Arreglados

Capítulo 16: Idara

Descanso en la nueva casa de Aura mientras ella y Asher cuidan de mi hijo. Últimamente duermo fatal y los únicos dos lugares donde puedo descansar no están tan cerca de mi casa como me gustaría. Para mi suerte tengo coche nuevo y puedo ir donde necesite, pero no me atrevo a conducir largas distancias con el sueño que tengo. No voy a tener un accidente y mucho menos llevando a Eric conmigo en el coche.

— ¿Estás despierta? – la voz de Aura me llega como un susurro ahogado.

— Lo estoy, ¿pasa algo?

Ella entra con su silla de ruedas y cierra la puerta detrás de ella, tomo aire, con Aura nunca se sabe que puede pasar. Puede darte una buena y una mala noticia de la misma forma, y es escalofriante la mayoría de veces. A ella le resulta gracioso y creo que a Asher también, son tal para cual y me alegra mucho.

— Nada importante. – me tranquiliza. – Solo quería saber como te encuentras.

— Aterrada, no creo que vayan a ganar el juicio pero tampoco me van a dejar en paz. – resoplo. – ¿Qué piensas?

— Que si no te dejan en paz por las buenas, lo harán por las malas. – me sonríe. – Y tú no te mancharás las manos, yo me encargaré.

— No, este es mi problema.

— Pero yo soy la que tiene los contactos. – me guiña un ojo. – Y hay un par de personas poderosas que me deben favores. Mereces vivir una vida tranquila, Idara. Tú, Isaac y Eric, es lo que siempre has soñado.

— Pero no puedo dejar que lo hagas todo por mí.

— Lo que yo hago es poco, Idara, y no me estás obligando a nada. No te preocupes tanto. – sonríe. – Ahora lávate un poco la cara y sal, Isaac está aquí.

— ¿Por qué está aquí?

— Para tener una cita contigo en un sitio donde la prensa os deje en paz. Asher le ha dejado nuestro coche, nadie creerá que sois vosotros.

— No estoy preparada para una cita, llevo ropa deportiva Aura.

— En ese armario hay ropa que debería de ser de tu talla, ponte lo que más te guste y no tengas prisa en devolver nada.

Ella se marcha sin darme oportunidad de rechistas, las cosas se hacen como Aura dice.

Me levanto con una sonrisa de emoción, no puedo creer que vaya a tener una cita con Isaac después de tanto tiempo. Estoy emocionada y no quiero perder ni un solo segundo. Al abrir el armario hay un montón de ropa, desde sencillos vestidos, hasta vaqueros y camisetas.

Me decido por un vestido verde precioso, me lavo la cara como me ha recomendado Aura y me pongo el vestido junto a unas deportivas, casual pero no del todo informal. Para mi suerte, Isaac no es de esos chicos que les guste llevar a sus citas a lugares muy caros. Al menos que yo recuerde, espero que siga siendo así o me voy a morir de vergüenza.

Cuando bajo a la sala de estar me encuentro a Isaac charlando animado con Asher, puedo detallarlo sin que note mi presencia. Lleva ropa casual que le queda tan bien como siempre, unos vaqueros sencillos algo desgastados y una camisa negra normal.

— Hola. – saludo un poco nerviosa.

— Hola. – me saluda al girarse. – Estás preciosa.

— Tú no estás nada mal. – sonrío.

— Bueno, iros ya anda. – se ríe Aura. – Nosotros nos encargamos de Eric, bueno, Asher porque yo tengo que encargarme de Nina. Y no tengáis prisa en volver. – termina ella con una encantadora sonrisa.

— Nos vemos. – me despido de ellos. – Mami se va a ir un rato, pero volveré. – le digo a Eric que me abraza con mucha fuerza. – Te quiero mi angelito.

— Te quero mamá. – me sonríe. – Potate bien. – le dice a Isaac. – Mi mamá.

— Lo sé campeón, voy a tratarla como toda una reina. – mi hijo asiente antes de soltarme.

Agradezco los cristales tintados del coche de Asher, es maravilloso. Hay algún que otro periodista fuera de la casa de mi prima, se ponen en alerta al ver un coche salir pero se decepcionan cuando no se trata ni del mío ni del de Isaac, y vuelven a centrar toda su atención en la puerta por si salimos alguno de nosotros.

— No te lo esperabas, ¿eh?

— Estaba durmiendo, últimamente me cuesta mucho. – sonrío. – No, no esperaba que vinieses para tener una cita.

— Bueno, yo creo que ambos nos debemos una cita normal sin saber que estamos comprometidos por obligación y sin complicaciones.

— Si, yo también lo creo.

El viaje en coche no es muy largo y reconozco de inmediato el pequeño restaurante en el que vamos a comer. Yo misma le enseñé este restaurante y le dije que aquí podía tener paz y tranquilidad. Los dueños y la gente siempre era muy reservada y nunca llamaron a la prensa cuando nos veíamos. También es el restaurante favorito de mis abuelos, les encantaba venir aquí porque sabían que nadie hablaría de su relación secreta.

— Creo que este es el único sitio en el que vamos a poder comer tranquilamente.

— Yo también lo creo. – sonrío antes de bajar del coche.

Como siempre el servicio es fantástico y ambos pedimos el menú de día. Cuando pueda, cuando todo esto se relaje, tengo que traer a Eric aquí, estoy segura de que adorará el pequeño parque infantil que hay fuera.

— Creo que nos debemos una conversación. – suspiro. – Y yo una disculpa.

— Ida…

— No, escucha. No debí dejarte con una carta y menos aún con todo el revuelo de la verdad. No fue justo pero no podía continuar aquí. Me iba a morir, no había una salida correcta para mí y era imposible permanecer en el país. Ahora he vuelto más fuerte. Pero sé que mis formas no fueron las correctas. Fue una medida desesperada.

— Al principio no lo entendí, Ida, y hasta hace poco tampoco entendía porque habías desaparecido de la noche a la mañana. – suspira. – Necesité una dosis de verdad por parte de mi padre. Pero ahora lo entiendo. También te entendí después de hablar con Aura. – me sonríe. – Era necesario que te curases, me hubiese encantado estar a tu lado pero también entiendo porque me necesitabas lejos.

— Necesitaba saber quien era y que sentía de verdad. – suspiro. – No quise alejarte, pero todo era muy confuso.




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