Asesinando a los pretendientes

5

 

—Perdón por tener que ayudarme...

Era medio día y el asesino tenía un par de bolsas, una colgando en cada mano. La parte frontal de las bolsas tenían un logo que demostraba pertenencia a una empresa. En las bolsas había productos comestibles tantos frescos como embazados.

—No es nada; no es pesado.

Aunque hace frío.

El viento frío soplaba y el aire frio era punzante en su piel. Inconscientemente llevó su mano que cargaba la bolsa hacia la bufanda que portaba... pero no logró levantarla. Ela, notando las intenciones del asesino, levantó la bufanda por él, haciendo que esta le llegase hasta la nariz, cubriendo la mitad de su rostro. El asesino respondió con un breve "Gracias" y continuó caminando.

Ambos habían salido a comprar a petición de Ela. El asesino accedió rápidamente a ayudar. Fue solo el curso natural de las cosas.

Él tenía otras cosas en su mente.

...Al final, no encontré algo parecido a cámaras o micrófonos.

En el tiempo que Ela había estado sirviendo la cena de ayer, el asesino se escabulló con la excusa de ir al baño y comenzó una breve búsqueda. Eu objetivo era encontrar algún tipo de cámara o micrófono, pero no logró encontrar nada parecido.

La casa de Ela era muy desprotegida, tal vez por la ubicación relativamente segura del lugar. Hizo su análisis y podría haber entrado de diversas formas.

Si Ela recibió un paquete de algún acosador, entonces le pareció extraño que esa persona no hubiera puesto cámaras o micrófonos para controlarla.

¿O tal vez no las necesita?, pensó. Él mismo tenía cierto registro sobre las actividades de Ela; ella era como un libro abierto. También existía la posibilidad de que la esté observando desde la distancia.

De ser así, entonces... ¿...?, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando notó algo en el ambiente.

Justo ahora se encontraban en una calle con cierto número de personas transitando. Pero tal vez fue por la paranoia, pero pudo visualizar a una persona se miraba de reojo desde una esquina, lo que había difícil identificarlo, su mirada fija en la pareja compuesta del asesino y Ela.

No es mi imaginación... ¿será él?

—¿Sucede algo? — Ela, que se encontró mirando al asesino durante unos segundos preguntó al verlo con una mirada seria. Él normalmente tenía una mirada algo caída, como si tuviese sueño casi todo el tiempo. Para ella, era raro verlo de esta forma. —¿Te sientes bien?

—Ah... no es nada. —respondió él devolviéndole la mirada. Sus ojos volvieron a tener una mirada tranquila y algo caída.

No debería dejarla sola. Aunque seré reconocido como enemigo, es mejor tenerla cerca de momento... ¿eh?

Cuando regresó su vista hacia el hombre que los miraba, este ya había desaparecido.

Tal vez escapó. Es un alivio tener mi bufanda cubriendo mi rostro. No debo dejar que sepa quién soy...

Por primera vez en su vida, agradeció al frio. Volvió a mirar en dirección de Ela y le dijo:

—Apresuremos el paso.

—Oh, claro. Realmente odias el frio ¿no?

Dando un pequeño asentimiento de cabeza, él dio un paso... pero se detuvo inmediatamente después de eso.

...¿Que es esto?

Un sentimiento extraño, repugnante, un sabor realmente desagradable de boca lo asaltaba. Su piel se erizó, esta vez no por el frio, sino por un tipo de sensación de peligro. Al mismo tiempo, un largo escalofrío recorrió toda su espalda y no se detuvo ahí, como si la frialdad lo estuviera envolviendo completamente.

Sintió por un momento como si el tiempo detuviera su flujo.

—¿Pasa algo...? —Ela, que una vez más, no estaba acostumbrada a ver a su amigo actuar de esa forma, preguntó nerviosa.

Pero él la ignoró. Su mente estaba concentrada en la sensación desagradable que recorría todo su cuerpo. Sus ojos orbitaron, mirando en diferentes direcciones.

Todos... todas las miradas. ¿Un odio profundo...? No, esto es diferente... ¿Una obcesión de muerte?

No lo había notado hasta ahora, pero las miradas de ciertas personas eran afiladas, como si quisieran cortarlo en pedazos.

No era solo uno... vamos, no me hagas ese tipo de bromas.

Su cuerpo fue liberado de esa sensación poco después de que se obligó a caminar y volver a su habitual expresión aburrida. Ela seguía algo nerviosa, pero lo siguió de nuevo a su casa.

Para él, era una pesadilla. El peor de los casos en el que no quiso pensar se había cumplido. 

 



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En el texto hay: asesinato y un asesino suelto

Editado: 06.02.2023

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