Arzhvael (libro 8. Razas)

Cap. 37 Decisión y venganza

 

Después que Darien dio su espectáculo, se giró y subió como si nada mientras que la pobre Atenea se quedaba paralizada y fueron Brendan y Elijah quienes se hicieron cargo de sacarla de en medio.

Los profesores Haines y Sidera sonrieron con disimulo pues no pudieron evitar recordar al padre y al tío de aquel pequeño sujeto, y sin duda Darien era un Cornwall de los pies a la cabeza, mientras que Fysisk tenía el aspecto de alguien a quien acaban de golpear en pleno estómago y a quien estaba recordando era al abuelo de la criaturita.

Entre tanto, las niñas del clan una vez superada la sorpresa, habían corrido tras el gemelo y como el resto de los chicos no tenía muy claro con que fin, corrieron tras ellas.

  • ¡Darien Mael Cornwall!  --  vociferó una muy disgustada Galadriel y el gemelo se detuvo y se giró
  • Eres un patán  --  dijo Gamariel
  • Desconsiderado  --  siguió Gema
  • Grosero  --  agregó Lizzy
  • Infeliz  --  opinó Lyseryd
  • Estúpido  -- dijo Eurielle
  • En mi opinión tienes suerte de estar entero  --  dijo Eve
  • Ciertamente, porque yo te habría lanzado de cabeza por las escaleras  --  dijo Aria y parecía a punto de hacerlo
  • ¿Qué les pasa?  --  preguntó él con fastidio y muy neciamente en opinión de sus primos
  • No tenías derecho a tratarla así  --  dijo Galadriel
  • La has humillado delante de todo el colegio  --  dijo Eurielle
  • Y has perdido la oportunidad de que alguna vez te haga caso  --  concluyó Lizzy
  • Déjenme en paz  --  les dijo ya molesto  --  Lo único que hice fue advertirles a todos que si se meten con lo que me pertenece, tendrán que pagar por ello.
  • No es una Glide, grandísimo infeliz  --  le gritó Arianell

Finalmente lo habían dejado tranquilo y el asunto quedó así. Elijah y Brendan tuvieron algo más de dificultad, porque una vez que Atenea salió del estado de shock y como era lógico, quería ir a matar a Darien, de manera que ambos tuvieron que aplicarse mucho para tranquilizarla y una vez logrado esto, se fueron a hablar con su hermano, y si bien sabían que no ganaban nada con reñirlo o reclamarle, sí le advirtieron que al menos se mantuviera a distancia de la enfurecida Atenea en caso de que le gustase la cabeza donde la tenía.

Sin embargo, Darien era Darien y no estaba ni cerca de escucharlos, de modo que las últimas dos semanas de clase fueron una verdadera locura con aquellos dos y de paso con Derian, porque cada vez que Atenea vislumbraba una cabellera negra atacaba sin preguntar y el gemelo pagó parte de la vajilla rota que era responsabilidad de su hermano.

Cuando faltaban solo un par de días para volver a casa, Elijah fue de nuevo protagonista de otro espinoso asunto. Era verdad que tal y como le había dicho a su padre, él no se interesaba por una chica en particular, sino por todas en general, de manera que hacía uso y abuso de su encanto y una mañana estaba muy ocupado en dejar sin respiración a una chica, cuando fueron sorprendidos por Aelig y su grupo.

  • ¡Elijah Daniel!  --  chilló la niña y la parejita se separó, pero Elijah no soltó a su compañera
  • ¿Hay algún motivo por el que te creas con derecho a maltratar mis oídos, McKenzie?  --  preguntó él con frialdad
  • Suelta a esa… sinvergüenza en este momento  --  dijo avanzando hacia ellos
  • Eh, eh  --  dijo él colocando a la niña a su espalda  --  En primer lugar si vuelves a gritar lo vas a lamentar, y en segundo, tú no me das órdenes, así que largo de aquí

Ciertamente Aelig quería seguir gritando y mucho, pero sabía de anteriores experiencias que era mal asunto molestar a Elijah. Sin embargo, no iba a quedarse callada y ese fue su segundo error.

  • No puedes hacerme esto, me estás humillando públicamente  --  dijo con voz sollozante mientras sus amigas miraban a Elijah con deseos de asesinarlo y a la chica con un claro mensaje de amenaza
  • Veamos Aelig, si tú estás loca, yo no y no tienes ningún derecho a fastidiarme lo que hago
  • Pero tú y yo…
  • Tú y yo no cabemos en la misma frase y ni siquiera en el mismo lugar, así que deja de perseguirme

Dicho esto, tomó la mano de su amiga y comenzó a caminar, y aunque Aelig intentó detenerlo no lo consiguió.

  • Vas a arrepentirte por esto, Elijah Daniel  --  dijo con voz venenosa  --  porque me lo vas a pagar con lo que más te duele.

Naturalmente Elijah la escuchó, pero no le prestó atención. Sin embargo, esa noche abandonó la escuela, pero antes de hacerlo, envió a Blaidd con un mensaje para su padre y cuando llegó a los linderos del bosque ya Mael estaba allí.

  • ¿Elijah? ¿Qué sucede hijo? ¿Estás bien?

La preocupación de Mael era muy lógica, porque Elijah jamás lo llamaba de aquel modo a menos que sucediese algo realmente grave.

  • Lamento haberte asustado papá, y espero no haber interrumpido nada muy importante
  • Olvida eso, hijo y dime qué te pasa




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