Artemisa

VEINTISEIS

Intente abrir los ojos pero los volví a cerrar al sentir tan pesada la luz, los abrí lentamente y observe el lugar.

Cibran estaba atado de manos a la pared, Dove estaba atada en una silla y su cuerpo había dejado de sangrar.

Tamara estaba igual que Cibran y yo estaba igual que Dove.

— ¡sal! ¡sé que eres tú!— grite riendo — ¡maldito cobarde! ¡tuviste que anestesiarme para derrotarme!

Una puerta se abrió y observe su no peculiar cabello rojo.

— cariño— dijo sonriendo.

— eres un hijo de puta— escupí, él rió y camino hasta mí.

— no me insultes, sabes que odio que de tu boca salgan tales palabras.

— te matare cuando salga de aquí— dije con rabia.

— no saldrás de aquí.

— siempre has sido tan estúpido, saldré de aquí y le diré a Jasper que te devore.

Su risa se intensifico.

— ¿Tu alma gemela? No puedo creer que me hayas olvidado tan rapi-

— ¡te fuiste hace tres malditos años!

— no pensé que te doliera...

— y ahora vienes robando parte de mis cazadores para secuestrar a mis amigos.

— yo no los secuestre— remarco— tú sólita caíste en la trampa camino— hacia Tamara— no sabes lo bien que se puede controlar a una vampira cunado es madre, sus instintos protectores.

— eres un-

— no le hables de esa manera a Helios, recuerda que es tu prometido— mire con rabia a mi abuelo.

— es un bastardo al igual que tú, cuando Julieta y Leo se enteren que trajiste al gemelo malvado te mataran, y no haré nada para detenerlos— dijo Cibran llamando la atención.

— por todos los dioses Cibran, no te metas en conversaciones entre tu hermana y yo.

— Que pretendes...— murmure.

— una guerra, hacer lo que debe ser...— Helios camino hacia Dove y con la daga de Dove hizo un pequeño corte en su rostro, ella seguía inconsciente.

— ¡déjala!— grite aguantando toda ganas de salir corriendo y matarlo.

— es una loba, debe morir, los cazadores debemos matarlos.

— los cazadores matan bestias y criaturas sin corazón— gruñí— no importa si es humano, en cuanto sea malo merece la muerte.

— tu lobo vendrá pronto y nuestra chica lo matara— miro a Tamara—me parece tan decepcionante que cayeras ante una cara bonita.

— le arrebataste a su hija...

— solo tome las riendas, es una desterrada y solo obedece cuando su pequeña está en peligro.

Se acerco a mí.

— te lo advertí querida— escupí en su rostro y reí.

— esto sera guerra abuelo, pero no entre los lobos y cazadores.

Se alejo de mí limpiando su rostro y dejando solo a Helios.

Mire al bastardo con desprecio.

— ¿acaso no funciono tu dominio como líder de los Hunter?— pregunte con burla.

— sé que tú le advertiste a Alexander sobre mí, me sacaron y me trataron como basura— dijo entre dientes, claro, Helios intento liderar a los Hunter pero fallo ya que uno de los herederos de ese grupo reclamo su puesto dejando al pobre de Helios afuera.

— y aquí mi abuelo hará lo mismo...— Cibran rió sabiendo que lo enojaría.

Su ego era tan fácil de vencer.

— matare a tu abuelo y luego a ti para poder tomar la rienda de los cazadores, veraz que seré mejor líder que tú, mal intento de artemisa.

— no hables antes de actuar.

— te daré la opción de convertirte en mi prometida si te portas bien.

— aspiro a más, no alguien como tu Helios— lo observe de arriba a bajo— no eres nada comparado con Jasper, yo tu empiezo a co— abofeteo mi mejilla.

— no dirás eso cuando tenga su cabeza entre mis manos— salio cerrando la puerta con seguro.

— es un bastardo...— dije derrotada.

— Ariana...— levante la mirada observando a Tamara.— lo lamento...

— ¿sabes quien es el anciano?— pregunte y ella negó.

— Ese día estaba en el bosque... Rabia sido desterrada por motivos injustos... No tenia a donde ir y mi pequeña tenia hambre... Estamos tan débiles y de la nada los cazadores nos rodearon.

— como llegaste a la mansión.

— lobos me llevaron y me dejaron ahí, tu abuelo me dijo que si te llevaba a él me devolvería a mi hija...

— ¿lobos ayudaron a mi-

Dove empezó a estornudar.

— ¿Dove?— la llamo mi hermano.

Ella miro a todos lados hasta dar conmigo y luego con mi hermano.

— ¿en donde estamos?— preguntó desconcertada.

— secuestrados— respondió Cibran.

— no por mucho— conteste mordiendo mi labio para no gritar.

Sabe mi mano de la esposa, esta sangraba y la otra estaba intacta.

— Luna...— Dove me miro asustada.

Desate mis pies con rapidez y camine hasta Cibran, las cadenas eran grandes, corrí hasta Tamara y las de ella eran igual.

— no podre sacarlos...— dije y ella me miro arrepentida.

— no merezco ni vivir...— dijo y negué.

— lo hiciste por tu hija, comprendo, te prometí ayudarte a encontrarla y eso haré. Dove ¿te crees capaz de moverte?—ella asintió, camine a ella y vi sus heridas, estaban sanando.

La de ella eran esposas.

— necesito que hagas lo mismo que yo, sé que dolerá pero podremos escapar.

Estaba por hacer que ella se desatara pero el ruido me alarmo.

Corrí detrás de unas cajas y me escondí, la puerta se abrió y entro Helios, miro mi silla y cuando estaba por gritar corrí a él y con las esposas apreté su cuello.

— sueltame...— su rostro estaba empezando a ponerse rojo.

— soy una artemisa, no me subestimes— sus uñas empezaron a rasgar mi brazo para que lo soltara pero no funciono, cerro los ojos y lo solté.

— ¿lo mataste?— preguntó Cibran.

— no, solo lo dejo inconsciente— respondió Dove.

Me acerque al cuerpo de Helios y encontré unas llaves, me acerque a las cadenas de Cibran pero ninguna era, hice lo mismo con la de Tamara pero tampoco, las llaves eran pequeñas. Corrí hacia Dove y con ella funciono.



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En el texto hay: cazadores, hombres lobos, romance

Editado: 20.06.2021

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