La desesperación exagera no solo nuestras desdichas, sino también nuestras debilidades
Cuando Brendan abandonó Averdeen, aparte del sentimiento de culpa que lo estaba matando, sintió un profundo pesar porque estaba abandonando el único hogar que había conocido. Allí se quedaban sus recuerdos y sus afectos, sus alegrías y sus penas. Se desmaterializó hacia una playa solitaria. Los recuerdos comenzaron a atormentarlo. Las primeras imágenes que acudían a su memoria eran las de su madre con los brazos extendidos para recibirlo cada mañana al despertar, curándole una herida que se hizo la primera vez que se subió a una glide, acariciando su frente aquella vez que tuvo una fiebre muy alta, despidiéndolo en la terminal en su primer viaje a Develieng; cuando le dio su apoyo en su desafortunada relación con Aelig. Recordarla le producía un inmenso dolor.
Ahora fueron los gemelos los que invadieron su mente. Podía recordar casi todas sus travesuras, cuando tapizaron las paredes del estudio con una enorme enredadera, las muchas veces que tiraron la puerta de su habitación y sus múltiples fechorías en la escuela. Casi podía verlos en el momento en que se enteraran del motivo por el cual había decidido marcharse. Derian gritaría a más no poder amenazando con matarlo, mientras que Darien se preocuparía más por Galadriel, aunque también querría destrozarlo. Gamariel no sabría qué partido tomar, se sentiría inclinada a apoyar a su hermana, pero intentando no salir perjudicada. Gemdariel querría apalearlo por las lágrimas de su hermana, pero posiblemente intentaría convencerlo de que todo estaría bien.
Giulian. Un dolor punzante lastimaba su corazón al pensar en su padre. Pensaba que, aunque viviera muchos años nunca más sería capaz de mirarlo a la cara. Lo que había hecho no tenía nombre, había traicionado su amor y su confianza. Más que su propio dolor, le dolía el que le iba a causar a su padre cuando se enterara de todo.
Galadriel. Sus experiencias previas con las chicas no eran ni una pálida sombra de lo que sentía por ella, pero nunca pensó que el amor pudiera doler tanto. Recordó la primera vez que vio a la preciosa niña de cabellos negros y ojos color amatista que lo miraba desde su cuna. La recordó empezando a caminar y junto a sus hermanas brincando en su cama para despertarlo. Recordó su ira cada vez que los gemelos o Dreo la hacían llorar. Recordó los celos que lo habían quemado como puñales ardientes cada vez que la había visto con Patrick. Y, por último, ese beso postergado que finalmente había llegado a sus labios para convertirse en la mayor dicha que hubiese experimentado jamás, pero al mismo tiempo en el acto que lo condenaría para siempre. Tendría que vivir el resto de su vida con la sensación de haber podido tocar el cielo por un breve lapso de tiempo para luego caer al más profundo abismo de soledad y dolor que se convertiría en su propio infierno.
Se dejó caer en la arena y enterró la cabeza entre sus rodillas. La frustración, la soledad y el dolor rompieron los diques y se desbordaron por sus ojos, junto con un salvaje grito de dolor que inevitablemente escapó de sus labios.
Pensó en Elijah y tuvo la súbita necesidad de hablar con su hermano, pero luego se preguntó para qué; Elijah le había dicho muchas veces que debía hacer frente a lo que sentía, y aunque dejó claro que no le parecía la mejor de las ideas que se hubiese enamorado de Galadriel, ya eso no tenía remedio y tendría que afrontarlo. Sin embargo, pensó que llamar a Elijah era propiciar un enfrentamiento injusto entre su hermano y su padre, porque de acuerdo o no, Elijah apalearía a Giulian para que aceptase lo que en opinión de Brendan era inaceptable, de modo que, aun necesitándolo mucho, decidió no llamarlo.
Brendan se sintió solo y vacío, había abandonado su hogar, pero todo su amor se había quedado allá. Él solo había cargado con un corazón roto en mil pedazos en un cuerpo vacío de toda esperanza.
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Gamariel había estado experimentado diversas emociones en la última hora. Ninguno de sus hermanos estaba a la vista, sus primas tenían cara de preocupación y le extrañaba que ni su padre ni su madre hubiesen salido a inspeccionar la marcha de sus amigos. Definitivamente algo serio estaba ocurriendo. Vio a Gema conversando con Zoran y parecía muy alterada, y aunque pensó en ir por ella para despedir a sus compañeros, decidió no hacerlo, sino que fue junto a sus abuelos a encargarse de ello y luego averiguaría qué era lo que estaba sucediendo.
Iván había informado solo a Dan y a Elar lo que acababa de suceder con Giulian, pero luego se lo dijo también a Daira para que acompañase a Sam mientras él organizaba junto con los Douglas la partida segura de los chicos. Pero una vez hecho esto, se tomó un momento para decírselo a Amy.
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Editado: 28.11.2023