El yace plácidamente acostado, durmiendo y no puedo evitar llorar en silencio al verlo y saber que lo estoy por perder. Es algo que nunca me voy a perdonar pero tampoco me perdonaría jamás que alguien le haga daño por mi culpa, lo amo demasiado y por eso me voy.
Le doy un beso en la frente y dejo la carta que le escribí al lado de la mesita de luz junto a su cama. No puedo evitar ver la fotografía que se encuentra junto al velador y me es inevitable no soltar un par de lagrimas más, me duele el corazón y se que esta decisión nos destruirá a ambos.
Se podría decir que nuestra relacion surgió demasiado rápido, pero la conexión que generamos en días es inefable.
Es el amor de mi vida y no lo voy a dejar ir, pero primero tengo que solucionar una cosa para que el no salga afectado. No permitiré que lo lastimen, no otra vez.
Agarro mi maleta junto a mis llaves y una gorra negra, salgo del departamento y me dirijo hacia al ascensor, me coloco la gorra y me es inevitable seguir llorando por la situación en la que nos puse.
Una vez ya saliendo del edificio me estoy por subir al auto que me va a llevar al aeropuerto pero de repente para una camioneta y por la ventana del acompañante sacan un arma y me disparan.
El disparo me da en el hombro y luego me dan otro en la pierna, no se en que momento ocurrió esto tan rápido pero solo puedo ver a Cristóbal salir del edificio corriendo hacia mi antes de caer inconsciente.