Eunwoo quedó boquiabierto, con su auto chocado y una tarjeta en la mano; parado en medio de la calle, con gente que le miraba con disgusto. Bufó y miro con desgano al suelo.
< Yoon Sanha. >
Guardo la tarjeta en el bolsillo de su abrigo y se dirigió a su casa, conduciendo rápidamente, con las manos temblando por alguna razón extraña, con miedo de encontrar a otro chico motociclista despistado. No quería.
Su celular sonó y contesto, aun sin importarle las leyes de tránsito.
─ ¿Qué? ─dijo en un semáforo en rojo. Abrió los ojos más de lo común y quedo con la boca abierta─ Pero... habíamos acordado una segunda cita ─partió nuevamente─ Bien... como quieras ─colgó─ Maldición.
Cerró de un portazo.
Definitivamente este no era su día. Nuevamente había sido plantado por otra chica que sólo buscaba darse el lujo de salir con él y usarlo de accesorio, para luego cortarle justificándose con que era aburrido y monótono salir con él.
Eunwoo se dejó caer en el sillón, prendiendo la televisión. Necesitaba relajarse de todo el trabajo retrasado que tenía en la oficina, con aquellos empleados que más se distraían con las aplicaciones o algún juego del sistema en vez de desempeñar su función.
Minutos después de estar cambiando canal al azar, decidió que lo mejor era descansar. Se dirigió a la cocina en busca de algún aperitivo que comer antes de acostarse, sin embargo, luego de indagar en la alacena, microondas y refrigerador cayó en cuenta de que no había realizado las compras de la canasta familiar para esa semana. Aunque prácticamente no compraba más que comidas precocinadas o fáciles de realizar con la ayuda del microondas.
Eunwoo soltó un suspiro luego de tomar un gran vaso de agua. Esa noche no cenaría, por lo que optó por adentrarse a su habitación en busca de que le pasara el hambre y le llegara el sueño.
El día había pasado rápidamente. Entre sus deberes atrasados en la oficina y el silencio de los empleados por fin pudo culminar los documentos que tenía pendiente. Incluso tuvo que quedarse a almorzar y pedir la misma comida que todos, disgustándole al primer bocado. Sin embargo, al llevar horas sin comer tuvo que reprimir aquel tormento y alimentar a su cansador cuerpo.
Eunwoo ordenó los últimos papeles sobre el escritorio, apoyándose en su asiento reclinable para que descansara sus brazos. Una de las ventajas de ser el gerente de su oficina era que podía marcharse a casa más temprano que los demás, pero como buen jefe responsable había llevado los documentos a su oficina personal en su casa.
La tarde se sentía especialmente calurosa, por lo que intentando refrescarse se acomodó su abrigo. De éste cayó un pequeño papel amarillento. Se asomaba un número de teléfono y su mente se iluminó.
"Ese chiquillo me debe dinero"
─ ¿Aló? ─dijo lo más formal posible, mientras un señor le respondía desde el otro lado─ Am... ¿Se encontrará Yoon Sanha?
Eunwoo hizo una mueca bastante extraña al decir ese nombre. No sabía con exactitud a que se debía aquella sensación, pero de sólo recordar al castaño, y el choque que le había propiciado a su auto favorito; una corriente eléctrica recorrió su espina dorsal.
─ ¿No? ah... bueno, es que quería que... no, eso no.
Rio débilmente antes las palabras entusiastas de aquel señor.
─ Está bien, pediré Kimchi. Si... gracias ─colgó.
¿Qué diablos?
¿Porque no le había dicho a ese caballero que su hijo le había chocado?
Ni siquiera se entendía el mismo. Sin embargo, no podía negar que se le había antojado un buen plato de comida.
Eunwoo sólo esperaba que estuviera comestible y digno de su refinado paladar.
Veinticinco minutos después la puerta sonaba. Abrió la puerta y vio la cara de impresión del chico.
─ Volvemos a vernos, Yoon Sanha.