Arriesgarse

4

...Presente...

Axel

Si subía detrás de ella, había una posibilidad de que Mir pudiera salir de la de cama y atraparme o escucharnos. No tenía miedo de Mir pero tenía miedo de lo que podría hacerle a Helena. Estaba seguro de que Helena no estaba aquí por elección. Mir sabía que ella estaba aquí anoche cuando me trajo de vuelta. Estaba jugando un juego aquí. Había una segunda intención, pero yo siempre seguía con Mir. Y me tropecé justo con ella. Literalmente. 
Killian no era un fan de Mir y adoraba a Helena. No podía imaginar por qué él enviaría a Helena aquí a vivir con Mir. Era dueño de esta casa, así que estaba seguro de que era la única razón por la que Mir había dejado que Helena viviera aquí. Killian no le había dado una opción. Ahí no existían conjeturas. 
—¿Todavía estás aquí? ¿Por qué? —preguntó Mir mientras caminaba junto a mí en nada más que un par de bragas que no hacían nada para cubrir su culo y una diminuta camiseta sin mangas. Una vez, me había calentado la sangre. Su  
cuerpo calentaría la sangre de cualquier hombre. Pero ya no más. Superé eso. El sexo con ella era vacío. Tan increíblemente vacío. 
—Me iba a preparar un café antes de irme, pero me puedo ir sin él —le dije, volviendo a dirigirme a las escaleras. 
—Puedes tener un maldito café, si lo deseas. Luego vete. Tengo cosas que hacer hoy —gritó detrás de mí.No iba a quedarme aquí. Dejaría a Helena sola, pero no aquí. 

