Capítulo 21.
Llegamos al café casi al final del bulevar, mi casa está a tan solo dos calles de aquí, por lo que no nos desviamos mucho, al entrar puedo decir que el café es acogedor, considerando la fuerte brisa que hace afuera, tiene un estilo bohemio con mesas redondas y altas para dos o tres personas, en el centro se encuentra un pequeño mostrador con dulces y postres, al final la barra en granito pulido, la pared del fondo es color naranja opaco, a un lado hay una gran pizarra de tiza donde está escrito el menú con muchos colores y la zona está iluminada con muchos bombillos que caen como una lluvia de luces, es un lugar hermoso.
No tenemos que hacer mucha fila por lo que él pide rápidamente dos chocolates, una chica alta blanca, cabello castaños y pequeñas pequitas con un suéter negro en donde tiene bordado el logo de café es quien nos toma la orden, no sabría decirlo pero se me hace conocida, ella nos sonríe amablemente y acomoda su cabello castaño detrás de su oreja algo apenada cuando mi acompañante la mira fijamente mientras pide nuestra orden, ---te entiendo querida-- me gustaría decirle más sin embargo no lo hago y termino de observar el lugar.
Ezreal me invita a tomar asiento en una de la mesas desocupadas mientras sirven nuestras orden, le digo que no es necesario pero el igual insiste, dice que me ve algo pálida y que tengo que entrar en calor, como no quiero discutir terminó cediendo, los gritos que escuché hace un rato todavía siguen en mi mente.
---Entonces, ¿te toca hacer la cena?--- levanta una ceja y me sonríe.
--- ¿QUE?--le miro confundida y mira hacia las bolsas que todavía él lleva en las manos.
--- ¡Ah! ¡Eso! -- me rio de mi estupidez--- Pues no, en realidad no, pero digamos que estoy algo castiga.
---Uno no está algo castiga, lo está o no lo está así de simple--- me encanta su sonrisa, de alguna forma le ilumina los ojos y se le hace una pequeña línea de bajo de los mismo.
---Bueno pues entonces, lo estoy-- levanto mis manos en señal de derrota.
---Entonces tengo ante mí una chica mala y castigada--- me guiña un ojos y no sé por qué, pero siento que me sonrojo--- Cuéntame ¿qué pudiste hacer para que te castigaran?
---En realidad nada, y ya deja de mirarme así.
--- ¿Así como? te estoy mirando normal.
No le responde debido a que llega nuestra orden.
---Todo intenso, con esa mirada que deslumbra--- el achicó los ojos en mi dirección y tiene una sonrisa ladeada--- ¡Basta!--- él se echa a reír de mí.
--Entonces te deslumbró.
---A veces--- reconozco--- pero más que todo me confundes y frustras un poco.
---Oye que mala, con razón te castigaron--- lo miró sorprendida y me hago la indignada, pero terminó riendo.
----Buena está castigada se tiene que ir, si quiere volver a ver la luz del día.
---Pues déjeme escoltarla, No me gustaría que te pasara nada por el camino--- me dice mientras nos dirigimos a la puerta del local.
---No es necesario--- le aclaro, pero al colocar un pie afuera nuevamente esa sensación de ser observada se instala en mi pecho.
---Insisto-- dice ahora un poco serio, mirando a los lados, luego posa su mirada en mí y sonríe, pero por alguna razón sé que algo cambio.
----Está bien--- caminamos hacia mi casa en silencio, él mira hacia los lados y yo bebe mi chocolate e intento sentir el ambiente para saber de dónde proviene esa sensación, sin darnos cuenta ya estábamos parado frente a la puerta de mi casa.
---Bueno, Gracias--- antes de que reaccione le quitó las bolsas y me dispongo a entrar, pero siendo también perspicaz me sostiene de un brazo y me hace girar en su dirección quedando frente a frente.
---Me agrado compartir un poco contigo, Azabache---siento mis mejillas arder y se acerca cada vez más, estamos a escasos centímetros uno del otro y me mira fijamente con sus ojos oscuros, mi corazón se acelera y siento mis manos sudar frío, una alerta roja se activa en mi cerebro, me van a besar, ¡no es un simulacro!
---Al fin llegas, iba a salir a buscarte--- dice una voz detrás de mí, por lo que con la cara más encendida que un edificio en llamas, volteo para encontrarme a Erika mirando la escena desde la puerta, LA MATO.