La primera impresión

Ariel había recogido su mochila, estaba listo para partir. Solo tenía que esperar el coche donde pasaría largas horas de viaje. El clima iba de mal en peor. La lluvia no dejaba de caer fuerte, y rayos no dejaban de escucharse. Se había puesto su saco azul de siempre, ese saco descolorido con bolsillos en la parte delantera, y con una capucha la cuál Ariel nunca utilizaba. Pero aún así siempre decía que tenía un uso único, el cuál nunca mencionaba. Esperaba con muchas ansias. Su primera misión estaba a unos minutos de ser real. Y eso era lo que le emocionaba mucho. Esperaba a Iker, Sergio y Aiden dentro del auto, porque no quería pasar solo y ser el primero en ser recogido. Las ansias empezaban a apoderarse de el. Pero en esa inmensa lluvia no solo las ansias se apoderaban de el en ese momento.

Su cabeza le empezaba a doler, y Ariel sabía la razón. Derrepente los escalofrios lo rodearon, y esa voz dentro de el lo empezó a llamar.-callate ya Gabriel-. Exclamó Ariel. A lo que la voz respondió con una gran carcajada. Ariel empezó a observar como el lugar de espera se convertía en algo desanimado y comido por oscuridad. Los arboles empezaron a morir, la lluvía se calmó, pero el agua estancada en la calle aumentó, llegandole hasta los pies a Ariel. Todo terminó en un lugar oscuro, lleno de agua donde la única luz era la que salía del cuerpo de Ariel. 

Todo en ese lugar era obscuro, excepto por la luz que salía de Ariel, y otra, apartada mucho mas allá de donde estaba el. Una persona enganchada por cadenas espirituales, que se encargaban de no dejar salir a la entidad del cuerpo del humano.

–ahora que quieres Gabriel-. Repitió Ariel como unas 3 veces antes de que el monstruo balbuceara.

–tenemos un trato– El agua se agitó, y logró mover a Ariel de donde estaba, acercandolo mas al monstruo.

–estoy aquí para cobrar el trato que me debes, así que liberame de aquí-Dijo Gabriel, ya muy enojado.

Ariel nunca supo que trato había hecho con Gabriel, de hecho pensó que sus padres lo habían vendido a esta entidad, que ahora reclamaba su alma, o incluso su cuerpo.

–escuché que tienes una misión nueva– Dijo gabriel acercandose a Ariel.

Ariel odiaba ver a Gabriel. Ya que el monstruo era una copia identica a el. Solo que gabriel no tenía los ojos azules como Ariel. Sino rojos. Su apariencia daba terror, incluso al mismo Ariel. Aunque fuera el mismo. Gabriel tenía una cara demoniaca. Y cada día parecía empeorar, ya que era mas complicado contener a Gabriel. Así que Ariel había planeado matar a Gabriel de una vez por todas, así lograría ser libre. Aunque Ariel era fuerte, no sabía si lograría seguir conteniendo a Gabriel, ya que cada vez se volvía mas fuerte.-no soportarás mas, así que te dare tiempo libre, y yo tengo que hacerme mas fuerte, así que vete despidiendo de este mundo Ariel-. Dijo el monstruo, antes de hacer que Ariel volviera al mundo real. Donde volvió a ver los bonitos arboles, y la lluvia caer, y lo mas importante que era no ver a Gabriel, eso lo empezó a tranquilizar.

El auto llegó a su parada, donde Ariel observó a todos sus amigos y a Drake esperandolo. Subió rapidamente al auto, y empezó a andar. Sergio dormía placidamente en el auto. Aiden  iba escuchando musica, e iker iba viendo el paisaje. Ariel no hablaba, todavía tenía en la cabeza el trato de Gabriel, y sabía que lo mas importante para vencerlo era no tener miedo.

–te pasa algo–Preguntó Drake, a lo que Ariel le dijo que no, de hecho eso lo empezó a calmar aún mas. Sabía que Gabriel nunca lograría salir de su cuerpo, y no rompería esas cadenas. Así que trató de tranquilizarse durmiendo un poco. 

Horas depués, el ruido despertó a Ariel. Estaba solo en el auto, mas concretamente en la parte de atras. No había nadie, y el auto estaba en medio del bosque. Se levantó para poder observar lo que sucedía, pero en ese instante un monstruo se avalanzó contra el. Ariel trató de quitarselo de encima, asì que lo pateó hacia la parte delantera del auto, y aprovechó para salir corriendo de ahí. Mientras corría, observaba como mas monstruos empezaban a salir de entre los arboles. Sabía que no podía correr hasta que toda la multitud de monstruos lo alcanzen, así que empezó a saltar, hasta agarrarse de las grandes ramas de un arbol, para así empezar a escalar rapido, llegó hasta lo mas alto del arbol, y observó como todos los monstruos empezaban a querer escalar. Ariel sabía que no duraría tanto tiempo en el arbol antes de que los monstruos lo destruyeran. Tomó la desición de pelear, invocó su espada, que antes era una pequeña pulsera en su brazo derecho, la agarró con temor, no quería luchar, tenía miedo, que no podía ni moverse, pero recordó que los héroes no tenían miedo, por eso lograban salvar la ciudad y todas las fronteras de esta, si quería ser un héroe tenía que dejar el miedo de lado, aunque por otro lado solo era un recluta, que iba a vigilar un pequeño pueblo, y ahora estaba atrapado en ese arbol. Las dudas lo invadían, y los monstruos estaban cada vez mas cerca. No tomar una desición rapido en una situación como esta era muy peligroso, el arbol terminó cayendo con Ariel arriba de el. La caida fué muy fuerte que Ariel se golpeó el brazo muy duro dejando caer su espada, rapidamente los monstruos se acercaron corriendo hacia Ariel, que lo único que veia era su muerte. Derrepente un conjunto de dagas salieron de la nada y se quedaron clavadas en las cabezas de los monstruos. Una sombra salió de atrás de Ariel.

–si vas a ser un gallina, será mejor que te deje a que esas cosas te coman– Ariel observó muy miedosamente, y vió que era Iker quién lo había salvado, le extendió su brazo para que Ariel pudiera levantarse, aunque no podía mover su brazo derecho, que había soportado todo el peso de el en la caida. Agarró su espada y junto con Iker empezó a correr.

Iban sigilosamente y sin hacer ruido. Ariel no sabía como es que terminó solo en el auto, y tampoco el por qué lo habían dejado solo a morir en el auto.