Arriesgarse

6

Axel

Helena no contestaba mis llamadas, maldita sea. Al igual que antes. Me estaba dejando afuera. La expresión de su cara esta mañana había sido muy dolorosa. No contestaba mis llamadas y creía que había estado follando con Mir todo el tiempo. Esa era la razón, ¿no? Me derrumbé y comencé a dormir con Mir
de nuevo cuando me di cuenta que Helena no me dejaba entrar en su fortaleza de piedra. Había tratado de borrarla de mi mente. No había funcionado. Pero estaba intentando. La herida y traicionada mirada en sus ojos me comía vivo. ¿Qué es lo  
que pensaba de mí? ¿Cómo lo arruiné tanto? 
Necesitaba hablarle. 
Aceché el club y casi atropellé a Bethy. No la había visto mucho durante los últimos meses. Casi no salía y se mantenía ocupada con el trabajo. 
—¿Helena está en las canchas de tenis? —pregunté, tratando de no echarme a correr en esa dirección. 
Bethy asintió.

—Sip. Escondiéndose de Mir durante el día, pobre chica. Pero no entenderías la aversión de nadie por Mir —respondió y puso los ojos en blanco antes de pasar a mí alrededor y salir por la puerta. 
Quería defenderme pero estaba demasiado centrado en encontrar a Helena. 
Cuando me acerqué a la acera de ladrillo de la pista, noté a Nelson con la madre de Thad. Estaba bastante seguro que la mamá de Thad no era una de las groupies de Nelson. Era una mujer agradable. No podía imaginarla durmiendo con alguien además de su marido. Además, ella no haría nada para defraudar a Thad.  
El chico era un caso perdido, pero era afortunado como el infierno.Pasé por delante de ellos y mi mirada se deslizó inmediatamente a Helena.
Tenía un apretado, determinado ceño fruncido en su rostro mientras golpeaba cada pelota que Adam le enviaba. También parecía un jodido sueño con esa falda. 
—Eso es, chica —gritó Adam en apreciación. No me gustaba su tono de voz.  
Parecía muy feliz por ella. Demasiado... interesado. 
—Vamos a subir la dificultad. ¿Crees que puedes manejarlo? —preguntó. 
—Adelante. —Se detuvo cuando sus ojos me encontraron. Pude ver la serie de emociones en ellos antes de que los cerrara y volviera sus ojos de nuevo hacia Adam

— Dame un minuto. 
Adam se había dado vuelta y miraba en mi dirección. Podía sentir su mirada en mí, pero yo no apartaba mis ojos de ella en caso de que se escapara. 
Tomó la toalla y se secó el sudor de la cara y el cuello luego, tomó su botella de agua y bebió un largo trago. Esperé pacientemente, disfrutando de la manera en que se movía. Nunca había visto a alguien tan sereno como Helena. Tenía una 
forma elegante, pulida al hacer las cosas. Incluso cuando estaba aquí sudorosa, me recordó a una especie de realeza. 
Sus hombros se levantaron y cayeron mientras tomaba una respiración profunda, luego volvió a caminar hacia mí. Había un brillo determinado en sus ojos. No hizo nada para disuadirme. En todo caso, quería agarrarla y besarla hasta que ambos olvidamos los últimos dos meses. 
—¿Qué necesitas? —preguntó, manteniendo un buen pie de distancia entre nosotros. Ya estaba acostumbrado al frío tono sexy-como-el-infierno en su voz. 
Había estado en Heleu antes de que hubiera traído su comida china y la convencí de confiar en mí. 
—Tenemos que hablar. Hay mucho que tengo que explicar —dije. 
Helena arqueó una ceja. —No soy sorda o ciega. No hay necesidad de explicar. Entiendo completamente. 
Maldita sea. —Helena, ayer por la noche no es lo que piensas. No hablas conmigo. Llamé y me contestaste. ¿Qué se supone que debía hacer? Yo... Demonios, he estado tratando de olvidarte. Olvidarnos. Porque eso es lo que me estabas obligando a hacer. Y anoche estaba tan jodidamente destrozado que no sabía ni mi nombre. 
Helena enderezó los hombros, y me miró mientras una lenta y furiosa rabia iluminó sus grandes y desgarradores ojos. No se veía prometedor. 

—No soy una  idiota. Sé que nunca me has llamado excepto esa vez, y luego estabas demasiado borracho para saber tu propio nombre. No seas condescendiente conmigo para sentirte mejor. Soy una chica grande, y gracias a ti no soy tan ingenua como antes.  
He aprendido algunas duras lecciones. —Tragó saliva y negó

—No. No tenemos nada de qué hablar, Axel. El tiempo de hablar ha terminado. Por favor, vete con Mir. Disfruta todo lo que quieras. No soy tu preocupación, ni jamás lo seré. —Se  
dio vuelta y empezó a caminar de regreso a la cancha. 
Extendí la mano y agarré su brazo para detenerla. Tenía que decir algo.  
Tenía que conseguir que ella me escuchara. Todo este tiempo reflexioné que Killian le había dicho a ella que estaba durmiendo con Nan. No estaba seguro dónde consiguió Killian la información o si sólo lo asumió, pero por lo que Dean dijo, esa  
era la razón por la que Helena ignoraba mis llamadas. 
—¿Si no sabías sobre Mir y yo antes, entonces por qué has estado evitando mis llamadas? 
Helena se detuvo y no trató de tirar de su brazo de mi alcance. Se quedó allí, muy tranquila. Las mujeres que conocía no hacían frente a sus emociones así.  
Eran fuertes. Gritabas, chillaban y lanzaban mierda. Harlow estaba carente de emociones. 
—Llamaste una vez. Estabas borracho. Nunca llamaste de nuevo. Ahora,por favor, suelta mi brazo. Tengo cuarenta minutos para terminar con Adam y me gustaría utilizar mi tiempo de manera adecuada. 
—Maldita sea, te llamé. ¡Un millón de veces! No respondiste. Llamé a tu casa y fui amenazado por tu padre. Incluso Dean me amenazó. Pensé que eso era lo que querías. Necesito explicarte. 
Se dio vuelta y el fuego detrás de sus ojos me sobresaltó.

—No, Axel, no lo necesitas. Soy una chica muy inteligente y sabría si perdí una llamada. No llamaste. —Sacudió su brazo y se dirigió hacia su lado de la cancha. 
Esta no era la manera en que había imaginado esto. Y no tenía ni una puta idea de cómo hacer que ella me escuchara. Era tan cuidadosa para protegerse. Las paredes se habían levantado entre nosotros y sentía como si estuvieran hechas de acero. 
—Si eso es todo, Sr. Carter, tenemos que continuar con nuestra sesión —dijo  
Adam en tono serio. 
No quería hacer esto aquí, de todos modos. No con una audiencia. En lugar de contestar, sólo me alejé. No sabía qué otra cosa hacer. Necesitaba reagruparme y planear qué hacer a continuación. También necesitaba un consejo. Al diablo esperar a Leo. Iba a ver a Bianca.



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En el texto hay: hermanastros, traicion, amor

Editado: 29.07.2020

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