-- ¡Basta! --se escuchó un grito, antes de tener a mi hermano cubriéndome con su enorme cuerpo-- alguien podría salir herido si no se detienen ahora --intentó razonar con las chicas.
--Tranquilo --responde una de ellas-- No iba a hacerle nada en realidad.
-- No me refería a ella --responde mi hermano sin mucho interés, al tiempo que se gira para verme de frente-- ¿Te sientes mejor?
Fui demasiado consciente de la forma en que el grupo de chicas se fue indignado.
-- Nuriel ha conseguido sacarme de mi cueva para hacerme entrenar... tiene que ser algo bueno, ¿No?
--¿Has hablado con mamá? --pregunta curioso.
-- Y ¿Tú? --devolví.
Hizo una mueca extraña y no me gustó ver la duda en sus ojos.
-- ¿Qué? --solté en cuanto se me antojó demasiado extraña su reacción.
-- Soy tu hermano mayor y siempre te voy a proteger de todo, no hay necesidad de temer por nada...
-- Dime qué es lo que sabes --lo interrumpí sin más.
-- Los merodeadores han estado cerca de este sitio desde hace un par de días --confiesa con cautela--... Jun dice que no pueden ver el campamento ni a ninguno de nosotros... pero si pueden sentir tu energía cerca.
-- ¡¿Qué?!
Mi mente se llenó en automático de imágenes desastrosas, no me sentí preocupada por la cantidad inmensa de seres divinos ocultos en este sitio... pero me sentí a terrada por el pequeño grupo de personas humanas en el territorio.
Si los merodeadores encuentran a forma de echar abajo la magia de Jun, entrarán dispuestos a asesinar a todos... incluida mi familia.
--Nada te pasará. Nosotros te protegeremos --habla mi padre llegando a nosotros.
-- No me preocupa mi existencia --espeté-- me preocupa nuestra familia... son humanos y ellos no resistirían un ataque.
-- Ellos estarán a salvo --responde Calliel.
-- ¿Cómo sabes eso?
-- Porque los llevaremos a mi territorio --murmura mi padre.-- Los merodeadores y Dioses no pueden entrar a nuestro reino, a menos que un Dios se case con un Ángel, lo cual no pasa desde hace miles de años. Ellos entrarán bajo mi protección y se quedarán en mi casa, así estarán a salvo cuando todo esto se vuelva inevitable.
-- ¿Y me puedes decir como vamos a hacer eso si los merodeadores están a nada de entrar a este sitio? --prácticamente grasné contra ambos hombres.
Ambos se limitaron a observarme con algo de precaución bañando sus facciones.
-- No hay mejor forma de hacer esto más que preparándote para pelear --interrumpe Jun, haciendo acto de presencia y saliendo una vez más... de solo los cielos sabrá dónde.
--Jun, yo puedo defenderme sola --intenté abogar a su sentido de protección-- Mi familia necesita más tus clases de defensa que yo...
--Esa no es una buena razón --interrumpió Nuriel, caminando hacia nosotros-- Si realmente quieres proteger a tu familia, debes aprender a defenderte. Si eres capaz de mantenerte a salvo dentro de una pelea, podrás protegerlos.
Sobra decir que, además del regaño... no pude objetar nada en contra de su lógica. Él tiene razón.
****
No tengo muy claro lo qué pasó, pero de alguna forma, terminé con mi padre en el centro del campo de entrenamiento. El sol brilla sobre nosotros, iluminando la escena.
EL campamento entero parece haberse reunido a nuestro alrededor, observan con curiosidad mientras estiramos y calentamos un poco el cuerpo.
--Hoy demostrarás tu verdadero potencial, Asaliah --soltó Nuriel, acercándose a mí en un intento de darme ánimo-- Mostrarás a todos lo que eres capaz de hacer.
La firmeza en su voz se me antojó un poco aterradora.
Asentí, sin embargo. Mantuve la mirada fija en mi padre. Me concentré en las sensaciones que causan en mi cuerpo los diferentes dones que tengo. Intenté recordar las instrucciones de Calliel durante nuestros entrenamientos de control. Cuando los latidos de mi corazón parecieron ser demasiado obvios, el ruido del mundo desapareció, ya no había nadie a mi alrededor. Aquella cálida sensación me cubrió el cuerpo y por primera vez, contemplé con asombro la energía fluyendo de mi interior.
Mis alas de ángel se desplegaron y el campamento entero jadeó en asombro. Creo que no habían visto alas como las mías.
--Comienza --instó Nuriel.
Levanté las manos, y una explosión de energía divina iluminó el campamento entero. Los presentes se cubrieron los ojos ante el resplandor, sorprendidos por la intensidad de mi energía. Cuando volvieron las miradas hasta nosotros, notaron como había logrado acentuar un campo de fuerza que protegía prácticamente el campo de entrenamiento completo.
Sorprendida descubrí, que no había dañado a nadie... tal vez Jun tenga razón. Tal vez si puedo conseguir ser yo misma.
--Impresionante --gritó mi padre sobre el júbilo de los presentes-- Pero no es suficiente.
Sonreí ante sus palabras, y mi poder aumentó. Me dejé llevar, sentí que podía hacerlo. Estaba bien, el campamento es un sitio seguro...
Está bien ser yo, aquí.
Intenté sentir todo a mi alrededor. Me concentré hasta que fui capaz de escuchar y sentir todo. Cada respiración en el campo, mi corazón y el de mi padre, el ruido de las aves al volar, los animales del bosque... la naturaleza.
Por instinto, dejé que mis alas me mantuvieran a una altura considerable. No había nada que temer, si mis alas llegaran a fallar, sé que mi padre me atraparía.
El poder a mi alrededor se acumuló, podía sentirlo. De pronto, la tierra comenzó a temblar y las nubes se acumularon en el cielo, llenando la escena del gris más oscuro que jamás vi en la vida. Un rayo cayó, y simplemente extendí la mano para atraparlo. Sentí la electricidad dispersarse por mi cuerpo y de un segundo a otro... la luz de mi energía aumentó.
Mis alas se encendieron de un resplandor diferente, las plumas en ellas se erizaron por un segundo. Pude sentir el color de mis ojos cambiar.
El campamento se quedó sin aliento. Parece que nunca habían visto algo como yo.
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Editado: 01.10.2024