Nos quedamos todo el día en aquel granero, con los nervios de que alguien pudiera entrar pero aparentemente estaba abandonado. En la noche me quedé nuevamente haciendo guardia, esta vez no hubo necesidad de poner la tienda y solo colocamos mantas en el suelo. Los tres chicos estaban dormidos profundamente y Ron roncaba escandalosamente ganándose que Harry le lanzara un zapato. Reí al ver a Ron despertarse confundido y volvió a dormirse.
(...)
El mapa empezó a vibrar con mucha fuerza y vi a alguien caminar hacia la entrada del granero con lentitud. Mi corazón empezó a latir con rapidez por el miedo que provocaba la persona al no detenerse y quedarse parado justo enfrente del encantamiento protector.
- Sé que estás allá dentro. - la voz me resultaba tan familiar. - Lumos. - la varita que tenía dio una luz leve.
Iluminó su rostro, aquel rostro pálido y sus ojos claros. Su cabello rubio se notaba tan lindo como siempre.
- Ven conmigo. - su mano traspasó el campo protector y me la tendió. Dudé en dársela y me di media vuelta para ignorarlo. - Darling. - quedé perpleja. - Lamento lo que te dije, solo quiero tenerte conmigo. - me di media vuelta y pude ver sus ojos llorosos.
Me acerqué lentamente y con un movimiento lento puse mi mano en la suya.
- Bien hecho Draco. - Voldemort apareció detrás de él. Draco lo miró y apretó mi mano con fuerza. Intenté safarme de su agarre, pero me jaló hacia él fuertemente.
- ¿Creiste que podría perdonar lo que me hiciste? - su rostro mostró furia. - Bien sé que Fred Weasley lo es todo para ti. - trate de retroceder para escapar de sus manos. Salí del hechizo protector intacta y Draco me sujetó con fuerza de la cintura.
- Delphini... Que gusto me da verte. - Voldemort se puso enfrente mío y llevó su mano a mi mejilla lentamente.
Antes de que pudiera tocarme, desperté sobresaltada mirando a mi alrededor. Todo estaba tan tranquilo y en paz.
- Solo ha sido un sueño. - quité el sudor de mi frente y traté de recuperar el aliento.
Los ronquidos de Ron seguían escuchándose y escuché a Hermione hablar dormida. Me volví a acostar y me cubrí con la manta. Mi corazón seguía acelerado por el susto de ver a Draco parado justo a fuera del granero en mi sueño. Después de calmar mis nervios, pude quedarme dormida nuevamente.
*Narra Draco *
Había aparecido en mis sueños una vez más, esta vez estaba siendo torturada por su padre por haberlo traicionado y yo parecía estar dentro de una vitrina de cristal sin poder salir a defenderla.
Baje a la cocina por un vaso de agua, necesitaba tranquilizarme un poco ya que no quería volver a tener una pesadilla así. Recordé la vez que ella estaba parada justo donde estoy y el agua salió disparada por su nariz. Sonrei ante lo gracioso que había sido aquel recuerdo.
- ¿Draco? - escuche la voz de mi madre mientras estaba en la cocina. - ¿Que haces despierto cariño?
- Tenia sed.
- Te conozco, ¿que soñaste? Siéntate. - suspire y obedeci con ella sentándose a mi lado.
- Creo que el hecho de tenerla lejos me mantiene aterrado, en algún momento puede pasarle algo, no sabemos si está pasando hambre mamá. - frote mi rostro con frustración y ella puso su mano en mi hombro.
- No te hace bien ponerte así al ver que no regresa. Ella tiene que hacerlo, no puede dejar todo lo que tiene aquí, eso incluye a su madre y también a ti.
- No creo que yo esté incluido. La traté tan mal la última vez que la vi y en parte es mi culpa que no regrese. - mi voz se rompió debido al nudo en la garganta que se había formado en ella. No podía llorar y menos en frente de mi madre.
- Deja de hacerlo. - dijo envolviendome en un abrazo. - Sé que quieres demostrar que eres fuerte, tal como tú padre lo hace, pero eso te está haciendo daño. - intenté calmar mis ganas de llorar.
Fue imposible, las lágrimas salieron sin control, no podía dejar de sentirme culpable, recordar sus ojos en aquella discusión. Ella no sería capaz nunca de lastimarme, en cambio yo, era la segunda vez que la heria de esa forma cuando me dio la oportunidad de entrar en su corazón. Me odiaba por eso, tanto decía que la mantendría a salvo y la realidad era otra. Tanto daño le he hecho que en realidad debía protegerla de mi mismo.
Le expliqué a mi madre como es que me sentía y ella me aconsejó esperar al día de su regreso, para así hablar con ella. En algo coincidimos, tal vez al principio no querría escucharme pero ambos sabíamos que ella me perdonaría.
(Al día siguiente)
Lincy despertó temprano, se encontraba de mejor humor y más tranquila. Al parecer la noticia de que _______ había sido vista en el ministerio y estaba bien, le dio alegría. Aunque no sabíamos cuando sería su regreso, la esperábamos con los brazos abiertos.
- Realmente no me importa si lo que hizo significa traición a Tom. - decía mientras ella y mi madre preparaban el desayuno. - Al contrario, me da mucho gusto saber que no está siguiendo los pasos de su padre.
- Tengo que decir que es muy valiente al hacer lo que está haciendo. - habló mi mamá con asombro. - No cualquiera lo logra. - por el tono con lo que dijo esto, sabía que se refería a mi padre.
- Como deseo que todo esto termine y que de verdad Tom entienda que no todo es el poder.
- Sigues llamándolo Tom. - aclaró mi mamá.
- Con ese nombre lo conocí, no me siento dispuesta a llamarlo, señor tenebroso, o el que no debe ser nombrado o Voldemort. En fin. - se dio media vuelta y me miró. - Draco, ¿cómo estás?
- Bien, un poco mejor.
- Me alegro, tengo que decirte que te conozco desde que naciste, ha pasado el tiempo tan rápido Narcissa. - miró a su amiga - Y tiene tu misma sonrisa, solo que los ojos son de su padre.
- En cuanto a _______. - hablé. - Es su misma imagen.
- Solo que sacó el cabello de su padre y creo que a veces su carácter. - bufé y sonreí un poco. - Creo que ambas ya teníamos tiempo de no verte sonreír.