Cap. 8 La Entrevista
Giulian había despertado temprano con la sensación de no haber dormido. Cuando salía del baño se encontró con Willow, el Nisser de su casa.
- Buenos días, señor - lo saludó y le tendió una taza
Giulian la tomó y lo miró con desconfianza.
- Si es una de tus bromas…
- Willow ya está muy viejo para bromas, señor – lo interrumpió el Nisser
- Eres viejo desde que te conozco - dijo Vlad que entraba en ese momento - y eso nunca te ha impedido fastidiarnos.
- ¿Los demás ya se levantaron? - preguntó Giulian
- El señor Natchzhrer se levantó muy temprano - informó el Nisser - y el señor O’Malley creo que no durmió en lo absoluto. El joven McKenzie no ha salido de su habitación aún.
- ¿Y la señorita Natchzhrer? - preguntó Vlad
- El señor debe saberlo mejor que Willow - contestó el Nisser con una sonrisa torcida
- ¿Y por qué habría de saberlo?
- Como el señor estaba allí anoche.
- No seas necio, Willow - dijo Vlad con exasperación - el hecho de que haya pasado por la habitación anoche, no significa que haya amanecido en ella.
- Claro, disculpe señor. Y no, no he visto a la señorita aún.
Giulian miraba a uno y a otro con desconcierto, Willow era la clase de Nisser menos apreciada, porque era de los burlones. Aunque era igualmente fiel, gustaba de hacer bromas pesadas a sus amos. Pertenecía a los Cornwall desde hacía muchísimo tiempo, pero por su condición de Nisser bromista, había sido relegado a una de las propiedades rurales. Sin embargo, cuando nacieron los gemelos y en vista de que apenas comenzaron a caminar habían demostrado ser terribles, sus padres decidieron traer a Willow para que se hiciera cargo de ellos, pero de los dos, el que peor se había llevado con Willow siempre había sido Vlad, razón por la cual el Nisser lo fastidiaba con más ahínco. Con la única que no se metía era con Angela y nunca supieron la razón.
- Estamos esperando a una persona más - le dijo - avísanos si llega y no hemos bajado aún.
- Bien señor - inclinó la cabeza y desapareció en su bola de humo
- ¿Qué hacías en la habitación de Vampi?
- Nada, solo quería ver si estaba todo en orden.
- ¿Y por qué no habría de estarlo?
- Giulian, fue simple cortesía.
- ¿Y desde cuando eres cortés con ella? - insistió el otro - Te has pasado media vida queriendo quitarle la cabeza
Pero antes de que Vlad pudiera contestarle, Giulian escupió el café en todas direcciones.
- ¡Estúpido Nisser, voy a romperle hasta el último de sus miserables huesos!
- Estúpido tú que sigues confiando en él - se burló Vlad
Cuando bajaban las escaleras, escucharon que Iván saludaba a Leomer y unos minutos después estaban todos en el salón.
- Bueno, ya nos esperábamos algo así - dijo Leomer después que escuchó el relato de los últimos acontecimientos - ¿Y ya llegó la citación?
- Hace unos minutos - confirmó Iván mostrando un papel
- Eowaz, esto podría ser una trampa, lo has pensado ¿no?
- Sí, ya pensamos en ello - reconoció él - pero si nos negamos a asistir estaríamos en problemas aún mayores. Sin embargo, y considerando esa posibilidad, hemos tomado precauciones y en caso de que intenten detenernos, se llevaran una desagradable sorpresa, porque aún seguimos siendo Arzhaelíes, pueden superarnos en número, pero no en habilidad.
- ¿Y los Krigers?
- Ya fueron advertidos, en el momento en el que nosotros estemos entrando al edificio del Consejo, ellos dejaran la sede y deben desaparecer hasta que se les llame - informó Vlad
- ¿Y los que están en entrenamiento? ¿Cómo garantizaremos el regreso a sus lugares de origen? Yo avise a los Delegados de Seguridad como me dijiste, pero no les hablé de una fecha.
- Pues tal vez se sorprendan entonces al verlos regresar dentro de unos momentos - dijo Iván - porque Armel y Waleska ya recibieron la orden de enviarlos a casa
- Delos, Dorila y Jonathan - dijo Eowaz adelantándose a la pregunta de Leomer - permanecerán en la escuela, en caso de emergencia, Delos y Dorila cubrirán a Jonathan mientras él saca a los niños.
- Bien - dijo Giulian poniéndose de pie - si todo está claro, vamos allá y terminemos con esto de una vez.
Los Arzhaelíes aparecieron justo en la plaza frente al edificio del Consejo de Estado. A pesar de los constantes ataques de los que habían sido objeto en los últimos días, y aunque la prensa aseguraba que ya no contaban con el aprecio y el respeto de la población, apenas aparecieron, tanto los viandantes como los que entraban o salían del edificio, se detuvieron a mirarlos y en la gran mayoría de los casos les dirigieron el mismo respetuoso saludo de siempre. Un par de niños los señalaron con emoción mientras sus madres les aferraban las manos para que no corriesen en dirección de los Arzhaelíes. Cuando el compacto grupo se dirigió a la entrada, todos los que se encontraban allí abrieron paso.
- Quizá no nos quieran - dijo Giulian mientras le sonreía a una chica - pero ciertamente aún nos temen
- No seas necio, Giulian - intervino Vlad - sabes tan bien como nosotros que lo que ha salido publicado son sucias mentiras
- Y no es con temor precisamente que te están mirando - agregó Eve