—No, gracias.  
Estás despierta ahora. Es hora de irse —le contesté. 
Esta era la última vez. Ella pensaba que yo era un juguete sexual que podía sacar y con el que jugar, y el hecho era que lo había sido. Pero había estado cerrando mis ojos y fingiendo como si ella fuera otra persona. Nunca se sintió bien, pero me ayudaba a soportarlo. 
La culpa me estaba comiendo vivo. Dejando a Helena sola horas después de haber estado con ella para correr a casa en el avión privado de Slacker Demon y enfrentar la pérdida de un amigo me había roto. La vida era corta. Nunca había sido real para mí antes, pero ver a Jace tumbado en el frío y duro suelo fue una  
llamada de atención. ¿Cuánto tiempo teníamos? El ver a Bethy desplomada encima, llorando por su pérdida, me hizo darme cuenta de que esa clase de dolor sería insoportable. Ella tendría que vivir el resto de su vida sin él. Era escalofriante. 
Yo nunca había amado a nadie como ella había amado a Jace. Pero estaba cerca... Había estado enamorándome pero luego di un paso atrás. No podía ser así de abierto. No podía hacer eso. ¿Qué pasa si me dejo a mismo ser totalmente propiedad de Helena? Ahora sabía lo fácil que sería. Ella era la única para mí. Si la dejo, sería la dueña de mi alma. No podía hacerlo. 
Cada sollozo desgarrador que había llorado Bethy había sido como un balde de agua helada vertida sobre mí. Había visto a Leo, mientras sostenía a su esposa, Bianca en sus brazos, y ella había llorado en silencio contra él. Y yo lo había visto allí en su rostro. Había dado su alma. Estaba pensando lo mismo, pero ya era demasiado tarde para él. 
Él era vulnerable. Si la perdía, no sería capaz de sobrevivir a ello. Ella tomaría hasta la última gota de vida de él con ella. No podría respirar sin ella. Me había ido ese día y bebí hasta que los pensamientos sobre Helena desaparecieron.  
El dulce sabor de su boca era un borrón, y la forma en que me había sentido cuando había estado dentro de ella era un recuerdo. 
Helena me asustó. Lo que sentía por ella me asustó. Había luchado para volver a ella. Había estado atormentado por los recuerdos de cómo su sonrisa hizo que mi pecho se hinchara, y la forma en que hizo esos pequeños suspiros inocentes  
de placer. Después de esa noche. . . esa increíble noche alucinante. Tenía miedo de que nunca fuera capaz de eliminar la sensación y seguir adelante. Eso era un poder que nunca había permitido que cualquier persona tuviera sobre mí. Cuando  
Helena no respondió a mis llamadas y su padre me advirtió que me mantuviera alejado, finalmente me obligué a empujar esos recuerdos al fondo de mi mente. El Whisky ayudó. Cuando no tenía whisky, ella era difícil de olvidar. Incluso con el  
whisky me acordaba de ella, pero simplemente me dolía menos. 
Mi necesidad de verla había empezado a controlarme, y había llamado a Dennis para obtener ayuda. Él me había dicho que Killian me habría detenido si hubiera puesto un pie en su propiedad. No estaba contento con la forma en que  
había utilizado a Helena. Killian creía que me había acostado con Helena mientras yo todavía estaba durmiendo con Mir. Traté de explicarme y defenderme, pero Dennis me había colgado. 
Así que había bebido aún más, porque cuando estaba sobrio la necesidad por ella regresaba… Antes, lo había hecho para lidiar con la mierda de Mir. Pero ahora lo necesitaba más. Necesitaba olvidar lo que le había hecho a alguien tan inocente e indigna. Había hecho esto durante dos meses. Me ayudó a lidiar con la  
pérdida de Jace, y el sabor de algo que había tenido, pero que destruí. 
Después de todo eso… Killian había enviado a Helena aquí. Para sentarla delante de mis narices sin su seguridad y protección. Era confuso como el infierno. 
Llegué a la habitación de Mir y la sensación de malestar en el estómago regresó. Esto se sentía sucio. El sexo por diversión nunca se había sentido sucio,pero esto… se sentía jodidamente asqueroso. Me odiaba a mí mismo. Agarré mis vaqueros y me los puse de un tirón y deslicé la camiseta por encima de mi cabeza antes de agarrar mis botas y empujar mis pies en ellas. 
No le dije adiós a Mir. A ella no le importaba y yo no quería. Solo quería largarme lo más lejos posible de allí. Tenía que estar limpio. Quería lavar su presencia de encima de mí. Luego iba a llamar a Helena. Tenía que encontrar una manera de explicarme. Sólo esperaba que ella me dejara. 
El pequeño deportivo Audi negro colocado en el camino de entrada a la derecha, al lado de mi camioneta, había sido una patada en el estómago. ¿Por qué no me había dado cuenta de él anoche? Debería haber sabido que había alguien aquí. Demasiado maldito whisky. Es por eso que no me di cuenta. 
Sacudiendo las llaves fuera de mi bolsillo, cerré la puerta de mi auto, furioso conmigo mismo, y arranqué el motor. No bebería hoy. O cualquier maldito día de aquí en adelante. No podía hacer eso. Tenía que encontrar una manera de lidiar con Helena estando aquí, y hacerle entender por qué me había echado atrás. 
Sólo esperaba que ella lo entendiera. No quise hacerle daño. Pero por mucho que la deseara, el miedo a ser vulnerable por una persona, era más fuerte. Ella había confiado en mí y yo la había traicionado. No me perdonaré a mí mismo por eso.Necesitaba hablar con Leo. Él era el único con el que podía hablar. Tal vez no hayamos sido hermanos de sangre, pero era mi hermano. Él había estado conmigo desde que era un niño. Era la única persona en mi vida a la que dejaría conseguir esa cercanía. Ni siquiera mi padre me conocía. Realmente. En realidad, nunca lo había intentado. Y mi mamá... ella era otra historia. 
Marqué el número de Leo antes de salir del camino de entrada de Mir.
—Sí —dijo. El sonido de la risa de un bebé apareció por la otra línea. 
—Necesito hablar. ¿Te estás quedando hoy con Nate? —le pregunté. Leo pasaba más tiempo con su hijo, Nate, que cualquier otro padre que conocía. Diría que era porque se estaba asegurando de que daba a su hijo algo que ni él ni yo  
habíamos tenido, pero lo conocía mejor. Adoraba a ese niño. Adoraba a su esposa.  
Alejarlo de ellos no era fácil. 
—Bianca está aquí. Nos dirigimos a la playa, pero si es importante a ella no le importará si me voy durante una hora más o menos. —Había notado la urgencia en mi voz. 
—Si a ella no le importa. Realmente necesito hablar. 
—Déjame terminar de ponerle el protector solar al hombrecito y a ayudarla a ponerse en marcha. Luego iré a tu casa. 
—Me dirijo al club. Nos vemos allí. Y gracias —le dije. 
—Sólo para ti —me respondió, y yo entendí. No hacía tiempo para nadie que no fuera Nate y Bianca excepto yo. Era nuestro vínculo. 
—Dile a Bianca gracias de mi parte, también. 
—Está bien. Nos vemos en un rato. 
Colgué el teléfono y lo arrojé sobre el asiento del pasajero y me dirigí al club.



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En el texto hay: hermanastros, traicion, amor

Editado: 29.07.2020

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