No le había quedado de otra más que recoger las llaves del suelo. Si no lo hubiera hecho sus padres le habrían reprochado desobedecer a su "amigo" luego de que Eunwoo lo acusara. Además de que podría haberse quedado horas en la calle por sus personalidades tercas. Ninguno quería perder ante el otro.
─ Está bien, amigo ─apenas escuchó la palabra amigo, le produjo cólera. Aunque el hecho de que no lo llamara Saniboo lo aliviaba un poco─ Mañana vendré a buscar tus cosas. ¡Nos vemos!
Lo vio arrancar el auto y rápidamente dio unos pasos al frente observando cómo se marchaba.
─ Hipócrita. Tirano. ¡Como te detesto, niño mimado! ¡Aish! ─reventó alzando los brazos, descargando toda su ira─ ¡Maldito hijo de su ricacha madre!
─ ¡Yoon Sanha! —la piel se le erizó al escuchar su nombre tras él─ ¿¡Qué son esos modales con tu amigo!?
─ Ese idiota no es mi amigo ─susurró para sí mismo sintiendo como su madre lo amenazaba con un cucharón.
Su vida había cambiado en un solo día. Con sólo cruzarse una persona en su camino. Toda la situación le frustraba.
Ayudó a sus padres el resto del día, teniendo que aguantarlos al hablar sobre lo genial que era que tuviera un amigo de semejante clase social y bien educado.
"Educación y amabilidad es lo que le falta a ese tirano"
Con aquellos pensamientos en su mente, finalmente el día terminó. Y el mañana se avecinaba.
Encerrado en su habitación, con un libro abierto, Sanha se encontraba estudiando. Sin embargo, no podía concentrarse. Sacó aquella llave que le había entregado en la tarde y poniéndola en frente de su lámpara la observó.
─ Ese tirano es... ─la puerta de su habitación de repente de se abrió.
─ Saniboo... ─una pequeña niña, de no más de diez años, entró con su pijama puesta y los pies descalzos─ No puedo dormir.
─ Claro Ha-chan, ven ─le abrió sus brazos para que lo abrazara.
Su hermana desde pequeña, escasos tres años, se había apegado hacia las caricaturas japonesas. Los llamados animes, por lo que cuando entró al preescolar había pedido que cuando la llamaran por su nombre añadieran Chan.
A Sanha le llevó días descubrir que era un sufijo honorifico que se usaba para referirse a adolescentes de sexo femenino y niños.
─ ¿Tuviste pesadillas? ─preguntó recibiendo una afirmación de la pequeña acompañada de un pequeño puchero─ No te preocupes que durmiendo conmigo ya no las tendrás. Ven vamos a la cama.
Agarró la mano de su hermana pequeña y la guio a su cama. Quitando las sábanas para que ambos se acostaran, sintió como ella se apegó a su cuerpo abrazándolo.
─ ¿Es cierto que ya no vivirás en casa? ─de la nada preguntó la menor─ No quiero que te vayas Saniboo.
─ Oh, Hayoonie —acaricio su cabecita despeinando sus coletas─ Aunque no esté en casa iré a recogerte de la escuela cuando pueda y también vendré a visitarte, ¿sí?
La pequeña de cabello castaño abrazó a su hermano mayor, acucurrándose en su pecho.
Si no fuera porque debía aquel dinero no tendría que irse de su casa, no se vería obligado a trabajar para pagar lo que debía y mucho menos tener que verle la cara aquel muchacho engreído.