Asesino de Fantasía

CHP 10

 

 

Ha pasado un mes desde que me gradué, ahora trabajo en uno de los mejores bufets de la ciudad, he tenido tres citas con Julio y debo decir que han sido muy divertidas. No he visto a Theo desde entonces, se llevó el libro y perdí total conexión con él.

Mis padres se volvieron a ir, esta vez se fueron porque mi tía, la hermana de mi papá tuvo un accidente bajando las escaleras de su casa y ahora deben cuidarla, a cambio de eso Cezy siempre está conmigo para que no me aburra.

Hoy tengo una cita con Julio, él dice que hay que ir lento ya que quiere que las cosas entre él y yo resulten, pero yo no he podido sacarme de la cabeza a Theo, sus caricias aún siguen en mi piel y eso me asusta.

Me estoy maquillando para la cita, aún falta media hora pero siempre he sido puntual en todo lo que hago y esto no será la excepción. Me estoy retocando los labios y me asusto al ver a Lay en el reflejo del espejo, volteo asustada y lo veo sentado en mi cama como si nada.

—¿Qué haces tú aquí? —Pregunto nerviosa, trato de retroceder hacia la puerta, pero él hace un gesto con la mano y la puerta se cierra dejándome sin salida.

—¿A dónde vas con tanta prisa?  —Sonríe malicioso, se acerca al espejo y empieza a arreglarse el cabello. —Respondiendo a tu pregunta... estoy escapando del loco de tu amigo

—¿Theo? —Asiente —Si estás escapando que haces aquí? —Theo puede sentir las presencias y no es más que cuestión de tiempo para que se dé cuenta que está aquí.

—¿Creíste que no me daría cuenta? —Se aleja del espejo y se acuesta en mi cama. —Ha pasado tiempo desde que me acosté en una cama, que delicia es descansar un momento

—No sé de qué me estás hablando.

—Theo ya no vive en este lugar y tú no tienes el libro, no sé qué haya pasado entre ustedes dos, pero mejor para mí —Ríe.

—¿Qué tiene de bueno eso? —Lo que pase entre Theo y yo no lo beneficia a él en nada.

—Que ahora podemos hablar con tranquilidad sin que ese demonio nos moleste —Vaya... —Solo tengo unos minutos, él no es el único atrás de mí y por lo que veo vas a salir.

—No tenemos nada de qué hablar, dijiste todo lo que tenías que decir ese día, ahora vete por favor —Digo sin titubear y el abre los ojos sorprendidos pero la risa remplaza eso enseguida.

—Seré directo entonces —Para de reír y se pone serio —Algo grande se acerca, no sé qué es pero lo presiento, por alguna razón también viene por mí y no es el mago.

—¿De que sirve que me digas todo eso si no tengo el libro?

—No lo tienes pero sigues conectada a él, estoy seguro de que eso vendrá por ti también y Theo no estará para protegerte —¿Qué? Pero yo no tengo nada que ver con el libro ya.

Hace un mes que no sé nada de Theo, de monstruos o del libro ni siquiera he vuelto al lago, el que esté ligada al libro no significa nada.

—Escucha, sé que te caigo mal pero mi punto es que te voy a proteger...

—¿Qué? —Me quedo asombrada por lo que dijo, ¿protegerme el a mí?

—Te dije que no soy el malo Tracy, quiero ser tu amigo, pero primero debo sobrevivir al tsunami que se viene.

—Yo...no lo entiendo ¿por qué quieres protegerme?

—Necesitas estar desligada del libro para poder abrir el portal además...me caes bien —Ríe.— Tracy, pequeña humana, esto es para ti. Encontré esta piedra mágica cuando vine a este mundo. Tiene un poder especial, y creo que te pertenece. La cuerda está hecha con mi propio pelaje. No sé exactamente qué hace, pero Theo dijo que podría ayudarte.

Lay se queda allí, observando el colgante como si estuviera esperando una respuesta. Luego, como si hubiera cumplido su tarea, se levanta y se marcha de la habitación con su característico andar felino.

Estaba por llamarlo cuando el timbre en la entrada suena, él se levanta de mi cama y me sonríe antes de desvanecerse. El timbre suena una vez más y bajo corriendo, abro la puerta y esta Julio frente a mí con una rosa.

—Hola Tracy, estas preciosa —Me entrega una rosa junto con un beso en la mejilla.

—Gracias tú también estás muy guapo —Me sonríe y me estira la mano para que la tome, cierro la casa con llave y entramos a su auto. —¿Que tienes pensado para hoy?

