Elijah Daniel a sus casi veinte años era el sueño no tan secreto de la mitad de la población femenina de la Orden y competía con injusta ventaja sobre su progenitor, porque mientras Mael era serio, tranquilo y se había negado en forma sistemática a tener ningún tipo de relación fuera de las de trabajo con sus compañeras, su hijo era otro asunto, de manera que si bien los dos pares de gemelos y Brendan también eran asediados por las chicas, siendo que los gemelos en sus dos versiones habían ingresado al cuerpo ya con relaciones formales con sus chicas y se habían vuelto sumamente discretos, y Brendan parecía haberse dedicado en cuerpo y alma a su trabajo y no mostraba ningún interés en las chicas, eran Elijah, Dreo y Vladimir los que acaparaban la atención en aquel renglón.
Elijah había nacido siendo lógico portador de todas las características de su raza, pero también había recibido el mejor entrenamiento desde muy temprana edad al igual que sus parientes y habría sido necio suponer que no era un individuo peligroso tanto por su sangre como por el disciplinado entrenamiento, sin embargo, el muchachito aquel además de todo lo anterior, había sido escogido por el divino creador de su raza, para ser depositario de un poder que no parecía poseer nadie más como en efecto era. No obstante, y si bien todo lo antes mencionado podría considerarse beneficioso dado el hecho de que Elijah había sido formado para proteger y no para destruir, había una nota discordante en todo aquello, y era que también era heredero de una sangre sumamente volátil por partida doble, porque era bien sabido que Thor lo era y los desventurados habitantes del universo a los que en teoría quería proteger, en muchas ocasiones resultaban lastimados por sus explosiones de ira; pero sumado a lo anterior, Elijah también era un Douglas, y éstos no eran conocidos por la dulzura de su carácter, de manera que los que conocían, trabajaban o estaban cerca de este joven individuo por cualquier motivo, habían aprendido de prisa dos cosas, una, a no desobedecerlo bajo ninguna circunstancia, y dos, a no molestarlo más allá de lo razonable a menos que quisiesen verse en una situación de la que difícilmente podrían salir enteros.
A pesar de todo lo anterior, Elijah tenía un serio problema personal, pues si bien él podía molestar a todo el mundo y nadie fuera de sus parientes se atrevía a molestarlo a él, había una persona que se había especializado en ello. Arianell McKenzie. Una vez que Elijah abandonó la escuela, pensó del todo equivocadamente que se libraría de aquella pequeña amenaza, pero durante su primer año en Arx, aparte de que Jorvik, Jarle y ocasionalmente algún otro berserker, le llevaban noticias de las locuras de la chica haciendo que Elijah perdiese la paciencia y después de sacudirlos a ellos se fuese derecho a pelearse con Aria, cuando llegaron las vacaciones, aquella condenada criatura se empeñó en hacerle la vida miserable apareciéndose en cualquier lugar en el que él estuviese fastidiándole desde citas hasta inocentes salidas con sus amigos y parientes, por no hablar de las inopinadas apariciones de la chica en medio de cualquier enfrentamiento.
Finalizado aquel caótico año, Elijah razonó que tal vez Arianell se comportaba de aquella forma solo por venganza y debido a lo que ella llamaba su necia manía a meterse en lo que no le importaba. Con las cosas así, él decidió que ignoraría cualquier cosa que le dijesen y no volvería a meterse en los asuntos de aquella descocada. Sin embargo, una cosa era proponérselo y otra muy distinta llevarlo a cabo, pero había que reconocerle la voluntad, porque, aunque no lo consiguió en todas las oportunidades, sus cálidas visitas disminuyeron mucho hasta cesar por completo, y aunque Aria seguía molestándolo eventualmente, Elijah concluyó que podía vivir con eso.
De este modo había llegado a la fecha presente, y la mañana del cumpleaños de su madre y sus hermanas, Elijah había estado en Averdeen a primerísima hora y después del habitual susto que le propinó a Giulian, felicitó a su madre y luego a sus hermanas, pero después de la entrega de presentes, tuvo que aguantarse la catarata de insultos de parte de Gamariel, las lágrimas de Galadriel y la cariñosa sacudida de Gema cuando les dijo que no podría estar presente en la fiesta porque tenía trabajo. Aquello le había consumido más tiempo del que había planeado, pero, aunque finalmente ellas habían aceptado el asunto, cuando salió de allí se topó con su dolor de cabeza particular.
Aquella era otra frase que se había hecho habitual, y aunque Elijah la encontraba del todo inadecuada y cualquiera pensaría que él solía ir desnudo por allí, Aria le había dicho que en su experiencia así era, de modo que dejó de prestarle atención a eso. La intención de Elijah era pasar un momento a saludar a Brendan, porque en los últimos dos meses se habían visto poco debido a que habían estado en diferentes puntos, y como su hermano le había comunicado la noche anterior que Giulian lo había ido a buscar y estaría en Averdeen, decidió pasar un momento a ver cómo estaba. Sin embargo, fueran cuales fueren sus intenciones, el encuentro con Aria terminó por hacerlo salir a toda prisa de la casa sin ver a su hermano. De manera que, cuando Jonathan se había presentado esa mañana, Elijah no estaba del mejor humor, y aunque ver al progenitor de la causante no había mejorado las cosas, igual hizo su mejor esfuerzo por sacar a Arianell de la ecuación y concentrarse en encubrir a Lizzy, pero las cosas no habían salido bien y cuando él lo notó, en su mente aquello era por causa de su mal humor y comenzó a endilgarle odiosos epítetos mentales a su prima y quien casi pagó las consecuencias fue Jorvik. No obstante, otro asunto evitaría que Jorvik saliese muy mal parado, pues cuando Elijah estaba a punto de sacudirlo, ambos percibieron con igual claridad el peligro y salieron a escape.
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Editado: 28.11.2023