Arzhvael (libro 7. La Argolla Mágica)

Cap. 46 Primera y última

 

Giulian había despertado a su mujer con tiernos besos y una urgencia simplemente imposible de ignorar, razón por la cual había asegurado la puerta de su habitación dedicándose luego a lo que tenía entre manos. Fue una suerte que su deseo fuese tan madrugador, porque una vez satisfecho y mientras aun murmuraba palabras tiernas al oído de Sam, unos insistentes golpes en la puerta lo hicieron maldecir en forma audible.

  • Ni se te ocurra quejarte, tú los has mal acostumbrado a todos
  • Ya no son bebés y deberían ser más considerados  --  se quejó él y Sam rio
  • ¿Acaso lo eres tú? Y difícilmente podríamos calificarte de bebé
  • Espero que no, pero si tienes alguna duda podría esforzarme por disiparla  --  dijo él mirándola de forma incendiaria y con sonrisa provocadora

Sin embargo, la mencionada sonrisa desapareció muy de prisa cuando a los golpes se sumaron varias voces airadas y Giulian se giró levantando la mano en dirección a la puerta.

  • ¡Giulian!  --  lo detuvo Sam y el la miró con expresión interrogativa
  • Espera, no llevamos nada encima

Giulian entendió el asunto y procedieron con rapidez a cubrir adecuadamente sus humanidades, porque sabían que esconderse bajo las mantas no serviría de nada, ya que los niños tenían la costumbre de tirar de éstas sin consideración alguna. En cuanto estuvieron presentables, Giulian destrabó el cerrojo y a continuación tuvieron una rápida visión de cinco cabelleras negras antes de que sus hijos se lanzaran sobre ellos.

  • Buenos días, papi  --  dijeron las trillizas
  • Buenos días, madre  --  saludaron los gemelos
  • ¿Por qué la puerta estaba cerrada?  --  preguntó Gamariel
  • ¿Y qué utilizaste para cerrarla?  --  preguntó Darien  -- No pudimos abrirla  --  agregó Derian en tono de disgusto

Si bien Giulian les había enseñado a sus hijos todos los conjuros que conocía para destrabar puertas, se había reservado un par para ocasiones específicas.

  • La puerta estaba cerrada, porque mami y papi necesitan privacidad  --  dijo Sam
  • ¿Para qué?  --  preguntó Galadriel
  • ¿Dónde está Brendan?  --  preguntó Giulian intentando cambiar de tema
  • Se molestó con nosotros y bajó  --  contestó Darien
  • ¿Por qué? ¿Qué le hicieron?  --  preguntó Sam alarmada, porque sabía de lo que aquellos dos eran capaces
  • Nada, solo estaba molesto porque no le hicimos caso cuando nos dijo que si la puerta estaba cerrada era porque ustedes estaban durmiendo aun y no debíamos molestarlos  --  respondió Darien
  • Y como no le hicimos caso, se molestó y bajó  --  completó Darien
  • Pues debieron escucharlo  --  les dijo Sam  --  aparte de que es su hermano mayor, tenía razón
  • ¿Estás molesto con nosotras, papi? --  preguntó Galadriel
  • Por supuesto que no, mis princesitas  --  se apresuró a decir Giulian y Sam rodó los ojos
  • Bueno a levantarse  --  dijo Derian  --  Hora de desayunar, señora Cornwall  --  apuntó Darien

Como sabían que no tendrían más alternativa, suspiraron con resignación y se dispusieron a salir de la cama.

  • ¿Al menos podrían esperar abajo mientras nos bañamos y vestimos?  --  preguntó Sam en forma por demás inútil
  • No  --  dijeron los cinco en perfecta coordinación y se acomodaron en la cama sacándolos a ellos

Mientras se alistaban, los chicos comenzaron a saltar y a curiosear por la habitación, ya que por algún motivo que solo ellos conocían, la habitación de sus padres ejercía una extraña fascinación en aquellos muchachitos como si se tratase de La cueva de los mil tesoros, cuento infantil que su madre solía leerles, de manera que les encantaba hurgar por todas partes en ella. Sobre uno de los muebles había una fotografía enmarcada de Vlad y Giulian con el uniforme de Develieng, la misma siempre había estado allí, pero ese día a los gemelos les dio por cogerla y quedarse examinándola.

  • ¿Crees que a papá y al tío Vlad les haya sucedido lo que nos sucede a nosotros?  --  preguntó Darien
  • ¿El qué?  -- preguntó el gemelo
  • Ya sabes, eso de que siempre sabemos lo que estamos pensando o sintiendo
  • Supongo, porque a las trillizas les sucede también
  • No, ellas pueden sentirse mal si una está enferma, pero tú y yo sentimos y pensamos exactamente lo mismo
  • No pensamos justamente lo mismo, además tú estás más loco que yo  --  dijo Derian
  • Sí claro  --  dijo en forma irónica Darien
  • Lo que sin duda sí les sucedía era que las chicas los confundiesen, porque eran exactamente iguales
  • Bueno, no es tan novedoso nuestro caso
  • ¿Qué caso?  --  los sorprendió la voz de Giulian tras ellos  --  ¿En qué andan metidos ustedes dos?
  • Vamos papá, no siempre tenemos que andar en algo malo  --  dijo Derian
  • No dije que lo fuese y solo pregunté, pero en mi experiencia ustedes son un par de peligrosos criminales




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