Axel
—Explica esto —dijo Mase, de pie con los brazos cruzados sobre su pecho.
Era el hermano mayor de Helena y posiblemente la única persona que asumió el rol de padre en su vida. Yo respetaba eso.
—Quiero ir con ella. Tengo muchas cosas que arreglar. Comienzo ahora.
Mase frunció el ceño y continuó mirándome.
—¿Qué diablos significa eso?
Lo último que escuché es que te follabas a Mir. ¿Qué tiene que ver eso con Helena?
Ella no le dijo nada. Me preguntaba si lo hizo para protegerme.
—Me asusté por tener sentimientos hacia alguien. Helena despertó cosas en mí con las que no estoy familiarizado y eso me hizo huir. He decidido que ya no quiero escapar.—
Mase se acercó un paso hacia mí.
—Necesitas estar malditamente seguro.
Porque le gustas más de lo que ella quisiera y no confió en ti. Para nada. Si quieres ir a ayudarla a encontrar a nuestro patético padre, bien, pero yo también voy.—
Prefería tenerla a solas pero esto estaba bien. Por lo menos, la tendría cerca.
Estaba cansado de no estar junto a ella y tener que mirarla desde lejos.
—Entendido —respondí.
Helena entró en el vestíbulo cargando dos termos de café.
—Aquí —dijo, entregándole uno a Mase.
—Gracias. Él va con nosotros. Le gusta mirarte o alguna mierda cursi que se le parezca.Los ojos de Helena se abrieron y yo reprimí una sonrisa. No fue exactamente lo que dije pero la mirada en el rostro de Helena era perfecta.
—Oh. —Fue todo lo que ella dijo.
Mase recogió su bolsa y luego miró a Helena —¿Dónde está tu bolso?
—La dejé en la cocina. Déjame ir a buscarlo.
—Yo la traigo —dije, dirigiéndome a la cocina antes de que ella pudiera terminar su oración. Si quería ganar su confianza de nuevo y agrietar esa pared que construyó a su alrededor tenía que hacer todo lo posible para dejarla ver que iba en serio.
—Estoy confundida. —Escuché a Helena susurrar cuando dejé el cuarto.
Sólo sonreí. Bien. Confundida es algo bueno.
Una bolsa de lona Louis Vuitton estaba en el piso de la cocina. La recogí. La bolsa estaba demasiado usada. No había duda que era un regalo de Killian y ella la había usado por años. No era algo que Helena compraría por sí misma.
La llevé a la entrada y después abrí la puerta.
—Es hora de irnos —dije a los dos, aún sujetando su bolsa. Ella la miró y luego a mí.
Mase hizo un sonido divertido con su garganta y rodó los ojos hacia mí mientras salía por la puerta. Helena lo siguió pero se detuvo cuando me alcanzó.
—Gracias —dijo simplemente, después se dirigió afuera.
Esto sería bueno para nosotros.
Mase se subió en el asiento delantero y dudaba que no hubiera sido a propósito. No me quería cerca de Helena. Iba a hacer esto difícil para mí. Bien.
Podía manejarlo.
—¿Estás bien ahí atrás? —le pregunté a Helena, mirando hacia atrás para asegurarme que tuviera suficiente espacio para sus piernas.
—Sí, gracias —respondió mientras un rubor coloreaba sus mejillas.
Maldición, era hermosa.
Me giré de vuelta y prendí la camioneta.
—Leo dijo que esto era normal con Killian. ¿Hay algún proceso para encontrarlo? —pregunté, tratando de entablar
conversación.
—Sí, Helena lo llama. Y cuando finalmente responde, ella va a él. Es la única a quien escucha —respondió Mase.No me gustaba la idea de que todo esto cayera sobre los hombros de Helena.Ese tipo tenía tres hijos adultos. ¿Por qué tenía que ser responsabilidad de Hele?
—¿Tú no puedes llamarlo? —pregunté, sin ser capaz de mantener la molestia fuera de mi voz.
—Nuestro querido papá tiene una favorita. Sólo la escucha a ella.
—Eso no es cierto. Tienes a tu madre y en realidad no lo necesitas. Tú tienes una buena vida. Luego esta Miranda,y ella no se lo pone sencillo.Yo sólo…soy la única que…
—Eres especial. Él amaba a tu madre. Era su mundo y cuando murió tú te convertiste en su mundo. Es así, y estoy malditamente feliz que se preocupe cuando se trata de ti —le dijo Mase.
Helena no dijo nada. Se quedó callada. Quería preguntar más. Quería saber qué era lo que sentía y si estaba preocupada. Pero con Mase sentado a mi lado, no era un buen momento.
—Necesito comida. Más vale que ese jet este lleno —gruño Mase.
—Siempre lo está —respondió Helena.
Ésta no era la primera vez que había estado en un jet de Slacker Demon’s pero era extraño estar en uno con los hijos de Killian. Siempre estuve con Leo. Los dos tenían una dinámica que nunca había presenciado. Hasta que Mase apareció
en Florida ni siquiera sabía que eran cercanos. Creía que el hijo elusivo de Killian se quedaba lejos de todo el mundo.
—¿Ustedes dos siempre han sido cercanos? —pregunté.
—Sí —respondieron juntos.
—La abuela siempre me llevaba al rancho para quedarme con Mase y sus padres cuando era niña.
—¿Padres? —pregunté, porque eso no tenía sentido dado que su padre era Killian.
—Mi padrastro y mi mamá. Él es más como mi padre que mi propio padre —dijo Mase con su cabeza descansando en el asiento y sus ojos cerrados.
No me di cuenta de eso. Interesante.
—Las visitas de Hele siempre eran algo que esperaba. Creía que tener una hermana era genial. Especialmente una tan buena y dulce como ella.Lograr que estuviera sucia y convencerla de montar un caballo o alimentar a las vacas siempre era entretenido.
Helena dejó salir una risa desde el asiento trasero.
Tal vez tener a Mase cerca no era tan malo. Al menos tendría la oportunidad de conocerla mejor.