Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap. 22 Emabarazados

 

Durante los días anteriores a la boda, Averdeen se había convertido en zona de guerra. No solo por los apresurados preparativos de las bodas, sino porque las dos parejas lejos de colaborar, constituían un dolor de cabeza constante. Aderyn definitivamente había perdido su dulzura, pero parecía que solo con Gail. La mayor parte del tiempo estaba lanzándole cosas a la cabeza, insultándolo o corriéndolo de cualquier lugar donde se encontrase. El chico llegó a considerar seriamente que su futura esposa había dejado de quererlo y que francamente lo odiaba. Pero no llegaba a una conclusión al respecto, porque tan pronto ella estaba insultándolo, como acurrucada en sus brazos haciendo planes, así que toda la situación lo estaba volviendo loco e insistía en que realmente Aderyn ya no lo quería.

  • No se trata de eso Gail –  intentaba tranquilizarlo su padre 
  • Papá, no estoy muy seguro de que hayas notado que la mayor parte del tiempo parece desear matarme.
  • Gail, cuando una mujer está embarazada puede llegar a sufrir cambios de carácter y desarrollar ciertas fobias que…
  • ¡Genial! En breve estaré casado con una mujer que me tiene fobia –  dijo desanimado e Iván rio
  • No hijo, es una cuestión temporal
  • Te agradecería que definieras temporal
  • Cuando nazca el…
  • ¿Cuándo nazca? – preguntó horrorizado –  Padre, te das cuenta que para entonces yo podría estar muerto ¿verdad?

Iván no estaba muy seguro de si esa conversación había contribuido o no a ayudar a su hijo y esperaba sinceramente que las cosas mejoraran, no solo en beneficio de la paz y tranquilidad de todos, sino en el de la salud de Gail. Y si estaba preocupado por ella, era porque en los últimos días Gail estaba más pálido de lo usual y había perdido peso.

Amy procuraba con ahínco que su ahijado se sintiese mejor, pero el chico estaba realmente mortificado por los cambios de humor de Aderyn y prestaba muy poca atención a nada de lo que le dijeran los demás. Una noche Amy entró a la habitación de Gail como hacía a diario desde que había vuelto y lo vio acostado. Se acercó a la cama, pero cuando lo hizo notó que Gail parecía ausente y una lágrima había escapado de sus ojos. Esto hizo que aun sin saber los motivos, un dolor enorme se instalase en su corazón. Se sentó a su lado y acarició su rostro.

Gail se parecía mucho a Iván, pero tenía los ojos de Vlad y generalmente también su alegre sonrisa, de modo que verlo así la hacía sentir terriblemente mal y deseó con todas sus fuerzas, que el tiempo pasase pronto y todo volviese a la normalidad entre él y Aderyn.

  • Gail, no tienes que angustiarte tanto, ella te ama, es solo…
  • En este momento no pensaba en eso Amy – la interrumpió él
  • ¡Oh, lo siento cariño! – dijo apenada y al mismo tiempo preocupada, porque si no era por eso que estaba así, entonces…
  • Pensaba en… mi madre –  dijo él

Una mezcla de ira, resentimiento y profundo dolor se mezclaron en el interior de Amy. Ella había querido a Ángela como a su propia hermana, pero jamás podría perdonarle lo que había hecho, a pesar de las largas conversaciones con Eowaz y las no más agradables sostenidas con Armel y Waleska en el sentido de que ella era una arzhaelí y no debía albergar esa clase de sentimientos porque, aunque humanos, hacían parte de la energía negativa y ellos luchaban contra eso. Y en ese momento habría sido poco menos que imposible, viendo como estaba su Gail por culpa de Ángela. Sin embargo, hizo acopio de valor para poder decir lo que debía.

  • Gail, no nos está permitido juzgar, por mucho…
  • No me pidas que no piense como lo hago, sé que tú la querías, pero yo no tuve oportunidad para eso, porque me abandonó, y suponiendo que pudiese perdonarle eso, sería muy difícil que pudiese perdonarle que le haya destrozado el corazón y la vida a papá, que por su culpa Vlad esté muerto y en ningún caso podré perdonarle jamás, por muchos años que viva, el haberme quitado a la única madre que conocí – concluyó el chico

Amy estaba en una difícil posición y por primera vez tuvo consciencia de la preocupación de Eowaz, Armel y Waleska cuando hablaban con ella, porque ahora que sentía la necesidad de equilibrar las emociones de Gail y alejarlo de toda esa negatividad, era cuando entendía verdaderamente la angustia y frustración de los arzhaelíes cuando ella se negaba a entender lo que intentaban decirle.

  • Sí Gail, yo la quise mucho, y aunque no puedo querer a la mujer que hizo todo esto, sigo queriendo a la niña que conocí, y si bien me parece sumamente injusto que tú hayas tenido que pasar por todo esto, me siento feliz porque gracias al amor de Iván, tú estás hoy aquí y eres la maravillosa persona que eres.  No puedo decirte que no sientas lo que sientes por ella, porque yo misma aún estoy en proceso de sanar esas heridas, pero no te envenenes el alma pensando en ello.
  • Ella tendría que estar hoy aquí – dijo Gail con tristeza –  La echo de menos Amy, todos y cada uno de los días de mi vida – y  sorpresivamente se abrazó a ella y comenzó a llorar como un bebe

Ella había pensado equivocadamente que se refería a su madre, pero en ese momento Amy comprendió que a quien echaba de menos era a Eve y lloró junto con Gail. Un rato después, cuando ambos se habían calmado un poco, Amy lo miró y acarició su rostro con ternura.

  • No voy a sustituirla Gail, pero te amo igual que a mis propios hijos y siempre estaré aquí para ti – le  aseguró
  • Lo sé Amy – dijo intentando una sonrisa – me lo acabas de demostrar




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