilla. - Debo irme... Me están esperando en la casa de los Malfoy y descuida, pronto me daré una escapada por lo menos de un día a tu casa. Te quiero Fred. - lo abracé de nuevo.
- También yo...
Me acompañó hasta la puerta junto con George y me despedí de ambos dándoles un abrazo. Draco estaba parado justo al frente de la tienda y me acerqué a él. Unas inmensas ganas de llorar por aquella despedida me invadieron, no estaba segura de cuándo volvería a verlos.
- ¿Que cosa te hicieron? - preguntó Draco mientras secaba una lágrima que se había salida.
- Despedirse... - agache la mirada y no aguanté más, las lágrimas salieron disparadas una tras otra. Me abrazó y correspondí llorando con más intensidad. - Hago de todo para que las personas que quiero no salgan lastimadas, pero al hacerlo termino más lastimada yo.
- Te prometo que todo va a cambiar, si hay algo que me duele demasiado, es verte sufrir por culpa de tu papá.
Ambos caminamos e hicimos el recorrido para llegar a la mansión Malfoy. Al entrar a la casa vimos que estaba sola o eso creíamos cuando Narcissa apareció.
- Que bueno que han llegado. - se acercó a ambos. - Tengo... una gran noticia para ti _______. - sonrió. - Hace unos días tuve la oportunidad de reunirme con alguien que creí que había muerto pero solo le habían borrado la memoria y la mandaron lejos. - no comprendía de lo que me estaba hablando. - Tal vez esta noticia te tome por sorpresa como a mi, pero es el momento de presentarte a Lincy... - una mujer salió de la cocina.
Aquel rostro me resultaba tan familiar...
- Hola hija...
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