—Bueno... — Aparta su mirada de la carretera y sonríe -Incluye el mar -me guiña el ojo y vuelve su mirada al camino. No dijimos más palabras en todo el camino, a veces nos mirábamos y nos sonreímos, pero de resto no hubo más interacción, en ocasiones es incómodo estar con él y en otras es divertido.

No sé si estoy confundiendo mis sentimientos hacia él, siento que hago esto porque es divertido estar con él y me ayuda a alejarme de la realidad por un rato. Diez minutos después ya estamos en el mar, a lo lejos veo una mesa rodeada por rosas.

—¡Julio esto es hermoso! —El me abre la silla para que pueda sentarme, tan caballeroso como siempre.

—Lo mejor para la mejor abogada del mundo.

—Exageras —Ambos reinos y pasamos la noche entre risas y miradas cómplices frente al mar, una comida deliciosa con un atardecer hermoso. Al anochecer me llevo a mi casa, el camino de regreso fue lo mismo que de ida, nos decía nada y yo tampoco.

—Gracias por la cita, todo fue muy lindo, me divertí mucho —Digo en la entrada de mi casa.

—Me alegra que te haya gustado -Se acerca a mí y nuestras narices se rozan —Tracy... ¿Quieres ser mi novia?

Oh my God...

—Julio...yo... —Estaba por responder pero él me besa callándome, me quedo de piedra por unos segundos y empiezo a responderle el beso, algo corto y tierno pero siento que algo falta, no siento ese calor en mi pecho o esa electricidad por los espalda que me hace querer más de esto.

Se separa de mí y me da un beso en la frente —No quiero saber tu respuesta ahora...piénsalo —Asiento y me sonríe antes de irse.

Entro a la casa y me dejo caer en el sofá, fue un día de muchas emociones, aún estoy abrumada por las palabras de Lay.

"Algo grande se acerca, no sé qué es pero lo presiento, por alguna razón también viene por mí y no es el mago"

"...estoy seguro de que eso vendrá por ti también y Theo no estará para protegerte"

No sé qué tan cierto sea eso pero no quiero estar aquí para averiguarlo, debería irme por unos meses a casa de la tía.

Subo a mi habitación para quitarme este incomodo vestido y los tacones del infierno. Ahora que lo pienso llevar tacones a una cita en la playa no resultó muy bien.-.

Abro la puerta de mi habitación y la estrello contra la pared, no prendo ni el foco solo quiero descambiarme e irme a soñar con el señor Darcy. Me quito los zapatos y los tiro en un rincón del cuarto, me bajo el cierre del vestido, pero me detengo cuando siento una presencia en mi habitación.

Es la misma opresión que sentí hace unos meses, sin duda es el...

Volteo sin una pisca de nervios y lo veo allí sentado en mi silla mirándome fijamente, sus ojos rojos parecen que quisieran ver más allá me mi alma, su fría expresión me da escalofríos, pero soy firme y no flaqueo ante él.

—¿Que hacías con el cara de pito? —Su voz sale más ronca de lo inusual y por un momento estoy por retroceder.

—Te vas por un mes sin explicación alguna y eso es lo que primero que dices? —La pregunta es demasiada obvia.

—Te hice una pregunta niña —Se levanta de la silla y se acerca a paso lento hacia mí.

—Y volvemos con lo de "niña" —Hago comillas en el aire -que te importa si estoy con él o no?

—¡Te besó!...

—¿Sí y? —Entrecierra los ojos con fuerza y suelta un suspiro que me pone los pelos de punta.

—¿Y?... ¿Como que y? —De un segundo a otro estoy acorralada contra la pared —Tu eres mía y que el cara de pito te toque aunque sea un solo pelo me pone de mal humor.

—No soy un objeto Müller, ahora largo de aquí —Digo y le mantengo la mirada sin rechistar.

—Un mes y te has vuelto más terca... —Se aleja de mí y regresa a la silla. —No volví por ti, sentí la presencia de Lay aquí y vine lo más rápido que pude.

—Pues como vez él no está aquí, ahora largo —Abro mi clóset y busco mi pijama.

—No me mientas niña, su olor está en esta habitación, sobre todo en tu cama —Al cerrar la puerta del clóset lo veo recostado al lado mío —La pregunta es... ¿Qué hacia ese maldito en tu cama?

—Theo ya no tengo nada que ver contigo y no tengo por qué responderte preguntas sin sentido, ahora esfúmate y déjame tranquila... –Digo seca.




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