Salimos del auto apresurados, Leo abrió el baúl del auto, al mirarla negué.
— ¿qué haces metida ahí?—preguntó Evan mirando a la niña con enojo.
— no quería dejar a Leo—la niña miro a mi amigo.
Tome el oso celeste mientras Leo cargaba a la niña en brazos.
— hay que regresar a casa—dijo Leo y ella hizo un puchero.
— ya es tarde y vamos a mitad del camino—dijo el alfa Evan subiendo al auto.
— ¿cómo es que huele al perfume de Dove?—pregunte.
— es que huele bien y Dove me lo regalo—dijo la niña oliendo su blusa.
— por dios... llevamos a una niña—dije subiendo al auto, dejamos a Ava enmedio y el alfa Evan se fue de copiloto.
— cuando lleguemos cuiden a la niña, los de Luna llena no permiten desterrados.
—pero sus desterrados son los que han hecho estragos en su manada—dije.
— así es Ariana pero a diferencia de mí el alfa de esa manada no se tienta el corazón con los desterrados.
— ¿cómo es que lo conoce?—pregunte.
— saque de ese lugar a mi luna.
—¿hay una historia?—pregunte curiosa.
— Clara pertenecía a la manada Luna llena, ella iba a casarse con el alfa de esa manada.
— esto esta interesante—Leo se sentó más cómodo .
— Cuando presento a Clara como su luna tuve un arranque de celos y me lance al alfa, en ese entonces el era más fuerte que yo.
No podría imaginar al alfa Evan perdiendo.
— tuve que llevarme a Clara de ese lugar, ella estaba ahí a la fuerza y luego de eso toda la manada del sur se vino en contra de mí. entre ambas manadas hay una rivalidad y por eso no podía permitirme traer a Jasper.
—¿clara aceptó ir con usted?
— Clara era una de las humanas de la manada del sur, a pesar de ser humana comprendió el tema y le pareció estar mejor conmigo que con él.
—era su luna después de todo—dije.
—exacto, y es por eso que ahora somos felices.
— ¿teme que lastimen a Jasper verdad?— pregunté, mire por el retrovisor como asentía con la cabeza.
Ahora veo porque no quiso traerlo.
Ya está amaneciendo y creo que pronto llegaremos, mire a la niña dormir en el pecho de Leo, él acariciaba su cabello y ella dormía plácidamente, cuando volvieramos hablaría con él.
— ya hay que bajar— dijo el alfa, la persona que conducía se detuvo— vuelve en tres días
— claro alfa.—baje junto con Evan, ambos bajamos nuestras mochilas, Leo cargo a la niña y Evan lo ayudó con su equipaje.
Baje el arco que había traído, era el arco que mi padre me regalo, por fin le pondría uso.
— lindo arco— dijo el alfa.
— regalo de mi padre— comente tomándolo, estaría preparada para cualquier ataque de la manada del sur.
— vamos pequeña— Leo subió a la niña a su espalda, el auto arrancó retirándose y nosotros empezamos a caminar en dirección al bosque.
— hay huellas de lobos— dije mirando el suelo, había marcas en la tierra que se quedaron ahí.
— sin duda los lobos son del sur— apoyó Leo.
— siento que nos vigilan— comente— Evan se acercó más a mí.
— prepara tu arco— hice lo que me dijo.
No puedo creer que apenas entramos y ya hay problemas.
— ¡ahhh!— antes de que se llevarán a Ava el alfa se interpuso.
Apunte mi arma al lobo y Leo dejo una daga a centímetros de su cuello, estaba acorralado en cada punto.
— no queremos problemas, solo venimos a ver al alfa— habló Evan
— eso lo veremos— amplíe los ojos al escuchar una voz detrás de mí, eran sigilosos.
Me gire y el lobo tomó mis brazos.
— perdona cariño.
— están en territorio de luna llena, por lo tanto los escoltaremos ante el alfa y él decidirá su muerte.
— no permit-
— esta bien— me interrumpió el alfa Evan.
Nos ataron a cada uno, incluido a Ava.
— no te asustes princesa— dijo Leo a la niña, ella asintió asustada.
Empezamos a caminar pero en ningún momento nos llevaron a la enorme mansión.
— ¿a dónde nos llevan?— pregunte.
— pronto lo sabrás cariño— el tipo que me estaba escoltando me guiño el ojo.
Rodé los ojos y continué caminando, nos arrastraron a lo que parecían unos calabozos, entraron primero Ava y luego a Leo, el lobo que me tenía atada me jalo acercándome a él.
— no me toques— me queje alejándome.
El lobo me tomo de la cintura.
— dejala si no quieres tener problemas— dijo el alfa.
— ¿problemas? Ja, conmigo nadie a podido.
— no lo repetiré, suelta a la luna de la manada— repitió el alfa.
El chico me soltó, entramos al calabozo y cerraron poniendo un enorme candado.
Nos soltaron las manos y mire a Ava.
— ¿estas bien?— pregunte.
— si, Ariana.
— ¿tú estás bien?— me preguntó el alfa.
— lo estaré pero si ese idiota vuelve a ponerme una mano encima lo matare ¡esta no es la casa del alfa!— grite.
Me acerque a la reja —¿cuántos lobos hay?—pregunte al alfa.
— dos en la entrada, no nos pusieron suficiente importancia.
— error — respondí sacando el pasador de mi cabello y tomando el candado.
Empecé a girar el pasador tal como mi padre me había enseñado.
— ¿y eso como para que?— le pregunte a mi padre desinteresada.
— nunca sabes cuando puedes quedar encerrado.
— hay papá— me queje, él se acercó a mí y puso un pasador en mi cabello.
— esto es esencial para una mujer y para una huida. Como artemisa siempre busca un escape, nunca te quedes atrapada.
— ya está— dije abriendo la reja, saque dos sedantes de mi bolsillo y le entregue uno a Leo.
Leo y yo empezamos a caminar, tome mi arco que estaba en una mesa, camine con silencio y antes de llegar a los lobos ellos se giraron, logre insertar el sedante en su cuello y Leo igual, los tipos cayeron dejando la entrada abierta.
Editado: 20.06.2021