Un mes después.
Solo hubo dos asesinatos más y todo paró, el pueblo empezó a salir con tranquilidad y poco a poco la policía se redujo y volvió a la pequeña policía del pueblo que atendía una o dos cosas que no pasaban a mayores.
Samantha si bien en un inicio algunos la miraban raro poco a poco volvió a la normalidad, su amiga Sofía jamás la juzgo y mantuvo con ella durante las duras miradas de sus compañeros, lo malo es que ahora solo la ve en la escuela, no tiene permitido salir ni tener visitas, le contó de su embarazo a sus padres.
El sábado por la tarde, Samantha y su familia se encontraban en la sala disfrutando de una película, cuando tocaron la puerta, Samantha se levantó para abrir la puerta, allí estaba Martin el abogado que llevó su caso.
-Buenas a todos, solo venia a despedirme, no hay ningún cargo contra de Samantha, así que mi trabajo aquí termino.
-Muchas gracias - dijo Carol desde el sofá.
-oh y Sam, te envían algo, está aquí en este sobre, creo que deberías leerlo a solas - dijo entregando un sobre.
-gracias.
-Adiós.
Se alejó y se subió a un taxi que lo espero en toda su pequeña charla, Samantha guardó el sobre en su pantalón y volvió a ver la película.
Cuando terminó la película Samantha fue hasta su cuarto allí cerró la puerta y abrió el sobre.
“Querida Sam,
Lamento mucho tener que
dejar las cosas a medias
de verdad quería compartir
más contigo.
Solo quiero que sepas
que volveras a saber
de mi no se cuando,
pero es un hecho”.
Junto a la nota, estaba acompañado de una pequeña suma de dinero y al verlo inmediatamente supo que haría con él, compraría otra navaja, la policía se había quedado con la suya, pero nunca se lo devolvieron.
Samantha en su celular miro la navaja, entró al mismo producto que había comprado anteriormente, ordenó su nueva navaja.
Tocaron la puerta de su habitación, Samantha gritó “siga” y su abuelo entró a la habitación, se sentó en su cama.
-¿Estarás bien? - preguntó su abuelo.
-claro que si ¿pero por que no te quedas?
-Sam, todas mis cosas y mi vida están en la ciudad.
-te voy a extrañar - dijo Samantha mientras abraza a su abuelo.
-Sabes que me puedes llamar cuando sea.
-claro que si.
-recuerda, ser prudente, se que eres una buena niña no lo dudes.
-claro - dijo Samantha sonriendo - ¿Cuándo te vas?
-Hoy en la noche.
-¿por qué no mañana?
-ya es hora de que me vaya, están a salvo y cualquier cosa me pueden llamar.
-Entonces estaré atrás en el patio con tu madre, por si quieres hablar.
-claro.
Fabio salió de la habitación y Samantha quedó en la habitación, una voz empezó a escucharse, era muy débil la voz, así que no le presto atención, unos minutos después volvió la voz, esta vez sí le escucho, con una voz baja que sonaba en su cabeza “¿niña buena” decía esta voz en tono de burla, Samantha sintió un temor, pero fingió que no escucho nada.
Cayó la noche en la sala estaba Fabio con su maleta lista.
-no, no deben acompañarme
-ay papá queremos hacerlo.
-esta bien, vamos ¿Sam vienes?
-claro.
Los tres salieron de casa y esperaron en acera a que pasara un taxi, la calle estaba llena de gente, los adolescentes salen sin preocupación, en resumen se notaba mucho más vivo, el pueblo recuperó su encanto y serenidad, lo que para Fabio era reconfortable saber que el pueblo volvía a ser seguro para su hija y nieta.
un taxi pasó y Carol levantó la mano en señal de que parase, los tres subieron al taxi y Carol le indico al taxista que iban hacia el terminal, luego de un viaje de varios minutos el taxi estacionó al lado del pequeño terminal de buses.
Los tres caminaron hasta la taquilla donde Fabio se acercó a comprar un tiquete, con su tiquete caminaron hasta la sala de espera, los tres se sentaron en las bancas que había en la sala.
-¿A qué horas sale tu bus? - preguntó Carol.
-en quince minutos.
-deberías quedarte, tú por allá solo.
-Hija es mi casa, nada como el hogar y tengo muchas cosas que hacer por allá.
-ay papá, como quieres.
-¿van a estar bien?
-claro que si, sabes que podemos cuidarnos solas, lo hemos hecho por muchos años aquí.
-Tienes razón.
Un autobús llegó y se estacionó.
-creo que es el mío - dijo Fabio levantándose de la banca en la que estaba sentado.
-Bien papá, que te vaya bien, recuerda que aquí eres bienvenido cuando quieras.
-claro que sí, cuídate - dijo Fabio abrazando a su hija.
-Abuelo, cuídate te voy a extrañar.
-Sam yo también, pero recuerda que puedes llamarme.
-claro que si.
Samantha y su abuelo se dieron un abrazo largo y Fabio ya por fin cogió su maleta y fue lentamente hasta el bus, Samantha y Carol miraron como caminaba lentamente, subió al bus, ambas se acercaron hasta el bus y lo vieron por una de las ventanas, se despidieron de él con su mano y el bus arrancó.
Las dos caminaron fuera del terminal.
-¿quieres caminar? - preguntó Carol a Samanthta.
-Claro.
Las dos caminaron por las calles llenas de vida.
-¿por qué el abuelo no se queda?
-bueno él está acostumbrado a vivir solo, desde que tu abuela murió hace muchos años vive solo y no le gusta pues tanta compañía, solo se acostumbro.
-¿enserio le cuesta tanto?
-pues si, tienes que pensar en esas cosas, hay cosas que por costumbre no notamos y después es muy tarde o difícil de cambiar.
-pues espero que este bien en la ciudad
Ambas caminaron por las calles, hasta llegar a la plaza, en esta su madre le invitó helado y continuaron hasta casa.
ya en la sala ambas se sentaron en la sala.
-¿Vemos alguna película? - preguntó Samantha.
-si claro.
Samantha encendió el televisor y puso la película 500 días con ella.
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Editado: 07.05.2023