No tenia escapatoria, no podía colocarme contra mi progenitor ni contra las leyes islámicas las mujeres no tenemos ni voz ni voto, por lo tanto seguimos a los hombres, nacimos para cuidar de la casa atender al marido y tener un centenar de hijos, callarnos al ver como tu esposo se casa con otra por la simple razón de que son inconformistas, he visto las disputas de mi madre he escuchado como mi padre le pide que se disculpe con su segunda esposa, humillándola delante de nosotros y ella, no digo que me caiga mal solo que comprendo a mi madre, yo no seria capaz de compartir el marido, y eso es a lo que temo con Asim, conociéndolo quizás llegue un día y pierda el interés en mí, y es allí cuando el amor se evapora.
Estoy casada, estoy muerta de miedo, el peso del vestido se a vuelto atosigador, todos sonríen todos disfrutan de la boda menos yo, odio sentir cosas por él odio ver como mi madre ama a mi padre y el ni le para, para él ella esta muy vieja, ya le dio lo que quería un hijo varón y una hija rebelde, ahora tiene otra esposa mas joven bonita y le ha dado otro hijo, ella es fértil y posee la capacidad de tener todos los hijos que quiera.
Miro a mi madre no quito la mirada de ella, puedo ver como mira mal a la mujer que le quito el puesto en el corazón de su amado esposo, puedo ver su odio, y así como la veo, ella se marcha, desde que supo ayer por la noche de que la segunda esposa de padre estaba embarazada se a mantenido callada al margen de todo, sabe a la perfección que si dice algo padre dejara de hablarle por semanas, y dormiría con su segunda esposa todas las noches.
-Por que ese rostro zawja (esposa)- miro al hombre que esta sentado al lado de mi, me envuelvo en esa gris mirada, es como la plata caliente y ardiente.
-Júrame que jamas te casaras de nuevo Asim, de que seré la única en tu vida- mi vista vuelve asía mis padres y Samara- prometelo Asim- sus manos toman de mi mentón y me hace verlo a los ojos, su nariz rosa la mía.
-Te juro y prometo que solo seremos tu y yo - susurra con aquella voz ronca llena de deseos y promesas y por un instante le creo- creo que ya es hora de que nos marchemos , deseo estar a sola con mi mujer.
Un escalofríos me recorre en el cuerpo, al escuchar solo esas simples palabras, soy su mujer, ahora tendré que cumplir con mi papel.
Después de un rato nuestros padres nos acompaña asía el lugar donde pasaremos la noche, la religión demanda que los recién casados deben permanecer una semana en el desierto en una carpa lujosa y bien equipada de lo necesario.
Pero en este caso preferimos pasar la noche en un hotel cinco estrella en Riad y la luna de miel la pasaremos en Dubai disfrutando de su belleza artificial.
Como demanda la tradición y en este caso por exigencia de mis padres quieren el certificado de mi virginidad entre aquellas sabanas blancas.
Es incomodo lo se, entramos en la enorme suite de uno de los hoteles mas caros de arabia, siendo mi suegro el dueño de ello, ese a sido su regalo de bodas junto con el viaje a Dubai y a las paradisíaca isla palmera, padre nos ha dado de regalo un equipamiento para la casa donde viviré con él.
Asim cierra la puerta tras de si, quedando así solo él y yo, lo miro nerviosa a sabiendas de lo que pronto sucederá, bajo mi vista a mis manos decoradas con henna.
-Donde están tus agallas ahora mi habiba, ahora te has quedado sin palabras... Acaso me temes- frunzo el ceño no lo miro no deseo mirarlo por que si lo hago ese sonrojo que siempre aparece cuando lo veo se mofara de mi delante de él.
Puedo sentir como se acerca a mi, su túnica larga y color crema aparece en mi visión, puedo sentir el palpitar de mi corazón- te lo ruego mírame- no lo hago, simplemente me mantengo allí, el miedo me llena todo el cuerpo, y esa misma pregunta llega a mi mente y si lo hago mal, y si no puedo complacerlo como todas esas mujeres que salían con él, la rabia llena mi sistema, todas esas mujeres con las cual salia sabiendo que yo seria con quien se casaría.
Sus dedos tocan mis mejillas, y la poca sumisión que tenia se va al borde del edificio mas alto, me alejo, me alejo de él, recordando todo, sabiendo que mientras yo esta allí esperando, él estaba con otras mujeres.
Mi mirada se encuentra con la de él, y niego- no lo voy hacer, no pienso estar contigo - lo odio siempre lo he odiado, arruino mi vida, por su culpa mi padre me comprometió con él, Asim siempre a sido un niño caprichoso, el me reclamo el le dijo a mi padre que quería casarse conmigo, y por ser el primer hijo de la familia Abdul a tenido todos los privilegios posibles, por ello padre acepto, por ser mujer mi padre me ha puesto de lado y me ha entregado al hombre que mas detesto en este mundo, a pesar de que mi cuerpo me delate.
-Pero que... Perla pero que tonterías estas diciendo, eres mi esposa, y hoy tenemos que cumplir, tu cuerpo todo de ti es mio ahora, así que déjate de bobadas- dice con el ceño fruncido, se acerca a mí, pero yo me alejo mas- ven aquí Perla, si no lo haces no querrás saber de lo que soy capaz- su voz suena autoritaria imponente, voy a correr pero el es mas rápido y me toma entre sus brazos pataleo trato de zafarme pero se me es imposible, el me lanza en la cama voy a huir de el me aprisiona con su cuerpo, el cabello se me a soltado, cayendo esparramado en la cama, su mano sostiene las mías con fuerza sobre mi cabeza, siento el calor de su cuerpo el olor de su perfume masculino, sus rostro tan cerca que incluso su aliento se mezcla con mi aliento, su otra mano recorre mi cuerpo, el calor se extiende por toda mi piel.
No dejo de mirar esos ojos, mi corazón late sin parar, esa corriente eléctrica me esta matando, se me hace imposible moverme mi cuerpo no sede esta paralizado embobado por sus calientes caricias.
-Eazizati alhulwa ( mi dulce miel)- susurra en mi oído, mi piel se eriza por completo, su risa se hace aparecer, tan ronca y varonil, por que tenia que ser tan hermoso.