En Averdeen el día había transcurrido en relativa calma debido a la ausencia de niños y que terminaría justamente esa noche, o al menos eso habían pensado hasta que a media tarde se presentó Enid con las gemelas.
Después de eso, subieron a todo correr a la habitación de las trillizas que era su base de operaciones estuviesen éstas o no.
El mencionado individuo había llegado en forma silenciosa por detrás de su mujer en compañía de Gail y de Aderyn, la había sujetado por la cintura plantándole un beso en el cuello.
Los chicos rieron y se sintieron brevemente transportados al pasado cuando los memorables pleitos entre la parejita eran cosa de todos los días.
Habría sido imposible determinar quién tenía peor cara, si Danny o Diandra, porque, aunque había sido una de las típicas salidas de Gail, el solo contemplar la posibilidad de otro hijo, y aunque tanto Sam como Danny habían querido familias grandes debido a lo solos que se habían sentido en su primera infancia, ya que en el caso de Danny, aunque quería mucho a sus hermanos, el sentirse diferente en cierta manera lo aislaba, de ninguna manera pensaría en un hijo más, no con los que tenía y que estaba positivamente seguro que querían matarlo. En el caso de Diandra, miró a Danny con un clarísimo mensaje que luego puso en palabras y como si él fuese el único responsable del trámite.
Sin embargo, la cara de susto de Danny no tenía nada que ver con la amenaza de su dulce esposa que por lo demás era lo habitual, sino porque a pesar de amar a sus hijos con locura, una idea como la recientemente expresada lucía terriblemente aterradora.
Cuando llegaron Giulian y Dan, Sam miró a su marido en forma interrogativa mientras Danny y Gail se sentaban cómodamente a disfrutar del espectáculo.
Al final o bien en realidad no había comprado nada demasiado peligroso, o logró salir bien librado del asunto, porque llegó la hora de ir por los niños y Giulian seguía entero.
Como era habitual, la terminal estaba muy concurrida por los familiares que esperaban a los niños. Los Arzhaelíes siendo un grupo grande y fácilmente distinguible por sus Skiks, acaparaban las miradas directas o furtivas de los asistentes. Varios de los Nemhains que se encontraban en el lugar, los miraba con resentimiento como era el caso de Dale, Lery y algunos otros que los acompañaban, pero al captar la peligrosa mirada de Mael, desviaron las suyas. Mael odiaba a pocas personas, pero Lery encabezaba su lista y odiaba más aún que siquiera mirase a Sam, y Frieg recordaba bien lo peligroso que era ese individuo, razón por la cual no le apetecía en lo más mínimo buscarse un problema con él.
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Editado: 24.05.2023