Las lágrimas me invadieron con brusquedad durante unas horas, a toda costa intenté ignorar el sueño, pero no pude evitar recordar lo que pasó con Cedric.
- Por favor que solo sea un sueño. - miré al techo y frote mis brazos con mis manos. - Solo es un sueño, solo es eso... - solloce.
- ¿_______? - se despertó Tracey alumbrando con su varita. - ¿Estas bien? - se me acercó preocupada. - ¿Que soñaste?
- No estoy segura, pero se sintió igual que la vez que soñé que estaba en el cementerio y mataban a Cedric. - llore con más intensidad.
- Tranquila... - me abrazó. - Solo fue un sueño, cálmate. - acarició mi cabello.
No era solo un sueño y lo presentía. Una guerra estaba por desatarse y personas inocentes lo pagarían.
Después de un rato, las dos nos quedamos dormidas, despertando con los primeros rayos del sol. No podía dejar de pensar en aquella pesadilla y Cedric también se hacía presente. Traté de relajarme y pensar cosas positivas pero no podía. Me daba pavor pensar que perdería a mis amigos si algo malo pasaba o una guerra.
Las clases transcurrieron con normalidad, todo parecía indicar que la única que estaba sufriendo era yo. Los alumnos hablaban con ánimos y reían haciendo ruido en salones y pasillos.
Algunos parecían aterrados ante un par de alumnos, que por lo que explicó Tracey, eran los que se encargaban de los castigos.
Mientras caminábamos al comedor no pude ponerme nostálgica al recordar los buenos momentos que habían pasado en Hogwarts. Las largas pláticas que solían tener con mis amigo, las bromas de los gemelos e incluso los momentos con Draco. "¿En qué momento pasó el tiempo?"
La primera vez que me subí al tren, con los nervios corriendo por mis venas. El yule ball, con Cedric, mis constantes peleas con la profesora Umbridge. No podía creer que esto estaba apunto de estropearse por una batalla provocada por mi propio padre.
- Sé que lo estás pensando. - dijo Tracey colocándose a mi lado mientras veíamos el enorme jardín de Hogwarts. - Yo también estoy asustada. - su voz se quebró.
- Me siento tan culpable... - hablé con un hilo de voz.
- ¿Tu? No amiga, no has hecho nada malo.
- ¿Como puedo detener esto? Muchas personas inocentes van a sufrir. - empecé llorar.
- No será tu culpa... - me abrazó.
La misma sensación que con Cedric, un abrazo que se sentía como de una despedida... La abracé más fuerte y lloré desconsoladamente. "Tracey no por favor..."
- Solo tengamos la mente en positivo, todos aquí seremos fuertes. A excepción de Pansy, yo creo que ella correría y se caería de cara. - me reí.
No quería perderla... Mi mejor amiga no...
- Hola chicas. - llegó Wood. - ¿Estas bien? - me miró preocupado.
- Si... - seque mis lágrimas.
- Extraña a su novio. - explicó Tracey y asentí dándole la razón.
- Oh lo siento mucho. - bufó y sonreí sin ánimos. - Yo vine porque no veía a mi chica en el comedor y creí que se había perdido o algo así.
- No estoy tan tonta como para perderme. - ambos se besaron. - Ven _______ comamos algo. - me tomó de la mano y me llevo con ella al comedor.
Al pasar el tiempo, ne encontraba de mejor humor. Estuvimos todo el día los tres juntos y ambos contaban chistes que me hacían reír. Los dos me hicieron animarme demasiado y no pude evitar agradecerles.
Ya en la noche Tracey y yo nos dirigimos a la sala común. Hablábamos animadamente con Mikela, la cual me daba mucho gusto verla. Nos contó su gran aventura con la chica que se había peleado a golpes y que nunca dejó en paz. Aún recibía amenazas constantes de una venganza pero no pasaba de eso.
- Escuchen chicos. - entró el prefecto a la sala común. - Tengo un informe de dirección, de forma ordenada y disciplinada debemos ir al gran comedor.
- ¿Para qué? Ya pasan de las 10:30 - habló Pansy confundida.
- Al parecer vieron a Harry Potter en Hogsmeade y quiere que le demos noticias de él. Nos pide a todas las casas que vayamos a reunirnos con él, ya mismo.
Confundidos por la noticia que nos habían dado, todos los Slytherin nos dirigimos al comedor como el director les había ordenado. Haciendo una marcha y en orden recorrieron los pasillos.
No había querido avisarle a mi padre de la noticia, uno por falta de tiempo y la otra porque no quería que viniera a Hogwarts, supuse que después de la charla de Snape el mismo lo haría y me quitaría la tarea de hacerlo. Tracey parecía bastante aterrada y confundida a la vez como si algo muy malo fuera a pasar y esto solo me preocupó más a mi.
Llegamos al lugar que nos fue indicado y nos acomodamos en orden escuchando atentos el mensaje que nuestro director tenía.
- Muchos deben estar preguntándose porque los hice venir a esta hora... Me fue notificado que esta misma noche... Harry Potter fue visto en Hogsmeade... - todos se miraron confundidos y empezaron a murmurar. - Y ahora, si cualquier estudiante o maestro pretendiera ayudar al señor Potter... será castigado de una manera consistente con la severidad de su infracción y además, cualquiera que esté al tanto de estos eventos y que evite confesarlo ahora... será acreedor a un... castigo igual... - empezó a caminar entre los alumnos.- Muy bien, si alguien aquí, sabe algo de los movimientos de Potter de esta noche, lo invito a que pase al frente... Ahora...- todo el lugar se quedó en rotundo silencio, el cual fue interrumpido por un alumno que salió de la formación llamando la atención de todos. Era Harry Potter.
- Parece, que a pesar de sus exhaustivas estrategias de defensa, aún tiene un pequeño problema de seguridad director. - la puerta del comedor se abrió y entraron los de la orden del fénix... mi corazón se detuvo y quedé perpleja ante lo que estaba viendo. - Temo que es bastante grande. - continúo Harry. - ¡Que agallas de tomar su lugar! ¡Digales lo que pasó esa noche! ¡Digales como lo miró a los ojos! Al hombre que confió en usted y lo mató... Dígales. - Snape sacó su varita con la intención de atacar a Potter y McGonagall se interpuso.