Al día siguiente Mael y Sam fueron llamados por Eowaz para saber qué decisión habían tomado con respecto al niño y a su situación futura, porque desde que abandonaron el Salón la noche anterior, nadie había vuelto a verlos. Cuando entraron, Sam sintió pena al ver los cansados semblantes de Giulian e Iván, sin duda ninguno de los dos había descansado a la espera de noticias.
Giulian cerró los ojos con resignación, la pasada noche había estado hablando con Iván y éste le había hecho comprender que sin importar lo que pudiese ser o suceder con ese niño, nada movería a Samantha o a Mael a deshacerse de él, y eso había quedado más que demostrado en el caso de Mael cuando había arriesgado su vida por salvarlo, y en el de Sam cuando todos pudieron percibir la corriente de energía que se cruzó entre ella y el bebé apenas lo vio, de modo que sería inútil oponer ninguna clase de resistencia, aparte de que no les asistía ese derecho. Del mismo modo que le había quedado claro de forma personal, que sin importar lo que ella decidiese, él la apoyaría aun a costa de su propia vida.
En este punto Giulian abrió los ojos al doble de su tamaño, porque si bien estaba dispuesto a hacer todo lo que fuese necesario para apoyar a Sam si quería quedarse con su hijo, en ningún caso había considerado la posibilidad de que se casase con Mael.
A Eowaz y a Iván que sabían de cierto lo mucho que Mael amaba a Samantha, no se les escapó la nota de profunda tristeza en la voz del chico, pero eso solo aumentó la ya muy crecida admiración que sentían por aquel joven. Con aquella afirmación solo demostrada una vez más su enorme honradez, valor y el indiscutible y desmedido amor que sentía por ella. Y a Giulian no le quedó más remedio que reconocerlo también, Mael Berserker nunca representaría una amenaza en relación a Samantha.
Sam y Mael se acercaron a Iván y colocaron al niño en sus brazos. Era la primera vez que Iván lo cargaba y podía examinarlo de cerca. El bebé tenía características de ambos, los negros y suaves cabellos de Sam, aunque muchos rizos rubios destacaban en la cabellera del niño, así como la nariz de la chica, pero los ojos, la boca y los rasgos en general eran sin duda alguna los de Mael, y aunque habían visto que los primeros podían cambiar de tonalidad, conservaban la expresión de los de su padre.
Iván tenía un grueso nudo en la garganta, y aunque hizo el mayor de los esfuerzos por retener inútilmente la emoción que inundaba la verde profundidad de sus hermosos ojos, ésta se desbordó en forma incontenible.
Pero además de la sorpresa, Iván estaba sumamente emocionado. Una vez superado lo anterior, les aseguró que no era tan insólito, porque por lo que habían estado haciendo con él, el niño tenía la edad aproximada de Brendan y ya él decía algunas palabras.
Después de un rato más, tuvo que hacer otro esfuerzo para dejarlos, pero debía ir a reunirse con los miembros del Consejo. Le dio un beso en la frente a Elijah como siempre lo había hecho con su madre, y otro a ésta, abrazó a Mael y se marchó.
Cuando Iván llegó a la Sala del Consejo ya estaban allí los demás, pero sintió un enorme dolor en el corazón al ver las sillas de Eve y Vlad vacías. Aquella desquiciada guerra se había llevado a demasiados seres amados y nada llenaría aquel enorme vacío.
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Editado: 19.10.2022