Arriesgarse

16

Axel

—Tienes que estar malditamente bromeando. —La voz de Leo irrumpió en mis sueños y lentamente peleé para abrir mis ojos y ver unas tetas en mi cara.  
Confundido, bajo la mirada y veo dos largos pares de piernas sobre mí. 
Carly y Casey. Se me había olvidado. Maldita sea, todavía estaban aquí. Me había desmayado. Mierda. Hubiera preferido enviarlas a casa. Luego recordé la voz de Leo y me sacudí para mirar a la puerta. Leo me miraba con repugnancia.  
Él no miraba a las dos mujeres desnudas en mi cama. Felicitaciones a él, porque tenían buenos traseros. Sabía eso de primera mano. 
—Deshazte de ellas y nos vemos en el balcón —dijo Leo y se alejó. 
¿Por qué estaba tan enojado? ¿Qué es lo que hice? 
Me desenredé y miré a las dos chica que habían pasado la noche conmigo.  
Varias envolturas de condones cubrían la habitación y la cama. Habían estado llenas de energía. 

—Es hora de levantarse, chicas. Es tiempo de irse a casa —dije,  
sacudiendo las sabanas y golpeando ambos traseros. Ellas se quejaron y ya no podía recordar quién era quién. Estaba bastante seguro que una vez en la noche pasada las llamé a ambas Helena. Fue un momento bajo. 
—Recibí compañía. Vístanse. Voy a tener un taxi esperando por ustedes en cinco minutos afuera. Fue divertido —Les dije y encendí las luces para ayudar. 
—Ouch —dijo una, cubriendo sus ojos. 
Esperé hasta que ambas estuvieran despiertas y en busca de sus ropas antes de dejarlas terminar. Me dirigí afuera para ver porque Leo estaba aquí.  
Al abrir la puerta, salí a tomar el sol.Leo me miró. 

—¿Dos? ¿En serio? Eso es jodido.  
Levanté una ceja. 

—No me sermonees por dos a la vez. Tú lo hiciste todo el  
maldito tiempo. 
Leo negó con la cabeza. 

—Fui estúpido. Tú eres estúpido. 
—Mira. Sucede que creo que fue malditamente inteligente. Ellas estaban bien y eran bailarinas y me ayudaron a liberar un poco de tensión. 
Leo volvió su cabeza para mirarme. 

—Pensé que sentías algo por Helena—dijo él. 
Lo sentía…pero no podía. Le había explicado esto. 
—Querer a Helena es una cosa. Claro, la quiero. ¿Quién diablos no? Pero la cosa es, que me importa cuánto la quiera. No voy a ponerme serio. No puedo tener lo que tienes con Bianca. No soy así. 
—Mierda —dijo Leo, girándose para mirarme directamente.

—Tuve a un idiota borracho divagando sobre lo especial que era ella y que solo quería hablar con ella y lo mucho que extrañaba su sonrisa. Esa mierda no desaparece. 
No me había dado cuenta de que había dicho que la echaba de menos. Lo hice. Incluso con ella aquí, yo la echaba de menos. Me hacía reír y su sonrisa siempre convierte todo lo demás en menos importante. 

—Salió con Adam anoche. 
—¿El profesor de tenis? 
—Sí —Le respondí, sintiéndome enfermo del estómago. ¿Qué si Adam la besó? ¿Qué si la tocó? 
—Así que metiste a dos extrañas en tu maldita cama. 
—Porque salió con Adam —Le contesté. Esa era la verdad. No hubiese ido en busca de distracciones si no hubiera estado en una maldita cita con el maldito Adam. 
Leo dejó escapar un suspiro. 

—Helena es la persona más protegida que conozco. Ha sido protegida y vigilada durante toda su vida. Es la única hija de  
Killian que salía en las noticias. Luego él la escondió con su abuela en Carolina del Norte. Odiaba la forma en que los periódicos querían saber todo sobre ella. Usó su dinero para mantener al mundo fuera de su vida. Una vez que su abuela murió,ella fue empujada al mundo e hizo lo único que sabía hacer. Se escondió en su habitación. Ahora está aquí y necesita amigos. No puede quedarse en su casa y esconderse. Ella tiene a Nan ahí. Así que, claro. Alguien la invitó a salir. Ella fue.  
¿Por qué demonios no? No la habías invitado a salir. No hiciste una mierda.

—Tengo miedo de ella. —Ya está. Lo he dicho. 
Leo frunció el ceño. 

—¿Tienes miedo de ella? ¿Helena? ¿O estamos hablando de Mir? 
—Tengo miedo de Helena. De lo que podría sentir por ella.  
—Tienes miedo de que podrías enamorarte de ella —dijo finalmente entendiendo. 
Solo asentí.  
—¿Por qué? ¿Qué hay de malo con eso? Es un infierno mucho mejor a lo que encontré esta mañana. 
Me agarré a la barandilla frente a mí. Odiaba que estuviera a punto de admitir esto. Me hacía sonar tan débil.

—¿Qué si la pierdo? Al igual que Jace.  
—Puedes perder a cualquiera. Puedes perderme, pero no me mantienes afuera.  
Era diferente. Lo miré. 

—¿Qué pasa si pierdes a Bianca? —pregunté.  
Seguramente él temía eso. 
Leo frunció el ceño. 

—Sería la cosa más difícil que jamás tendría que enfrentar. Perderla tomaría mi alma. Pero no puedo no amarla por miedo a perderla. ¿Qué clase de vida es esa? No sabría qué tan asombroso seria despertarme con ella en mis brazos. No disfrutaría verla reír y jugar con Nate. Vale la pena. Dejar que algo como eso te detenga es dejar que el miedo te controle. No te hagas eso a ti mismo. Cada momento que tengo con Bi y Nate hace a una vida sin ellos superficial y solitaria.  
Lo pude ver en su rostro. No temía perderla. No le atormentan. Amaba a su vida ahora. Pensar en lo que podría pasar no lo detenía. ¿De esto trataba la vida?¿Tomar oportunidades? 
—Si crees que ella puede ser la indicada, entonces es tiempo de que aproveches tu oportunidad. Si perdiera todo lo que tengo mañana, no lo lamentaría un solo minuto. Nunca. Son ellos los que hacen que mi vida valga la pena.  
—Mi papá pensó que estaba enamorado dos veces. Las dos veces se quemó, y pagué el precio. Y mira su vida y donde está ahora, es triste. No quiero eso.  
Leo negó con la cabeza, como si no me entendiera en absoluto. —Las dos mujeres que tu papá amó no eran nada como Helena. Tu papá no eligió bien.  
Helena es una buena elección. El hombre que se adueñe de su corazón tendrá suerte. Ella es honesta y amable. Nunca la he visto ser otra cosa que ambas. Así que, si ella de quien te permites enamorarte, nunca estaría más feliz por ti.  
Tenía razón. 
Un peso pesado que estaba en mi pecho se levantó lentamente. Lo que me decía tenía sentido. Y no tendría que hacerme daño para protegerme.  
—Puede que la haya empujado demasiado lejos —Le dije, dejando que la realidad se hundiera en mí.  
Leo se encogió de hombros. 



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En el texto hay: hermanastros, traicion, amor

Editado: 29.07.2020

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