Ares, mundo salvaje

PACTO DE LOS DIOSES

5

Uxmael y su hermano Ptolomeo llegaron hasta la raíz gigante del viejo alerce caído y vieron el cadáver decapitado del vampiro tirado a un lado del pozo, bajaron de sus centauros y comenzaron a revisar la escena. No tenían idea de a quién podría pertenecer el cuerpo, lo que sí estaban seguros era de quien había sido el hacedor de esa carnicería: el maldito perro solitario que hacía días venían persiguiendo.

—Jefe, me parece que ese cuerpo no es ni de licántropo ni de humano… —aventuró Kirón, el centauro que llevaba a Uxmael.

—Pero, cómo… ¿Qué dices, Kirón, acaso que es de una bruja? —Uxmael frunció el ceño— ¿Tú qué piensas, hermano?

Ptolomeo soltó la rienda de Neptunio, su centauro, y se había acercado al cadáver. Lo revisaba minuciosamente.

—No me vas a creer, Ux, pero no es una bruja, en principio porque es hombre…

—¿Un hechicero, entonces? ¿Pero no es que están sometidos a las brujas y no pueden abandonar su isla?

—Sí, así se dice, pero no hermano, este cadáver tampoco es de un hechicero, este cuerpo es de un vampiro, de un vampiro marginal para ser exactos —aclaró Ptolomeo ante la sorpresa de Uxmael.

—Pero, no puede ser…debes de equivocarte, Ptolomeo, estamos de acuerdo en que son una raza despreciable, hermano, claro que sí, pero de todas formas no se atreverían a romper el Pacto Milenario…

Un ruido entre las ramas que cubrían el pozo puso en alerta tanto a los centauros, que se pusieron en pose de lucha, como a los hermanos licántropos que en seguida se metamorfosearon  en espléndidos lobos de un porte prodigioso.

—¡¡Quien anda por ahí!! ¡Salga de su escondite y póngase a la vista de inmediato! —gritó Ptolomeo al tiempo que desenfundó su espada del lomo de su centauro.

Uxmael lo siguió, desenfundando su propio mandoble y poniéndose en posición de ataque. Su porte era espectacular, entre los suyos, era lo que se llamaba un “lobizón”, tenía el tamaño de un perro solitario pero con el cuidado razonamiento e inteligencia de un licántropo de pura raza. Su denso pelaje gris platinado resaltaba en la noche como un faro de puerto.

Ptolomeo también poseía un tamaño nada despreciable para un licántropo común, pero no era tan grande como su hermano, de hecho ningún lobo común tenía el tamaño y la fuerza de un lobizón. Su pelaje era negro azabache, pero al contrario de su hermano, él parecía camuflarse entre las sombras de la noche, casi hasta desaparecer de la vista.

Entre las sombras del pozo apareció temblando la muchacha que había logrado escapar al ataque de la aldea y luego al marginal que la perseguía con saña.

—No… no me hagan daño, por favor… soy, soy Vania Gahiji, protegida del Señor Tau Yaotzin…

—¿Vania? —replicó Uxmael más sorprendido ahora que al encontrar un vampiro decapitado en sus tierras—. Pero, ¿qué ha pasado? ¿Por qué estabas en ese pozo? Y, ¿nuestro padre, Vania? ¿Está todo bien…?

—¡¿Señor Uxmael?! .—Vania terminó de salir del pozo, se pasó frenéticamente las manos por su pijama intentando despejar la tierra y hojas que tenía por todo el cuerpo. En el apuro de escapar, había salido tal y como estaba: acostada en su cama de suave paja, a punto de dormirse. Ahora observaba desde su pequeña altura a los dos gigantescos lobos que la miraban de fauces abiertas—. ¿Señor Ptolomeo?

Uxmael y su hermano cambiaron rápidamente a su forma humana, los licántropos no deseaban intimidar a Vania, la conocían muy bien, por eso la sorpresa era mayúscula. La protegida de Tau, había dicho ella. Por supuesto: la protegida de su padre.

—¡Oh, señor, fue terrible! .—Vania explotó en un sollozo de pánico y alivio a la vez, se lanzó sobre Uxmael y lo abrazó tan fuerte que el licántropo sintió que de pronto le faltaba el aire. Con un poco de pudor y otro de culpa, se dio cuenta de que sus mejillas humanas se habían sonrosado sin previo aviso.

—Tranquilizate, Vania, por favor cuéntanos que pasó. ¿Padre está bien? .—Esta vez Ptolomeo se acercó a Vania y con firme delicadeza la despegó del cuerpo de su hermano menor, necesitaba respuestas claras. —Por favor Vania, relajate un poco, así, toma aire, bien, ahora dinos: ¿qué ha pasado?

Vania volvió a pasarse las manos por su pijama como queriendo retomar la compostura, ya no tanto para sacarse las hojas secas y la tierra húmeda de encima. Se abrazó el pecho y les contó todo, al menos lo que llegó a darse cuenta en su desesperada huida.

—¿Y dices que Padre se enfrentó solo a esos vampiros? —le preguntó Uxmael, con un gesto de preocupación.

—Sí, Señor Uxmael, yo... yo solo llegué a ver, cuando corría hacia el monte, que al Señor Tau lo atacaban entre dos o tres vampiros al menos… Eso creo, yo... yo... su padre me dijo que escapara, que debía…

—Está bien, Vania, está bien, tranquila, no te culpamos de nada. Solo queremos entender la situación.

Uxmael tomó a Vania del hombro y ella otra vez se lanzó en su abrazo, esta vez él correspondió el gesto. Sin desearlo volvió a sonrojarse, por suerte la oscuridad de la noche era suficiente para ocultar su lado débil. Miró a su hermano con desespero mientras abrazaba a la protegida de su padre.

—Hermano, ¿qué haremos?



#15532 en Fantasía
#21222 en Otros
#3375 en Acción

En el texto hay: brujas, vampiro vs hombrelobo, batallas epicas divinidades

Editado: 31.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.